"Esta es la historia de una pareja que podría ser cualquier pareja. Sobre un escenario eléctrico, visualmente arrebatador, lo autobiográfico se entrelaza con lo universal. La intensidad de las vivencias trascendentes alterna con la mecánica repetitiva de las rutinas. Los tiempos se diluyen y convergen: hoy, ahora, antes, mañana, ayer. Es también una mirada sobre lo que estamos viviendo: una pieza de contacto en un mundo en el que está prohibido tocarse. Una pieza acerca del lugar de los cuerpos en la era de lo virtual". Así se acerca Sharon Fridman a su última creación, Dosis de Paraíso, un manifiesto personal sobre el amor, las relaciones y la tecnología.