¿Qué es la Fundación Antonio Gades y a qué se dedica?
Eugenia Eiriz: Pues mira, la Fundación Antonio Gades es creada por el propio Antonio, es una de las últimas preocupaciones antes de dejarnos, antes de fallecer. Él había visto cuáles habían sido los precedentes en el mundo de la danza española y del flamenco y cómo algunos legados de otros grandes de la escena habían desaparecido con su desaparición física. Esto sabemos que no ocurre en el mundo del teatro, o en la pintura, o en la escultura, en otras bellas artes, pero en el mundo de la danza tampoco. El mundo de la danza clásica está acostumbrado a ver cómo los grandes legados sobreviven a los maestros. El mundo de la danza contemporánea también. Estoy pensando en Pina Bausch, estoy pensando en Maurice Béjart, en Estados Unidos la obra de Marta Graham. Sin embargo, en España, hasta el momento, los grandes legados de este gran exponente de la cultura española y de la cultura europea habían desaparecido con la desaparición del coreógrafo, del creador. Antonio no estaba preocupado por la supervivencia de su nombre, estaba preocupado porque él sabía que había recibido un gran conocimiento de sus maestros, que lo había podido transformar, y ahora quería depositarlo en las generaciones, en las nuevas generaciones para que pudieran seguir evolucionando a partir de estos cimientos que su obra suponía. Y por esto creó la fundación. La creó él cuatro meses antes de irse y empezamos a funcionar enseguida que él desapareció. Y hemos seguido 20 años. Hemos sido precursores, hemos tenido que ir haciendo, creando, como decía el poeta, haciendo camino al andar.
¿Qué era lo que quería Antonio? Me ha comentado que era perpetuar el trabajo, no su nombre, sino perpetuar esa forma de bailar tan particular. Y luego, sobre todo, ha hablado de los maestros, que yo creo que para Antonio fueron fundamentales, sobre todo coincidir con Pilar López, que fue un poco la que le abrió las puertas aquí en Madrid…
María Esteve: Para él los maestros son fundamentales. Parte de su baile, por no decir la esencia de su baile, es un enorme respeto al pueblo y a las danzas populares. Hay mucho del pueblo de España en todas sus danzas. Es un sello de una identidad que, como bien enseñan los maestros, se transmite de generaciones en generaciones. Y su danza estaba cargada de eso, de nuestra identidad, de un trabajo profundo no solamente de creatividad coreográfica o dancística, sino también de muchísima información que define quiénes somos y que ayuda a las nuevas generaciones a entender de dónde venimos a través de sus danzas y también a formarse nuevos bailarines. Nosotras hemos visto a lo largo de estos años, cómo por no tener a esos maestros o no poder estudiarlos, muchos bailarines que salen nuevos son muy talentosos y virtuosos en la ejecución, pero les cuesta llegar a su desarrollo personal porque no tienen toda esa información de esos maestros, ni ese bagaje que a través de mi padre hay muchísimas cosas que se pueden aprender de él como maestro, como de otros muchos maestros, que determinan y enseñan de dónde venimos y quiénes somos para luego también poder innovar. Porque no se puede innovar algo que no se conoce. Es fundamental que las nuevas generaciones tengan acceso a la historia de su país, en todos los ámbitos, en la literatura, en la pintura, en la danza, y que puedan estudiarla y que puedan adecuarla a su propia personalidad para su evolución. Y en eso también trabajamos nosotras.
En la Fundación hay una parte que es importantísima, que es la compañía que representa las obras de Antonio. ¿Se ha evolucionado a la hora de interpretar estas coreografías o se ha intentado ser lo más fiel posible a lo que él creó en su momento? Quiero decir, ¿el vestuario ha evolucionado? ¿Se ha mantenido igual?
Eugenia Eiriz: Tú sabes que Antonio, se dice de él que es un creador que no fue muy prolífico. Creó cinco obras. Y las cinco están consideradas cinco obras maestras. Él decía, yo he volcado en ellas todos mis conocimientos. Cuando hago una obra me quedo vacío, me quedo vacío como un tambor. Tengo que volver a vivir, tengo que volver a viajar, a enamorarme, a visitar museos, a leer. Porque vuelco, me vacío realmente. Él pensaba que cuando volcaba una obra al escenario, cuando la volcaba al público, ya contenía todo lo que él había querido contar, lo que él había querido. Cuando me hacen esta pregunta, me pregunto si nos vemos, por ejemplo, delante de una gran obra de la pintura, como por ejemplo el Guernica. Si nos hacemos esta pregunta, si tenemos necesidad de cada vez que la vemos ver algo diferente. ¿O somos nosotros los que, el espectador, es diferente? El que vive algo, el que siente el arte de una manera distinta. La emoción que Antonio nos regala, que los creadores nos regalan, es distinta porque nosotros somos distintos. ¿Cuál es la dificultad en el ballet, en la danza? Que está viva la obra. En cada uno de sus intérpretes es diferente cada vez que la vemos, en cada uno de sus intérpretes. Pero los dibujos, los colores coreográficos, la luz tan importante en la obra de Gades, y que es también parte del patrimonio español porque sabemos que está inspirada en la luz de las obras de Velázquez, de Goya. Y ahí es donde radica lo especial y lo esencial.

Ahora no se baila igual que se bailaba en la época de Antonio. Quizás en su época se buscaba menos el virtuosismo, y se buscaba que el público sintiera, o sea, emocionar, transmitir sensaciones y emociones
María Esteve: Creo que para él era fundamental. La danza de Gades aquí es una escuela. Es una escuela que se enseña a través de nosotros, de la directora artística de la compañía, Stella Arauzo, que bailó con él durante tantísimos años, y fue su Carmen. Quizá tiene que ver con la danza de la época, pero también con su concepto dancístico y con lo que él quería mostrar. Quitar todo tipo de superficialidades para dejar las líneas rectas y trabajar con las emociones. Nosotros también consideramos que era fundamental, como dice Eugenia, mantener sus coreografías intactas con la personalidad única de cada bailarín, pero todo lo demás conservarlo porque, además, estas obras son importantes por otro motivo, porque son las precursoras de lo que hoy conocemos como esas historias narradas a través del flamenco. La gente no sabe que por primera vez en la historia de la danza, del flamenco, empiezan a narrarse historias de esta manera con Bodas de sangre. Ahora estamos acostumbrados a ver Cármenes por todos lados. Bueno, pues esta es la primera Carmen, donde se utiliza el flamenco, donde se mezcla la música culta con el flamenco. Y ahora mismo sigue siendo una de las únicas compañías que lleva flamenco en vivo. Tenemos la necesidad de poder acercar a la gente no solamente entretenimiento, sino cultura. Es necesario cuidarlo y no desvirtuarlo, porque ¿qué hace pensar que algo que nosotras podamos cambiar, vamos a mejorar algo, que además, aparte de historia, son sentimientos profundamente contemporáneos? Y la cercanía de la gente es como si estuvieran hechos hoy en día, pero Bodas de sangre transcurre donde transcurre, y su vestuario y sus pausas… Muchas veces dan ganas, porque la obra de Gades tiene un punto incómodo. Él juega siempre con la vida real, con silencios que te rompen el alma, los apura hasta el mínimo momento, te hace pensar. Cambiarlo no es posible. Para eso estamos nosotras, para que nadie lo cambie.
Antonio fue precursor de este tipo de ballets argumentados, que contaba una historia de principio a fin, a través de la danza, a través del flamenco. ¿Con qué obra creen que él se sintió mejor? ¿Cuál es la obra que hizo “más Antonio Gades”?
Eugenia Eiriz: Hombre, es muy difícil. Lo que sí que es verdad es que hay una evolución de un creador consciente en esa evolución, que pretende evolucionar. Y por supuesto, por desgracia, la que es su última obra, que es Fuenteovejuna, donde pone de manifiesto plenamente eso que él siempre había dicho, el coreógrafo que de verdad conozca el baile popular español se puede convertir en uno de los mejores coreógrafos del mundo. Tal es la riqueza que tiene de expresión, la posibilidad de contar cosas a través de toda esa ceremonia que narra el baile popular español. Y lo pone de manifiesto en esa Fuenteovejuna, que tiene sobre el escenario a un pueblo, ese pueblo de Fuenteovejuna, que no se baja del escenario en ningún momento, que hila con estos bailes populares. Música de Músorgski, trompetería barroca, gregoriano, y el público no se da cuenta de estos cambios que hay de tiempo y de lugar. Consigue hilar esto, repito, con el baile popular y crear una gran obra. Esa búsqueda perfecta de la mezcla entre lo culto y lo popular que tantos creadores buscan. Fíjate que Fuenteovejuna ha llevado a los escenarios más importantes del mundo el baile popular español, sin alterar, sí coreografiado, naturalmente, pero que es un logro, yo creo, único en la historia, no de la danza española, sino de la danza mundial. Y luego además Fuenteovejuna también responde a ese deseo del creador de hacer un homenaje, porque no podemos olvidar el pensamiento social de Antonio, de hacer un homenaje a la solidaridad de los pueblos, que eso para él era fundamental. Le producía una grandísima admiración los pueblos que luchan. Él decía, ojo, no los que ganan, los pueblos que luchan. También ese gran homenaje a la mujer que se ve en toda su obra y que por supuesto está también en Fuenteovejuna, porque no podemos olvidar que en Fuenteovejuna, en la Fuenteovejuna de Gades, son las mujeres las que se duelen en conjunto de la afrenta a una de ellas y las que levantan al pueblo, las que dicen hasta aquí se ha llegado y levantan esta revolución.
María Esteve: Es un conjunto muy potente. Yo creo, como dice Eugenia, estoy totalmente de acuerdo con ella, pero en cada momento es una obra en particular, porque Bodas de Sangre, por ejemplo… Nosotros recordamos la trilogía Gades-Saura, pero Bodas de Sangre es previo a la trilogía. Él monta esta obra y en ese momento empieza a investigar sobre esta línea dancística, interpretativa. Él venía también no solamente de la danza, él había hecho muchísimo cine. Siguió haciendo cine a lo largo de su vida, con lo que su capacidad narrativa era muy grande, pero no se había hecho nada igual. Y a partir de ese momento, en ese desarrollo de esa carrera, llega a Fuenteovejuna, pero habiendo conseguido dar ese primer paso con Bodas de Sangre y después narrativamente con la Carmen también. En cada momento, cada obra supone un hito y un avance. Una manera diferente y única de contar y de cambiar la escena dancística de nuestro país y acercar a nuevos públicos, con todo respeto, nuestra cultura.

Yo creo, María, Eugenia, que Antonio podemos decir que alcanzó su plenitud, su madurez artística con Fuenteovejuna. Desgraciadamente se nos fue muy pronto. Si hubiera vivido más, yo creo que esa plenitud podría haber llegado a, no sé, a hacerse muchísimo más grande…
Eugenia Eiriz: Él se queda con un sueño, que fue el poder hacer una obra inspirada en el Quijote, que muchas veces se acercan a nosotros y nos dicen, ¿por qué no…? Él mismo decía, poco antes de morir, “Yo creo que soy demasiado mayor para algunas cosas y demasiado joven para otras. Le tengo muchísimo respeto a esta obra, todavía no me atrevo”. Tenía ya 65 años cuando hace estas declaraciones y hubiera sido muy, muy, muy interesante porque además hubiera trabajado con una parte de la danza española que muy pocas veces se nombra, que son las danzas históricas. ¿Qué capítulo del Quijote hubiera elegido Gades? Ni siquiera eso sabemos. Ni siquiera cuál habría sido. Yo me lo pregunto muchas veces.
María Esteve: Muchas veces yo también me lo pregunto, porque no es la obra completa. O sea, quiero decir, hay frases simplemente que para entenderlas se tarda toda una vida. Y por eso es tan importante y por eso trasciende generaciones su obra. Porque está cargada de verdad, de emoción y de conocimiento que solo lo da el entender realmente lo que hacía. De ahí las obras. No se puede hacer una obra al año rápidamente. Nos preguntamos qué hubiese elegido del Quijote, qué capítulo nos hubiera contado, la verdad. Nos ha dejado cosas maravillosas y seguiremos cuidándolas y haciendo que lleguen a todas las personas, a todo el mundo, que es donde tiene que estar la obra de los maestros, en manos de la gente para su conocimiento.
¿Estaba orgulloso de sus incursiones en el cine, de haber coincidido con Saura, de hacer estos montajes que la gente podía ver en teatro, de haberlos llevado al cine desde otro prisma? El ojo de la cámara está muy bien dirigido. Muestran lo que quieren mostrar…
María Esteve: Tienes que pensar también que antes de esta trilogía él ya llevaba una carrera cinematográfica importante. Lo hemos visto bailar en la Rambla de Barcelona, lo hemos visto bailar en Los Tarantos, ha hecho cine social con Camus. Él tiene una influencia cinematográfica no solamente de su paso por el cine, sino también por las personas y los amigos relacionados con las artes con los que coincidió que le influyen enormemente para llegar a realizar esta colaboración con Carlos. Que en principio nace como un proyecto. Sabes que nunca se sabe lo que va a ocurrir, con Emiliano Piedra. Yo recuerdo mi infancia, Carlos y mi padre a la gresca todo el día, o sea, creo que hicieron una combinación muy buena. Ya estaba preparado para eso, fue una colaboración estrecha, difícil y fácil al mismo tiempo. Y sí, bueno, estaba contento con Bodas de Sangre, estaba contento con su colaboración. Yo creo que entre los dos consiguieron algo impensable en aquel momento. Es que ahora nos parece todo muy fácil.
Eugenia Eiriz: Yo creo que inauguran un género. Un género que se inaugura con esa película, Bodas de Sangre, que rueda un ballet de Antonio Gades del año 74, que continúa con Carmen y que se cierra con El amor brujo. Un género que se inaugura con Bodas de sangre y que se cierra con El amor brujo. La trilogía Gades-Saura.

Detallando, esquematizando, ¿cuáles son las actividades que desarrolla la fundación?
María Esteve: Yo aquí quería hacer un inciso, y contaros, porque muchas veces cuando hablamos de familiares, de un maestro, se queda difuso en el aire, bueno, pues se lo llevan, lo quieren, cuidan su legado. Y aquí ahora, hablando de patas de actuación que tiene la Fundación, también quería decir y contar cómo ha ayudado tantísimo, por ejemplo, Eugenia. Aparte de ser la viuda de mi padre y la directora general de la Fundación, venía con un trabajo de muchísimos años en el Teatro Real. Yo venía del mundo de la interpretación y de un profundo conocimiento de la obra de Gades. Pero Eugenia, cuando llega a la Fundación y cuando realmente ya asume la dirección general de la Fundación, empieza a plantear proyectos que son, para mi forma de entender nuestra labor, extraordinarios y que abre diferentes líneas de actuación dentro de la Fundación, como el curso Flamenco en el Aula después del conocimiento con Mary Ruth McGinn sobre una forma de docencia muy especial, entre otras muchas patas que ella nos puede contar mejor las líneas de actuación. Pero sí que creo que es necesario saber porque cada pata de la Fundación tiene un trabajo de investigación muy preciso. Aquí es importante salvaguardar realmente la cultura y llevar a nuevos públicos no solamente la danza, sino lo que se siente, lo que se vive a través de ella. Trabajamos también, por ejemplo, con la Fundación Esfera durante muchísimo tiempo, con programas de psicomotricidad para gente con discapacidades, que a través de la danza… Dejo a Eugenia que os lo cuente.
Eugenia Eiriz: Es un regalo para ellos y un regalo para nosotros. Me gustaría transmitir que el nombre de Antonio Gades, aparte del trabajo que da a los artistas, a los bailarines y a los técnicos cada vez que se pone una de sus obras en escena, regularmente da trabajo a ocho personas, es una entidad dentro de la danza, estamos hablando de danza en España, de cierto peso. Mantenemos una escuela. Hay que decir que nuestra sede está en Getafe, en una antigua fábrica de harinas. Esto nos encanta, que sea una antigua fábrica de harinas, porque Antonio siempre decía: “Yo no soy un artista, yo no sé lo que es ser un artista, yo soy un trabajador de la cultura, si lo que se produce entre yo y el espectador, cuando bailamos, esa corriente es arte, eso es el arte. Pero soy un trabajador de la cultura”. Entonces, que la casa de la Fundación y de la compañía Antonio Gades, hoy, en esta ciudad de Getafe que nos acoge, sea una antigua fábrica de harinas, yo creo que no es casualidad. Siempre siento que hay cierta mística en nuestro trabajo. Está eso de la ética y de la estética que a Antonio Gades le pasó Pilar López y también, en nuestro caso, un poco la épica. Porque es un esfuerzo muy gordo, no quiero ocultarlo. Mantenemos una escuela abierta para que la gente de Getafe pueda disfrutar de estas instalaciones, que son del Ayuntamiento de Getafe, y también de la danza, de todo lo bueno que nos trae la danza, a nuestro cuerpo y a nuestra mente. Y tenemos 470 alumnos, alumnos y alumnas principalmente, porque es verdad que la mujer en este mundo de la danza tiene mucha más preponderancia, siempre la ha tenido. Se acercan mucho a nosotros desde instituciones o gente que está investigando sobre Gades, pues nuestra obligación también es un poco guiarles en esa investigación, no dirigirla. Me enorgullece decir que, por ejemplo, la última biografía que se ha escrito sobre Antonio, la del escritor argentino Julio Ferrer, no son dirigidas. A nosotros nos gusta que se acerquen a nosotros y quieran investigar y quieran… también contarnos a nosotros sobre Gades. Para eso hemos posibilitado y hemos mantenido abierto durante muchos años en la Fundación el archivo Gades, que se ha estado catalogando allí, y que hoy en día, y gracias a un acuerdo con el INAEM, tengo que decir, se está custodiando y difundiendo al más alto nivel, a través de la red, en el Archivo Nacional de Teatro, en el CDAEM, muy importante para nosotros también. Pero eso también ha sido un gran trabajo de la Fundación. El Ballet Nacional de Cuba, por ejemplo, va a volver a poner en escena Bodas de Sangre. Antonio decía “Yo estoy buscando crear un ballet español que sea susceptible de ser bailado por cualquier bailarín del mundo. Y cuando crea Bodas de Sangre lo logra. Y Bodas de Sangre ha sido bailado no solo por el Ballet Nacional de Cuba, que lo mantiene en repertorio, sino por la Ópera de Nancy, la Ópera de Magdeburg y el Ballet de la Ópera de Magdeburg. Y está el bailarín Joaquín de Luz, que siempre ha mostrado un grandísimo respeto y unas grandísimas ganas de enfrentarse a Gades, al mundo Gades, y va a encarnar el rol de Leonardo en el Festival La Huella de España, que va a tener lugar en Cuba en abril, con el Ballet Nacional. Estamos trabajando también con Joaquín, que está siendo una experiencia muy interesante.
María Esteve: Además hemos desarrollado concursos para acercamiento de nuevos públicos. A Gades le encantaba la pintura, la escultura, eran muy importantes en su composición coreográfica y creativa, pues hemos abierto durante dos años un concurso de artes gráficas. Para todo el mundo. Pueden participar desde cualquier lugar del mundo.
Eugenia Eiriz: Este año volvemos a lanzarlo.
María Esteve: Con una frase, Gades, concreta, y nos mandan diseños… Es una fundación que está continuamente viva. Y lo de la fábrica de harinas y estar conectado con la creatividad, a mí me tiene loca porque cada mañana que se levanta Eugenia Eiriz tiene un nuevo proyecto a desarrollar.
Quien quiera indagar más sobre la Fundación imagino que habrá una página web donde puede dirigirse para ampliar conocimientos
Eugenia Eiriz: www.antoniogades.com y ahí podéis ver la gira de la compañía Antonio Gades. Estamos muy contentas y muy emocionadas de poder presentar esta Carmen en este año tan especial de homenaje a los 150 años de la obra de Bizet. Y también les invito a visitar la página del CDAEM, porque en esta página, además de tener acceso a otros grandes maestros, como Vicente Escudero, por ejemplo, legados de otros grandísimos maestros, se puede tener acceso a la documentación que hay de Antonio Gades.

María, Eugenia, ¿cómo era Antonio Gades?
María Esteve: ¿Cómo era? Bueno, pues cómo era como creador, cómo era como padre, cómo era como persona… Como persona, era una bomba de relojería. Era una persona… tremendamente inquieta. Era un hombre que jamás se paró a ver lo bonito de los animales en La 2, sino que iba donde vivían los animales directamente a ver cómo vivían. Era un espíritu inquieto, necesitaba comprender cómo funcionaban las cosas, todo, cualquier cosa, cómo se movía un niño, dónde tenía la… por qué dejábamos de ser como éramos, todo en él era una investigación continua. Eso provoca muchos sentimientos en una persona profundamente sentimental, con el sentimiento a flor de piel, y con un enorme sentido del humor.
¿Qué recuerdo le viene a la cabeza cada vez que te acuerdas de tu padre?
María Esteve: El mar. Gritar en el coche acercándonos al Mediterráneo. Era de mar. Era un lobo de mar. Me acuerdo de él en muchas circunstancias. Me acuerdo de él, me vienen, me asaltan muchísimos recuerdos de muchísimos momentos y cada uno tiene un momento especial. No era persona, no era hombre de recordar solo con un recuerdo, que prima por encima de todos. Era un ser extraordinario, como una batidora de esas personas que llegan a tu vida y no sabes lo que ha pasado. Yo muchas veces me da mucha pena no haber sido consciente de pequeña, no haber tenido mente de adulta para poder haberle escuchado en cada momento. Porque él se sentaba contigo a comer y en el mismo mantel del restaurante cogía un bolígrafo y aquello era para verlo. Mira, porque el sol sale por aquí, porque se pone por aquí. Y muchas de esas conversaciones de niño, que uno no está preparado todavía, y dices qué pesado es mi padre. Y ahora digo si yo pudiera retroceder. Volver atrás y volver a prestarle atención al milímetro, porque era un ser profundamente interesante. Sí, provocaba pasiones, filias y fobias también, todas estas personas las provocan, porque no era indiferente lo que dejaba cuando llegaba o cuando se iba de tu lado.
¿Era un hombre estricto, sensible pero con un carácter complicado?
María Esteve: Según a quién le preguntes y la época del tiempo…
Eugenia, es un hombre que ha marcado también su vida…
Yo creo que es una persona que los que hemos tenido la suerte de estar a su… no voy a decir a su sombra, voy a decir a su luz. Nos ha iluminado a todos. Porque tenía la capacidad de ver en tu interior y de iluminarte y de sacarte lo mejor. Yo cuando le he conocido principalmente lo que he visto es, lo primero, su extraordinario atractivo, que lo ha mantenido, extraordinario atractivo. Me acuerdo cuando entró en la cantina del Teatro Real, que era donde trabajaba, y estábamos allí reunidos, esperándole también porque iba a ser la rueda de prensa, y cuando entró fue como si entrara Napoleón. O sea, una belleza, sin quererlo él, ¿verdad? Porque tenía una grandísima naturalidad. Pero claro, que era un hombre extraordinariamente atractivo y con una gran pasión por la vida. A mí me llamó muchísimo la atención desde el principio su capacidad de curiosidad, que no perdió nunca y que le hacía más joven que nadie. Nosotros, la diferencia de edad que teníamos era una diferencia de edad grande, pero para mí él siempre era más joven. Por esa curiosidad, esas ganas siempre de verdad, que eran de verdad, de encontrarse con algo nuevo o con una persona nueva y de escuchar, de aprender y de querer saber más. Eso es una fuente constante de energía. Y luego también, otra cosa que para mí me produce un respeto enorme, es la bondad. El amor al ser humano, que no significa la perfección, nadie lo es, pero él es Antonio Gades. Nos ha dejado todo. Todo esto. Alicia Alonso lo define de una manera que a mí me encanta, que decía “Antonio Gades, que no es un hombre perfecto, sin embargo, es un hombre ejemplar, porque amaba al ser humano, defendía al ser humano”. Y eso para mí es un orgullo.
¿Qué le preocupaba a Antonio, Eugenia?
Eugenia Eiriz: Que era consciente de qué es lo que él había hecho en su vida y que quería que sirviera para que las nuevas generaciones siguieran construyendo sobre esto.
Dígame un recuerdo de niña, María
María Esteve: Un recuerdo de niña es cuando venía en Altea, cuando se retiró en Altea, y llegaba del mar. Y recuerdo el día que se quitó la barba y no lo reconocía. Lo recuerdo, recuerdo estar siempre con él. Recuerdo en sus hombros, ir a la lonja a comprar pescado fresco por la mañana. Recuerdo que no quería que se fuera. Es que, claro, los tiempos han cambiado mucho. Antes, cuando estas personas iban de gira, era difícil hablar con ellos. Ahora cogemos el móvil y cenamos con nuestro familiar en la otra punta del mundo. Pero recuerdo la fiesta que era cada vez que venía. O esperar a que llamara, cuando se tenía que ir a trabajar. Entonces esos años de Altea los recuerdo cada minuto, porque ahí estaba todo el tiempo.
Me ha hablado mucho del mar Mediterráneo. Estaba muy patente en la vida de Antonio Gades. No sé si en la obra coreográfica en algún momento ha hecho alusión a ello…
María Esteve: Yo creo que el mar, más que una alusión en su obra, es un personaje en su vida súper importante. Va con él de la mano siempre. Y creo que el mar es lo que le ha dado en muchas ocasiones esa calma, ese sosiego y esa conexión mental y espiritual porque era una persona profundamente nerviosa, inquieta intelectualmente. Es una pieza clave en el proceso creativo para poder construir estas obras. Más que como un elemento coreográfico, como una herramienta dentro de su forma de ser, un conducto para poder canalizar todos esos aprendizajes. Era donde él se sentía en calma. Y es importante la calma, porque si no su cabeza hubiera reventado totalmente.
¿Qué le unía a Cuba? Cuba es un país que también está en la vida de Antonio. Al final, corríjanme si me equivoco, sus cenizas reposan en esta maravillosa isla…
Eugenia Eiriz: Antonio era un hombre que había viajado muchísimo, que había conocido muchísimo. Para mí, siempre, cuando hablamos de la vida de Antonio, incluso aquí en la Fundación, y hacemos un paseo por una exposición divulgativa que tenemos sobre su obra, terminamos con un capítulo que para mí es muy impactante, que es cuando cinco meses antes de fallecer toma su velero, el Luar 040. Sabiendo ya de la cercanía de su muerte, con otros tres marineros, inicia una travesía transatlántica hasta la isla de Cuba. Las noches en el mar, yo no sé, la gente se puede imaginar, quien no navega se puede imaginar que uno se sube en un barco y es como una autopista. El mar tiene días luminosos, tiene días salvajes por la lucha con las olas y con las tormentas. Fue un viaje muy, muy duro. Las noches son muy, muy oscuras, son negras. Yo quiero que pensemos en este hombre, en este intelectual de la cultura, en este pensador, que enfrenta este último viaje y se enfrenta a estas tormentas, a estas noches. Y pienso qué claridad tenía en su alma para dar este último grito de amor a la vida, que es montarse en un velero y el hacer esta travesía transatlántica, pero también a la isla de Cuba y a lo que representaba esa revolución. No fue un viaje en un transatlántico placentero, no. Es un viaje que te enfrenta con tu yo más profundo y de lo que nos tiene que admirar de todo este yo es la consecuencia a lo largo de toda su vida, del principio al final, de la autenticidad de su pensamiento y de lo que él veía en esta revolución cubana, y que quiso decir hasta el último momento, hacer este grito y esta llamada de atención hacia ella. Y efectivamente sus cenizas reposan allí, no porque él lo hubiera pedido, él quería que sus cenizas fueran llevadas a Cuba, las lleváramos nosotras, y fueran lanzadas al mar. Pero en el último momento se tomó la decisión y se le invitó, se le dijo, queremos que reposen aquí, queremos que estén aquí con nosotros. Y por eso están allí, en un lugar de máximo honor, en un lugar donde solamente hay combatientes de la Revolución Cubana. Ahí están las cenizas de Antonio Gades, un hombre consecuente, que nació, vivió y habló.

Qué emocionante hablar con ustedes. Yo creo que Antonio está más vivo que nunca. Nos faltará físicamente, pero Antonio está más vivo que nunca
María Esteve: La energía no se muere, se transforma. Y lo impresionante y lo bonito es que ya vamos a través de, no solo de la Fundación, de la compañía, por la tercera generación de bailarines que empiezan a tener conocimiento de su obra. Esto no acaba aquí, esto con nosotras acaba de empezar. No hay un precedente como este en este país sobre una Fundación que cuide un legado de este modo. No hay un precedente de que ya haya bailarines con mucho cuidado, porque si hay algo que tiene la Fundación es realmente el cuidado de la obra de un maestro, para que no se desvirtúe su repertorio, que España es un país que tiene muy poco repertorio. Se estudia ya en los conservatorios de danza. Esto es imparable. A los neófitos y a la gente que le gusta la danza y que tenga ganas, ya les hemos dicho que se pueden acercar a nosotros a través de Instagram, de la página web. Nosotras vamos a estar siempre publicando todo lo que hacemos y nuestra intención, como bien decía Eugenia, es continuar no solo con su legado dancístico, que tiene que ver también con su legado social.
Es maravilloso y emocionante bucear en la vida artística, personal, profesional de un genio como Antonio Gades. ¿Qué creéis que pensaría él si levantara la cabeza y viese la que hay aquí organizada?
María Esteve: Él tiene la cabeza muy levantada. Nosotras hemos llegado hasta aquí porque yo estoy convencida de que de alguna manera siempre ha estado con nosotras. ¿Tú qué opinas?
Eugenia Eiriz: Yo creo que estaría orgulloso y creo que también admirado. Porque él sí sabía que la fundación iba a salir adelante, pero la compañía…
Pero la dimensión que ha cogido… Quizás, a lo mejor él no lo veía, ¿o sí?
María Esteve: Es que es mucho suponer. Nosotras nos hemos dado cuenta, como cuando nos miramos y decimos, querida, que somos empresarias, tenemos aquí en nuestras manos un legado importantísimo. Son 20 años ya, o sea, que hemos dedicado la vida. Que esta mujer maravillosa esté aquí al cargo de todo esto, que juntas… que Estela siga aquí y que todo lo que ha pasado…
Eugenia Eiriz: Que podamos estar dando trabajo también a tanta gente. También eso es un orgullo. Sí.
María Esteve: Y viendo lo difícil que es en ocasiones luchar con todo esto, porque como decía Eugenia, somos una compañía privada de las más grandes prácticamente de Europa. Es muy difícil de mantener esto con poco fondo. Y no hemos cerrado en 20 años. No hay una compañía en este país en 20 años, yo creo que hay una, que no haya cerrado en tanto tiempo. Si era un hombre que celebraba una sonrisa, pues imagínate cómo se debe estar sintiendo en este momento. Contentísimo.
¿Qué se necesita para seguir manteniendo este legado vivo de un genio? Porque, si me lo permitís, yo lo voy a tildar como genio de la danza española.
Eugenia Eiriz: Bueno, qué difícil, porque lo que siempre demandamos es mayor atención por parte de las instituciones. La compañía Antonio Gades, que hace las obras de Antonio Gades, mueve un grandísimo número de personas y normalmente las compañías de este tamaño son compañías públicas. Esta compañía, que es una compañía que sigue siendo muy relevante y que tiene una agenda internacional importante, podría llevar la obra de Gades a muchísimos más sitios si tuviera una posibilidad de llegar a los mismos precios que van las compañías estatales, o que están apoyadas a nivel estatal en el mundo entero. Estos grandes legados de los que hemos hablado antes, de Maurice Béjart y de Pina Bausch, cuentan con grandes apoyos. La compañía Antonio Gades es un proyecto que funciona. No es un proyecto que para sobrevivir necesite una subvención, pero sí necesita que se encuentren cauces, formas de que desde el Estado se la pueda apoyar. ¿Por qué? ¿Porque es la compañía de Antonio Gades? ¿Es la compañía del papá de María o de mi esposo? No, porque es un legado de verdad fundamental de España, porque nos habla, pone a España en su lugar, en cuanto a lo que culturalmente ha provisto al mundo. Es un exponente, de los mejores valores que tenemos. Y hay que intentar apoyarlo también desde las instituciones. No se puede dejar solamente en manos de la familia.
María Esteve: Necesita, yo creo, de un país que cuide su cultura. Necesita de un país que entienda que la cultura no solamente es entretenimiento, es educación. Y a través de ella es la única manera de crear libre pensadores y gente, y es el país que queremos. A nosotras nos encantaría que nuestra compañía, que estos bailarines soberbios que viven el legado de Gades con esta pasión infinita y este respeto para poder transmitirlo a nuevas generaciones, pues tenerlos aquí todos los días ensayando, sin necesidad de tener un lugar, una sede. Esto es algo que ha caído en nuestras manos, pero pertenece a todo el mundo. Es una fundación sin ánimo de lucro y es una compañía que acerca la cultura al resto del mundo. Para que estos bailarines puedan seguir desarrollándose, haciendo su trabajo con dignidad, pudiendo comer todos los meses, teniendo una sede, yo creo que haría falta que España no tuviera solamente un nacional, sino que cuidara a sus maestros y que los protegiera para su difusión y para el entendimiento de lo que es nuestro país. Nosotras podemos seguir trabajando y vamos a seguir trabajando y seguirá en pie, pero que sería realmente lo que yo creo propio, justo y consecuente es eso, que nos perteneciera a todos, que nos perteneciese a todos la obra de Gades.

María, ¿nos invita a ver esta Carmen en el Teatro Albéniz que llega a Madrid? ¿Por qué tenemos que visitar esta reposición de la Carmen de Gades?
María Esteve: Mira, me emociono y todo. Yo no sé si dejar a Eugenia, que nos lo diga ella. Os invitamos todos a ver esta Carmen de Gades porque es mítica Hay un aniversario muy importante donde vamos a escuchar la música culta con el flamenco, porque es pura emoción, porque habla de nosotros, de todos, porque todo el mundo se va a sentir identificado con las emociones, con los sentimientos, porque va a entender la música de otro modo, porque te llega al corazón, porque es nuestro, porque está vigente. Y porque se lo van a pasar bomba. Porque son de esos espectáculos que yo lo veo mucho en todo el mundo. Cuando viene de repente una parejita que ha llegado, te quieres más. Sales de la función y te quieres más. Quieres bailar, quieres besar, quieres vivir. Y eso es un regalo que nosotros vivimos con especial emoción y que queremos que la gente también lo viva. ¿Y tú quieres añadir algo a esta invitación?
Eugenia Eiriz: A quien la haya visto y se haya emocionado con ella, que no dude que va a volver a emocionarse. Quien no la haya visto, que se pregunte, ¿por qué una obra ha trascendido 40 años a su creación? Qué es esta obra que en París va a estar ahora mismo cinco funciones en la sala Pleyel, con todas las entradas vendidas desde hace ya muchísimo tiempo. Que va a viajar a Florencia, que va a visitar lugares emblemáticos y ahora viene Madrid. ¿Por qué sigue viéndose y arrebatando al público del mundo entero? Si no la has visto, ven a verla, porque es única. No hay nada que se parezca a la Carmen de Antonio Gades y Carlos Saura.
Quiero cerrar la entrevista hablando del maravilloso libro que el CDAEM publicó el año pasado sobre la obra de Antonio Gades. ¿Cuál es el contenido de esta publicación? ¿Qué es lo que se ha recogido?
Eugenia Eiriz: Me alegra muchísimo que saques este tema a colación. El año pasado se cumplieron 20 años de la muerte de Antonio y salieron tres publicaciones sobre su obra. Una de ellas esta. Y es lo que os hablaba antes, de la posibilidad que ha dado, precisamente, el archivo, que ha surgido precisamente de la Fundación, de que se estudie a Gades desde múltiples puntos de vista. Y el análisis que se ha hecho en el CDAEM a partir de esta documentación de la visión de Antonio Gades de los clásicos de la literatura española es algo diferente, algo que la Fundación no podría haber hecho. Es una mirada nueva, es un libro que es teóricamente muy interesante por el contenido de sus textos y también visualmente maravilloso por los documentos que han rescatado sobre esas creaciones y esas visiones de Antonio Gades y los clásicos. Desde la página web del CDAEM se puede tener acceso a esta publicación.