En una época donde la humanidad busca respuestas en los confines del universo y se aferra a la esperanza en medio de la incertidumbre, esta propuesta desafía las convenciones teatrales y nos invita a reírnos de nosotros mismos y de nuestro destino. Si desean experimentar un viaje mágico a través del tiempo, los sueños y las estrellas pueden visitar el Teatro Bellas Artes hasta el 19 de mayo.
Después de su paso por el prestigioso Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, conocemos la historia de una pareja de jóvenes con sueños divergentes transformados en personajes mitológicos. Deucalión (Pablo Mejías) anhela conquistar Marte y regresar como un héroe, mientras que Pirra (Raquel Bravo), inspirada por su madre Pandora (Sandra Carrasco), desea desenterrar la historia de la Tierra y encontrar la piedra filosofal de la Esperanza para apaciguar a Zeus y liberar a la humanidad de sus castigos. Talía (Emma Ozores), la Musa de la Comedia, ve en ellos una oportunidad para vengarse de su hermana Melpómene (Concha Rodríguez), la Musa de la Tragedia. Con la ayuda de su padre, Zeus (Juan Meseguer), Talía lleva a Deucalión y Pirra al Olimpo donde la magia, el juego, la inteligencia artificial y la comedia cambian su destino.
Escrito por Concha Rodríguez, el libreto destaca por su ingenio y profundidad, logrando una mezcla armoniosa entre humor, mitología y reflexión contemporánea. La también directora y actriz, licenciada en Filosofía y Letras, ha creado un texto arraigado en los mitos clásicos, pero sorprendentemente actual y relevante. Aunque la intención es clara y noble, la estructura del libreto puede resultar confusa. Esta amalgama de ideas rica en contenido, a veces se siente desorganizada, lo que puede dificultar la comprensión del mensaje central. Los diálogos son uno de sus puntos más fuertes. Rodríguez (El Velo de las Mariposas, Homenaje Inesperado, Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal) ha dotado a sus personajes de voces distintivas y auténticas. Las interacciones entre Deucalión y Pirra están cargadas de significado y logran ser ligeras y entretenidas. Las intervenciones de Talía y otros personajes divinos están llenas de ingenio y sarcasmo, ofreciendo momentos de risa genuina mientras plantean preguntas sobre el destino y la esperanza.
Otra de las señas distintivas de esta producción es la combinación de mitología clásica y los avances tecnológicos. La autora ha logrado encapsular la esencia de estos mitos, brindando a los espectadores una visión clara y concisa de historias que han perdurado a lo largo de los siglos. El verdadero golpe de genialidad de Rodríguez reside en cómo entrelaza estos relatos atemporales con uno de los desarrollos más significativos de nuestra era: la inteligencia artificial. Al hacer esto, la obra no solo se sitúa en un contexto mítico, también se proyecta hacia el futuro y se convierte en un puente entre los sueños de conquista de Deucalión y la búsqueda de conocimiento de Pirra. Esta fusión de lo antiguo y lo moderno crea una narrativa introspectiva y, a su vez, visionaria. A través de esta temática, Rodríguez aborda contenidos profundos como la ambición, la memoria, la esperanza y el cambio climático, pero lo hace de una manera que puede parecer dispersa. La mezcla de comedia y reflexión filosófica es una apuesta interesante, aunque la ejecución a veces resulta caótica. El mensaje de optimismo en el género humano se presenta de manera clara, pese a poder beneficiarse de una mayor cohesión y un enfoque más centrado para resonar con mayor impacto en el público.
La dirección conjunta de Ángeles Vázquez, Juan Antonio Moreno y la propia Concha Rodríguez es una hazaña artística, al fusionar de manera magistral diversas disciplinas artísticas, incluyendo la danza y elementos circenses y acrobáticos, y crear, de este modo, una experiencia teatral envolvente y emocionante. La propia Rodríguez lo ha definido como «una distopía que acaba en utopía» y pulula entre el «yin y el yang» en torno a la humanidad y el mundo. La coordinación entre los directores y el equipo artístico es evidente en cada momento de la obra. Los movimientos escénicos son fluidos y naturales, propios de un meticuloso trabajo de coreografía y ensayo. La precisión en las acrobacias y los números circenses demuestran un alto nivel de profesionalidad y dedicación por parte de todos los involucrados en la producción.
En el papel de Zeus, Juan Meseguer trae a la vida al todopoderoso dios con una mezcla perfecta de arrogancia, humor gamberro y una pizca de desesperación. Su interpretación recoge magistralmente la dualidad de una deidad caída en desgracia, cuya omnipotencia se ve desafiada por las travesuras del destino. Este actor de dilatada carrera tanto teatral como televisiva, con más de un centenar de papeles, infunde al personaje de Zeus un encanto irresistible y una humanidad sorprendente, revelando capas de narcisismo y vulnerabilidad que lo hacen aún más fascinante para el público.
En el papel de la hija rebelde de Zeus, la Musa de la Comedia, Emma Ozores irradia un gozo contagioso y una energía vibrante en cada escena. Su interpretación es un festín de chispeantes chascarrillos y humor irresistible como solo esta actriz sabe hacer. Ozores domina el arte de la comedia con una maestría indiscutible, creando un personaje hilarante y conmovedor. Las fricciones entre su personaje y su contraparte, Melpómene, interpretada por la propia Concha Rodríguez, sirven como el motor que impulsa gran parte del conflicto de la obra. La dramaturga se transforma en un personaje triste y pusilánime, ofreciendo un marcado contraste con el espíritu alegre y bromista de Ozores. Esta dinámica de contraposición entre las dos hermanas, una personificando la comedia y la otra la tragedia, añade un sustrato adicional de profundidad y complejidad a la trama, con lances dialécticos para mantener al público cautivado y entretenido.
En su papel de Atenea, Cira Cabasés, investigadora y estudiante de Filosofía y Letras, da muestras de su talento como actriz y acróbata con delicados y precisos movimientos. Continuando con lo mitológico, Sandra Carrasco Montes encarna a Pandora con delicadeza y misticismo. A su vez nos regala un vistoso número de danza con aros dorados. Sandro Cordero se viste de Promoteo, encargado de insuflar vida al hombre. Los encargados de escenificarlo son dos bailarines de primer nivel como Jorge Safer y Daniel «Sifer”. Su asombroso dominio del cuerpo y belleza artística agregan una dimensión extraordinaria al espectáculo. En el lado humano, Raquel Bravo y Pablo Mejías encarnan a los personajes de Pirra y Deucalión. Su actuación es correcta y permite conectar a los espectadores con los dilemas y triunfos.
La historia cobra vida en el escenario gracias a la sencilla pero efectiva escenografía diseñada por Juan Antonio Moreno, especialmente concebida para el Teatro Romano de Mérida. Apoyada por las impresionantes proyecciones de videomapping creadas por Carlos Lucas, transporta al público al fascinante mundo del Olimpo. Funcional y versátil, la escenografía permite una fluida entrada y salida del reparto, mientras que las proyecciones otorgan inmersión y magia a la narrativa. La iluminación experta de Rubén Camacho complementa perfectamente el diseño técnico, creando atmósferas cautivadoras capaces de realzar la belleza y el misterio del relato mitológico y humano.
Libreto: Concha Rodríguez
Dirección: Ángeles Vázquez, Juan Antonio Moreno y Concha Rodríguez
Reparto: Emma Ozores, Juan Meseguer, Raquel Bravo, Pablo Mejías, Concha Rodríguez, Mike Dos Perillas, Cira Cabasés, Sandro Cordero, Rubén Torres, Sandra Carrasco Montes, Dani Sifer, Dani Barros
Movimiento escénico y coreografía circense y danza: Ángelez Vázquez y Juan Antonio Moreno
Diseño y realización de escenografía: Juan Antonio Moreno
Videomaping: Carlos Lucas
Diseño de vestuario: Ángeles Vázquez
Vestuario: Víctor López
Música y sonido: Luis Cotallo
Técnico sonido: Andrés Rodríguez Serrano
Maquinista: David Baelo
Diseño de iluminación: Rubén Camacho
Caracterización y maquillaje: Juanjo Gragera
Fotografía: Jorge Armestar
Diseño gráfico: Marta Barroso
Ayudante de producción: Raquel Anaya
Ayudante dirección: Pilar Contreras