Masescena - Entrevistas

AÑO VII  Número 329

07 DICIEMBRE 2023

La amapola del recuerdo en la portada de un libro supuso el inicio de una nueva aventura para Lucía Lacarra (Zumaia, 1975), la bailarina vasca más aclamada y premiada de todos los tiempos. Con una dilatada y envidiable trayectoria profesional a sus espaldas que arrancó en el Ballet de Víctor Ullate hace más de treinta años, su etapa bajo el magisterio de Roland Petit en el Ballet National de Marseille le cambió su apariencia física –de rubia a morena- y le abrió el mundo de la interpretación de roles, que han sido su mejor carta de presentación junto a su línea clásica y unas condiciones naturales para la danza. Después fue estrella del San Francisco Ballet y del Bayerisches Staatsballett en Múnich, pero la maternidad y las circunstancias de la vida le volvieron a posicionar en Madrid y finalmente en su Zumaia natal. Y vino una pandemia que le enseñó que podía convertirse en exitosa productora de sus propios espectáculos, junto a su actual pareja, el primer bailarín canadiense Matthew Golding. Ahora suben la apuesta con la inauguración del Lucía Lacarra Ballet (LLB), que estrenó hace varios meses su primera producción, “Lost Letters”, en el Teatro Arriaga de Bilbao

Esta será una temporada en el Teatro de la Zarzuela que ha tenido el honor de preparar, y que los demás disfrutaremos, pero tremendamente atípica, porque el balance final de la programación no lo hará usted. Desgraciadamente no será usted quien haga ese balance final. ¿Qué nos ofrece esta nueva temporada del Teatro de La Zarzuela?

Para mí es muy importante esta temporada porque es cerrar un ciclo. Yo desde que llegué siempre me comprometí a estos ocho años. Sabes muy bien que mis puntos cardinales siempre fueron, por supuesto, respetar y cuidar a la gente fiel a La Zarzuela, tratando de elevar el nivel de producciones lo más que se pudiera y abriendo puertas para que entraran nuevos y nuevas directoras de escena y directores musicales. También había algo fundamental que era la parte pedagógica, es decir, que en este caso fue el proyecto Zarza, que gente joven se alistara al teatro de La Zarzuela, porque mi obsesión siempre ha sido que por lo menos conozcan su patrimonio musical. Luego puedo entender que no les guste, como hay muchas, digamos, músicas que a mí tampoco me pueden interesar o que me lleguen tanto, pero sí al menos conocerlo. Creo que es fundamental que uno sepa de dónde viene, cuál es la banda sonora de su país. El otro punto cardinal importante ha sido la nueva creación. Con lo cual, esta temporada, yo creo que es una temporada que promete un horizonte y una garantía de futuro. Cuando digo garantía de futuro es porque estos tres puntos cardinales los he podido hacer, mejor o peor, más o menos a gusto de los espectadores. Creo que a muy buen gusto de los espectadores porque las cifras, que a mí no me gusta hablar de cifras, pero es evidente, hemos subido muchísimo los abonados, los hemos duplicado desde que yo he llegado. Tenemos prácticamente la temporada vendida, con lo cual es notorio que hemos logrado una fidelización del público con este teatro, que siempre ha sido lo que he querido. Porque se han sumado a este viaje de estos ocho años cada vez más gente.

Elena Rayos se encuentra en la actualidad en el Teatro Fernán-Gómez Centro Cultural de la Villa de Madrid con una obra de teatro clásico, Abre el ojo, de Rojas Zorrilla, con dirección y versión de Eduardo Vasco para la compañía Noviembre Teatro. Una compañía que nuestra protagonista cataloga de muy familiar, pues prácticamente sus integrantes son los mismos en todas las producciones. Lo mismo ocurre con su equipo artístico. Vasco no es un hombre de cambiar aquello que funciona, y muy bien. El próximo 25 de noviembre estrenan su última propuesta, Las locuras por el veraneo, de Carlo Goldoni. Otro éxito más que sumarán a su ya extenso currículum. De ello hemos hablado en esta pequeña conversación, además de alguna otra cuestión artística.

Juan Antonio Mayorga Ruano (Madrid, 6 de abril de 1965) es un dramaturgo español. Su dramaturgia, profunda, comprometida y metódica, traspasó las barreras nacionales para ser traducido y representado en los principales teatros europeos. Colaborador asiduo de compañías como Animalario, trabajó como adaptador y dramaturguista para el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Fue miembro fundador de la Academia de las Artes Escénicas de España y dirige el Teatro de La Abadía y el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, así como la Cátedra de Artes Escénicas de la Universidad Carlos III de Madrid. Premio Nacional de Teatro en 2007 y Premio Nacional de Literatura Dramática en 2013, el 12 de abril de 2018 fue elegido miembro de la Real Academia Española para el sillón “M”. El 1 de junio de 2022 fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras de 2022. En el mundo anglosajón es conocido por su obra Himmelweg, camino hacia el cielo, representada en Londres, en 2017. Al dramaturgo, nacido en el barrio de Chamberí, le gustan mucho las mañanas, pero también disfruta de las noches de buen teatro. De pequeño quería ser extremo derecha del Real Madrid. El juguete de la infancia que recuerda con más cariño es sin duda una pelota de fútbol. La primera oportunidad profesional, la primera persona que creyó en él como creador y que le ayudó fue Guillermo Heras, un bien amigo, un leal amigo, y que además en el año 96 puso en escena una obra mía que se llama El sueño de Ginebra, pero incluso desde antes ya había tenido gestos al editar El traductor de Blumemberg, simplemente al leer sin que yo se lo pidiese una pieza mía y dedicarme un comentario generoso y paciente ya me había mostrado su afecto. Fue una vez en su adolescencia Miss Vendimia, entonces cree que volvería a disfrazarse de Miss Vendimia. Cuando se encuentra solo delante de un espejo se mira. “No creo que me mire mucho, pero en un espejo me miro y me sorprendo de mi rostro”. Del rasgo físico del que se siente más orgulloso es de tener pulmones para correr la media maratón y para plantearse que algún día a lo mejor puede correr la maratón entera. “Algo muy importante de tener hijos es que ellos quieren que seas valiente, que tengas buen humor, que ellos aprecian cosas que a lo mejor otros no, a otros no les importa, y cuando he sentido que no estaba a la altura de la mirada de mis hijos he sentido vergüenza”. La canción preferida de Juan Mayorga es Camino a Soria de Gabinete Caligari. Juan tiene miedo a la infelicidad de un ser querido. Sería capaz de mentir por ayudar a un ser querido. No pierde los nervios nunca. Al otro sexo le envidia todo. De hecho, desearía ser mujer un día y ver como ellas. Juan Mayorga tiene un modesto poema que se titula Enjambre en el que dice algo así como: “Quiero no ser uno, quiero ser enjambre, yo y mi contrario quisiera ser, yo quisiera ser otros”. En cuanto a su infierno particular, cree que el cielo y el infierno están aquí, hay una eternidad del instante, hay ocasiones de felicidad, de alegría, de plenitud en este mundo y en esta vida y el infierno puede estar en otros y desde luego puede estar en uno mismo. El peor infierno es ese que puede estar en uno mismo y que hay que combatir. Le hubiera gustado ser Pablito Calvo. O el Gary Cooper de Sólo ante el peligro. Con toda seguridad pasaría una noche con su mujer.

Su nombre completo es María de la Luz Tena Álvarez. De nombre artístico Lucero Tena. Mexicana y Española. La mejor hora del día para nuestra protagonista es la mañana. Es muy madrugadora. De pequeña siempre pensaba en el baile. Quería ser bailarina. El juguete de la infancia que recuerda con más cariño es una muñeca. Una muñeca preciosa que desgraciadamente en el trayecto, cuando su padre mandó todo por barco, nunca apareció. Era una muñeca preciosa, y la echa de menos. La primera oportunidad profesional se la dieron en la televisión de México. En XHTV, Canal 4N. Una oportunidad que ella misma buscó en un concurso. Había muchísimos niños, eran ciento y pico o doscientos, quedaron cinco y ganó el primer premio. Y de ahí eran cien pesos mexicanos y una actuación en la televisión. Qué increíble siempre su unión a España. La patria chica. En la actuación tenía que bailar un baile castellano, ponerse en jarras y decir: “y el padrino no sirve pa na”. Y ahí María Luisa Algarra, una grande, le dio la oportunidad, se fijó en ella y participó en su programa de muñecos de guiñol. Hizo un programa que se llamaba Teatro de la fantasía, con los muñecos de Don Ferruco. Tuvo un contrato por cinco años, que cuando iba a Acapulco de vacaciones los niños le pedían autógrafos y todo. Ese fue su comienzo de verdad de niña. Cuando se encuentra sola delante del espejo, como buena presumida, dice Ay que ver cómo pasan los años. Le gusta pintarse, le gusta mirarse, y bueno, ve que ha vivido bien y no se arrepiente. Ha sido feliz con lo que tiene y pide salud que es lo principal. El rasgo físico del que se siente más orgullosa es de sus manos que las cuida. Cuando hizo las 14 francisquitas en el Teatro de La Zarzuela se cayó, y le tuvieron que dar cuatro puntos en la cara por no poner las manos al caer. El momento de su vida en el que ha sentido más vergüenza no lo recuerda. Bueno, sí recuerda, pero no le gustaría decir eso. Tiene muchas canciones favoritas, pero la preferida de su marido y suya se titula Mas, es una canción norteamericana. More. Lucero siempre ha tenido miedo a la oscuridad, sobre todo cuando falleció su marido. Duerme con una lucecita, un poco lejos, no en su habitación, en el pasillo, para que ella vea, y lo mismo también con las persianas, solamente con los agujeritos. Nunca sería capaz de mentir. Los nervios no los suele perder. Al otro sexo le pide que se mantengan y sean maravillosos. A veces utiliza los refranes, y alguno se le viene a la cabeza. De tal palo tal astilla. No le gusta pensar en su infierno particular. Procura vivir el día a día. Nunca le gustó hacer cine, aunque se lo propusieron. Para finalizar, cuando se le pregunta con quién pasaría una noche tiene claro que hoy en día ella sola, pensando en sus cosas y en sus ilusiones, y dando gracias que tiene salud y nada más.

Hace unos meses Isabel Ordaz estrenaba en el Teatro de la Abadía de Madrid la producción Coraje de madre, un texto de George Tabori, dirigido por Helena Pimenta. Una gran actriz que consigue con un hechizante magnetismo atrapar al público con un tema más que delicado como es el holocausto nazi. Una mujer con la que poder hablar y conversar dejándose llevar y emocionar por la belleza de la poesía, centro vital de su existencia. Quizá la función no salga de gira, ni se deje ver por el momento, pero en la retina quedará de aquellos afortunados que pudieron contemplar a Isabel Ordaz y Pere Ponce en manos de Helena Pimenta.

La Kompanía Romanelli de Uruguay se aloja en el Teatro Pavón de Madrid del 1 al 27 de agosto, y de martes a sábado, con su espectáculo de marionetas más popular, protagonizado por un niño que quiere ser mago.

Magia y humor para todos los públicos en el Teatro Pavón durante el mes de agosto. Llega a su sala del 1 al 27 de agosto el espectáculo más popular de la compañía uruguaya Kompanía Romanelli, El truco de Olej. Utilizando las técnicas del teatro negro cuentan la historia de un niño que trabaja como barrendero en un circo y quiere ser mago.

Leonor Leal es bailaora, aunque su estética exterior nunca se asemeja de forma natural al al baile flamenco, sino más bien al contemporáneo u otras disciplinas. Y es que con su pelo corto, a lo ‘garçon’, que diría mi abuela, esa imagen la aleja de los cánones que han impuesto al flamenco a través de los siglos y que se asemejan más a las historias costumbristas de viajeros románticos que a las nuestras propias.

Fernando Cayo ha estrenado a principios de verano una de las obras del dramaturgo y poeta Federico García Lorca. Se trata de Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, una de las obras menos representadas del dramaturgo granadino, pero en palabras de Cayo, una de las más bellas y más complicadas de realizar. Además de hablar de su paso por el Teatro Quique San Francisco, donde estará hasta el 17 de septiembre de 2023, Fernando Cayo ha conversado con Masescena sobre asuntos más personales, además de hacer un pequeño recorrido por su trayectoria más destacada. Es imposible abarcar en una conversación todo lo que el actor vallisoletano ha hecho en teatro, cine y televisión. El camaleónico actor es, además, un hombre comprometido con las causas más desfavorecidas. En el terreno más personal es inevitable hablar del gran amor de su vida, su hija Candela, a la que le une un nexo de ida y vuelta y la que le hace sentirse querido.

El rol de Jean de Brienne, protagonista masculino de “Raymonda”, ha marcado algunos de los momentos más importantes de su carrera profesional: desde su debut y adiós de la Compañía Nacional de Danza (CND), hasta su pasado retorno al Teatro Real como flamante bailarín principal del English National Ballet (ENB).

Recién bajado de la alfombra voladora, Roc Bernadí (Barcelona, 1997) nos dedica un rato de su tiempo para conversar en Masescena sobre su papel protagonista en Aladdín y su trayectoria en el teatro musical. Esta producción de Stage Entertainment, representada en el Teatro Coliseum, cuenta con más de 100.000 visitantes desde su estreno en Madrid el pasado marzo y más de 14 millones de espectadores en todo el mundo. Entre los miembros del equipo creativo suman un total de 19 premios Tony y, cada día, un equipo formado por más de 140 profesionales recrean este clásico de Disney.

Pedro Moreno ha cogido el testigo de Juan Dávila en la producción Danny y Roberta, que podrá verse en el Teatro Lara de Madrid el próximo día 27 de julio y que seguro que volverá a programar funciones a partir de septiembre. Según Moreno, la función estará de gira por algunas salas del país ya que es un auténtico lujo programar este espectáculo. Hablamos sobre ello con su protagonista.