Juan Antonio Mayorga Ruano (Madrid, 6 de abril de 1965) es un dramaturgo español. Su dramaturgia, profunda, comprometida y metódica, traspasó las barreras nacionales para ser traducido y representado en los principales teatros europeos. Colaborador asiduo de compañías como Animalario, trabajó como adaptador y dramaturguista para el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Fue miembro fundador de la Academia de las Artes Escénicas de España y dirige el Teatro de La Abadía y el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, así como la Cátedra de Artes Escénicas de la Universidad Carlos III de Madrid. Premio Nacional de Teatro en 2007 y Premio Nacional de Literatura Dramática en 2013, el 12 de abril de 2018 fue elegido miembro de la Real Academia Española para el sillón “M”. El 1 de junio de 2022 fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras de 2022. En el mundo anglosajón es conocido por su obra Himmelweg, camino hacia el cielo, representada en Londres, en 2017. Al dramaturgo, nacido en el barrio de Chamberí, le gustan mucho las mañanas, pero también disfruta de las noches de buen teatro. De pequeño quería ser extremo derecha del Real Madrid. El juguete de la infancia que recuerda con más cariño es sin duda una pelota de fútbol. La primera oportunidad profesional, la primera persona que creyó en él como creador y que le ayudó fue Guillermo Heras, un bien amigo, un leal amigo, y que además en el año 96 puso en escena una obra mía que se llama El sueño de Ginebra, pero incluso desde antes ya había tenido gestos al editar El traductor de Blumemberg, simplemente al leer sin que yo se lo pidiese una pieza mía y dedicarme un comentario generoso y paciente ya me había mostrado su afecto. Fue una vez en su adolescencia Miss Vendimia, entonces cree que volvería a disfrazarse de Miss Vendimia. Cuando se encuentra solo delante de un espejo se mira. “No creo que me mire mucho, pero en un espejo me miro y me sorprendo de mi rostro”. Del rasgo físico del que se siente más orgulloso es de tener pulmones para correr la media maratón y para plantearse que algún día a lo mejor puede correr la maratón entera. “Algo muy importante de tener hijos es que ellos quieren que seas valiente, que tengas buen humor, que ellos aprecian cosas que a lo mejor otros no, a otros no les importa, y cuando he sentido que no estaba a la altura de la mirada de mis hijos he sentido vergüenza”. La canción preferida de Juan Mayorga es Camino a Soria de Gabinete Caligari. Juan tiene miedo a la infelicidad de un ser querido. Sería capaz de mentir por ayudar a un ser querido. No pierde los nervios nunca. Al otro sexo le envidia todo. De hecho, desearía ser mujer un día y ver como ellas. Juan Mayorga tiene un modesto poema que se titula Enjambre en el que dice algo así como: “Quiero no ser uno, quiero ser enjambre, yo y mi contrario quisiera ser, yo quisiera ser otros”. En cuanto a su infierno particular, cree que el cielo y el infierno están aquí, hay una eternidad del instante, hay ocasiones de felicidad, de alegría, de plenitud en este mundo y en esta vida y el infierno puede estar en otros y desde luego puede estar en uno mismo. El peor infierno es ese que puede estar en uno mismo y que hay que combatir. Le hubiera gustado ser Pablito Calvo. O el Gary Cooper de Sólo ante el peligro. Con toda seguridad pasaría una noche con su mujer.