Con este espíritu a cuestas, entre septiembre y diciembre de 2022 adoptó como lema Casa Alegría, para aportar algo de luz en esta época oscura que nos han echado encima como una losa, y para, como dice Nacho Vegas en Ciudad vampira, “reparar tanta tristeza y exigir que nos devuelvan la ciudad”. Es una manera de reivindicar la energía que nos mueve, y aplicar optimismo a cada desafío. Y entre enero y julio de 2023, salimos al jardín: Nos metemos en jardines es nuestro nuevo lait motiv, que recuerda que este teatro está más que abierto a diálogos dignos de los laberintos de Alicia. Ya aseguraba Virginia Woolf que “los jardines, con su flores, colores y el sol, pero también sus lluvias, hojas marchitas y tierras yermas son una metáfora perfecta de la vida, sus injusticias y sus hallazgos”. Y Matisse recordaba que las flores siempre pueden brotar si se siembran.
Raíces
Los jardines de Casa Alegría tienen raíces a la vista. Las de Silvia Agüero en No soy tu gitana, el espectáculo unipersonal que es producción del propio Teatro del Barrio y subvierte, con humor y música, los clichés sobre las mujeres gitanas; estará toda la temporada en cartel. También las de las creadoras Paloma Chen y Yan Huang, y el músico electrónico Laomu, que se unen en la conversación poética Textura – Pluma – Tumba para poetizar sobre migración, orígenes o la diáspora china, a la que pertenece el trío; la propuesta estará en cartel del Teatro del Barrio los sábados 18 de marzo y 20 de mayo. O las raíces de Moha Gerehou, que estrenará el espectáculo Cómo infiltré en VOX, también una producción del Teatro del Barrio, justo a tiempo para servir de reflexión en las elecciones locales y autonómicas.
Un jardín propio
Además y por supuesto, Casa Alegría, que se ha construido sobre el pilar básico del feminismo, reivindica los jardines propios (volvemos a Virginia Woolf). Por ejemplo, con Si yo fuera madre, una obra intimista y premiada que ha sido un éxito desde su estreno a principios de 2020. Con dramaturgia y dirección de David Montero, como parte del colectivo La Rara, e interpretación de Rocío Hoces y Julia Moyano, habla del amor después del amor, del deseo de ser madre o padre, y de las consecuencias de que éste se haga o no realidad; la obra estará en cartel el 21 y 22 de abril. Casa Alegría acogerá, además, el estreno de Hombre por necesidad, una historia inspirada en la novela de Manfred Karge con dirección de Eva Redondo e interpretación de Gabriela Flores, y en la que una mujer se ve obligada a hacerse pasar por su marido en una fábrica durante la República de Weimar, cuando la Gran Depresión no muestra piedad y la sombra del fascismo oscurece cualquier atisbo de esperanza; la podremos ver entre el 12 de abril y el 17 de mayo. Los sábados 4 de febrero y 25 de febrero, Alejandra Martínez, finalista de la Copa del Mundo de Slam 2019, escenificará su personal poesía en Báilatelo sola.
También en las coordenadas de este jardín feminista se ubica Cómo hemos llegado hasta aquí, otra producción del Teatro del Barrio que protagonizan Nerea Pérez de las Heras y Olga Iglesias, y dirige Andrea Jiménez. Es una parodia de talk show que cumple su segunda temporada llenando las butacas semana a semana, mostrando cómo la cultura política condiciona nuestras decisiones personales y llamando a actuar en común contra las elites que nos oprimen. Y otro gran éxito de taquilla que se mantiene en cartel es No solo duelen los golpes, el monólogo que parte de un proyecto cultural en torno a violencia patriarcal en el que Pamela Palenciano lleva dos décadas trabajando. En esta ocasión, se encuadrará en los Domingos de domingas de enero y febrero, en los que la representación se adaptará para que las madres lactantes puedan dar el pecho a sus bebés sin perderse ni un momento de la función. Está previsto los domingos 8 y 29 de enero, y el domingo 12 de febrero. Después, irriagará toda la temporada. También La vida es otra cosa, de La Ruka Teatro, que aborda el sufrimiento mental como un desafío social y no individual.
Remover la tierra
En los jardines de Casa Alegría, además, se remueve la tierra. Se revisan los estratos del pasado, la memoria, para detectar cómo pueden restar estabilidad al presente y fertilidad a los futuros posibles. En este territorio se ubica otra de las producciones que este teatro estrenó la temporada pasada: Homenaje a Billy el Niño, con texto de Jessica Belda y Ruth Sánchez y dirección de Eva Redondo, que ironiza sobre la protección que recibió el torturador del tardofranquismo durante la democracia, hasta su muerte por Covid 19. Está prevista su representación toda la temporada. Señor B. Algunos desastres de una guerra es un título con el que vuelve al Teatro del Barrio el equipo de Famélica, y que evoca la guerra española radiografiando en escena las tripas de un proceso creativo; desde el 13 de enero. Casa Alegría acogerá el estreno de Italianeses, de Riccardo Rigamonti, que la temporada pasada trajo a este escenario Kohlhaas. Se trata de una historia de prisioneros políticos, inmigración y Muro de Berlín, que estrenará en este teatro el 14 de enero. También repite el creador valenciano Adrián Novella, que el año pasado causó sensación en la Sala de los Balcones del Teatro del Barrio con Juego de niñas, y ahora nos trae su entrañable y multipremiada obra Los novios, una ficción sobre la construcción de la memoria individual y colectiva a partir de la historia de una pareja joven (o no tan joven); estará en cartel del jueves 2 al domingo 5 de marzo.
Del 25 al 27 de mayo, Laura Ortega dirige a Alfonso Torregrosa en La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco, basada en un texto de Max Aub que imagina la historia de un camarero mexicano que, harto de escuchar las historias de exiliados españoles, decide asesinar a Franco para recuperar el ambiente cotidiano de su bar. La obra se podrá ver en el Teatro del Barrio del 27 al 29 de abril. Y hablando de Franco, la Compañía La Saura representará Democrazy. La Transición, Borbón y cuenta nueva, una mezcla de teatro documental y comedia sobre el entramado institucional y político que se creó tras la muerte del dictador Franco. Los lunes de junio, Natalie Pinot y Antonio Escribano protagonizarán el estreno Brigadistas, un texto escrito por ellos mismos junto con Nacho Blanes que evoca el espíritu de las personas voluntarias de la Brigadas Internacionales, para confrontarlo con el auge actual de la extrema derecha.
Objetivo edén
No podría faltar en Casa Alegría la ambición de un edén, bajo cuyo paraguas se reúnen obras como Lo normal, donde Núria Cano, una sexóloga payasa, nos recuerda que cada persona debe vivir el sexo como quiera; a partir del viernes 13 de enero, y seguirá con una cita al mes. También Maldito bollodrama, un show que escenifica un conocido podcast homónimo sobre lesbianas; vuelve al Teatro del Barrio, de momento los sábados 21 de enero y 11 de febrero, y con más fechas por confirmar. El 19 y el 24 de febrero vuelve La bollera perfecta 2.0, un espectáculo unipersonal de Pitu Aparicio que, a partir de la propia experiencia de esta educadora social, muestra cómo nos marcan los mandatos sociales sobre el cuerpo. Y una noticia muy esperada por el público: vuelve a este escenario Elisa y Marcela, una deliciosa obra de la compañía gallega A Panadaría que cuenta la increíble pero cierta historia de dos mujeres que se casaron por la Iglesia en 1901; se representará el 31 de mayo, y el 1, 2 y 3 de junio. Y aquí cerrará su gira.
Rizomas
Y como rizomas entrelazando pensamientos, conceptos y cuerpos, durante toda la temporada (una vez al mes) estarán en cartel del Teatro del Barrio Los Torreznos, el terror de los pedantes, compañía residente en Casa Alegría que funde pensamiento, teatro, arte contemporáneo y performance, y desarrollará una serie de obras en torno a la gente, cambiando la perspectiva habitual de su trabajo para centrarlo en el público. Además, tras el éxito que obtuvo el pasado otoño, vuelve a cartel el clown Guillem Albà con Calmà!, un espectáculo de humor mudo que nos recomienda bajar un poco el pistón; el regreso será el 24 y 25 de marzo. Los domingos de mayo volverá a Casa Pablo Rosal con uno de los éxitos más celebrados de la temporada pasada en Teatro del Barrio: Castroponce, ese simposio ficticio que se ambienta en tierras rurales de Valladolid y en el que disertan sobre el sentido del arte y la política el camarero del bar, la maestra, el pastor…
También se enlazarán en el escenario del Teatro del Barrio la música y el baile, con el akelarre desenfrenado de Neomak, la banda de siete mujeres vascas que estarán en concierto la noche del 18 de marzo; o las míticas Noches de baile que van regresando a nuestra programación, para acercar la verbena de barrio al escenario. Como está claro que necesitamos bailar, contaremos con las Noches de swing a cargo de Animal Jazz, que se celebrarán un par de miércoles cada mes.
Jardín de espejos
La dictadura de la imagen y la forma como las imposiciones sociales nos minan la autoestima será también una temática recurrente de este temporada en Casa Alegría, en una suerte de jardín de espejos deformantes. Esta tanda incluirá, el 18 de enero, Curvy, de Eva Cabezas, un monólogo que se ríe de la gordofobia, y que coincidirá en fechas con la exposición Cuerpos de Barrio: una muestra muy original e inmersiva ubicada en el Espacio Decolonial de Lavapiés, que desde el 27 de diciembre reúne fotografías de desnudo artístico que la fotógrafa Laura Ortega le hizo a espectadoras de esta obra la última vez que estuvo en cartel del Teatro del Barrio. Sobre conocerse a una misma también trata El hombre y el lienzo, en el que un pintor, Javier Alegría, intenta descubrir quién es a través de sus creaciones; estará en cartel el 12 y 19 de enero, y el 1 y 8 de febrero. También regresa la compañía Las XL, en un espectáculo contra la adjudicación de gamas de colores rosa o azul en función de lo que cada persona tenga entre las piernas; estarán en cartel el 27 de enero, el 9 de febrero y el 2 de marzo. Un poco después, el 19 y 26 de marzo, y 2 y 16 de abril, se representará en este escenario Migas y migajas, la historia de dos cómicas, que interpretan Noemi Climent y Rut Santamaría que persiguen un trabajo digno, la igualdad de oportunidades, algo de éxito y, por qué no, la felicidad. El 24 y 25 de marzo se espera Tránsitos, de David Teixidó, reuniendo identidades trans y normativas de ambos lados del Atlántico. En Interior Día, de Miguel Valentín, un creador se mueve en la frontera entre la realidad, la ficción y la autoficción; se podrá ver los sábados de abril. Encerrona, el icónico espectáculo unipersonal del humorista Pepe Viyuela, volverá toda la temporada, para reconciliarnos con nuestro lado más frágil y, de paso, marcarse un tremendo despliegue de habilidades físicas y cómicas.
Malas hierbas
Y como en todos los jardines hay malas hierbas, comparecen en el de Casa Alegría personajes políticamente detestables como objetos de los monólogos cómicos y políticos de El Gulag, el 14 de enero. También los personajes autoritarios con los que ironiza Leo Bassi en Yo, Mussolini, incluida Georgia Meloni; la propuesta está prevista en cartel toda la temporada de forma intermitente. Y también se espera, al menos como referencia, gente de malas intenciones con las que ajusta cuentas Mongolity, el espectáculo de Revista Mongolia, ya una habitual de Casa Alegría prácticamente todos los meses.
Jardín de infancia
Queda también espacio para Aúpa leré, el espectáculo que ha visto crecer a toda una generación de jóvenes a ritmo de percusión, y Piccolino en la ciudad, la secuela de las aventuras de la oruga verde, esta vez recorriendo Lavapiés con la cucaracha Lola. Ambos espectáculos se alternarán mensualmente en el cartel del Teatro del Barrio, los domingos a mediodía.
Talleres, club de lectura
Además, junto con los propósitos de año nuevo, vuelve el Gimnasio, el lugar donde las personas profesionales e interesadas en artes escénicas podrán ejercitarse con talleres de Will Keen, José Troncoso, Guillem Albà, Andrea Jiménez y Pamela Palenciano. Se mantendrá el proyecto Una habitación con vistas de Casa alegría, que forman residencias artísticas de Juan Mayorga, Will Keen, Sol Picó, Los Torreznos, Pamela Palenciano, Teresa Rivera y la agrupación Nadie hablará de nosotras. Y las actividades políticas de cada martes en el marco de Reacción vecinal, que son un sello fundamental del teatro y con las que esta sala se vuelve un altavoz para asociaciones, organizaciones, entidades y toda persona que tenga algo que reivindicar. Incluso habrá tiempo para el Club de Lectura de socias, el Taller de Teatro también para ellas y las clases de español para refugiados.