La noche era negra en los páramos, el destino podría ser cualquier pueblo y cualquier tiempo. Calles oscuras de casas grandes de una sola planta. En un callejón se ocultan las luces de este teatro con tantas funciones vividas. No es difícil verse arrastrado por el tiempo y por la memoria colectiva. Tantos miedos, tantos silencios, tantos grilletes. Fuera, la noche oscura. Dentro, doña Concha Piquer canta ‘El Romance de la Otra’. Un niño, vestido de amarillo mueve los labios soñando vestir bata de cola sobre el escenario. “No tengo ley que me abone, ni puerta donde llamar”....