Esteve Ferrer, uno de los más prolijos y solicitados directores de escena en nuestro país, nos invita a conocer a Eva, una abuela que va a celebrar su cumpleaños con sus nietos, hasta que un aviso meteorológico impide que acudan. Se dispone a guardar todo lo preparado cuando, de pronto, una caja cobra vida y aparecen todos los recuerdos de su infancia. De repente el televisor se enciende y aparece el programa de Los Payasos de la tele. A la pregunta “¿Cómo están ustedes?”, la abuela responde lo que todos tenemos en la cabeza. El desván empieza a transformarse hasta que en un espacio mágico los integrantes de este grupo se materializan en carne y hueso junto a ella.
Durante el acto de presentación, este director –autor de éxitos rotundos en la cartelera teatral madrileña de los últimos años como Toc-Toc, The Hole zero o La Familia Addams. El musical– dio a conocer cómo se gestó este proyecto a través de una anécdota con unos niños en una guardería con las canciones icónicas de los conocidos como Los payasos de la tele en el Gran Circo de TVE. Cincuenta años después de su estreno, su objetivo es “capturar la esencia y la influencia pedagógica y cultural de Gaby, Fofó, Miliki y Fofito”. Dado su bagaje como director teatral, la mejor manera de plasmarlo era a través de un show pero con la diferencia respecto a otros de no reproducir lo que ya se había hecho. “Tenía que crear algo nuevo, un espectáculo teatral que contara una historia con la misma magia y esencia que aquellos payasos transmitieron” aclaró. Ferrer también recordó la figura del payaso Monti (Joan Montanyes), a quien definió como “un amigo y mentor”, para explicar cuáles fueron sus primeras aproximaciones al género del clown y rendirle, a través de este espectáculo, un sentido y personal homenaje a su trayectoria.
Esta producción, que podrá verse desde el 23 de mayo al 16 de junio, va dirigida a todas las generaciones, “desde aquellos que crecieron con los payasos hasta los niños de hoy”. En sus propias palabras es un homenaje a una época que marcó la infancia de aquellos que se criaron en las décadas de los 70 y 80, pero con una narrativa actual. Ferrer hizo mucho hincapié en el poder de la imaginación, pues los nacidos en esos años, carentes en muchos casos de recursos económicos, jugaban sin necesidad de aparatos electrónicos ni nuevas tecnologías. En definitiva, este espectáculo es una mezcla de humor, nostalgia, romanticismo y sobre todo belleza y amor. El director reveló cómo en los ensayos veía a diferentes generaciones conectarse “a través de las canciones y las historias. Niños, adolescentes, adultos y ancianos compartieron risas y emociones, demostrando que el arte del clown tiene el poder de unirnos a todos. Este espectáculo es un tributo a esa magia, a esa capacidad de hacer reír y emocionarse a todas las edades”.
En el acto también estuvo presente Rodrigo Aragón, uno de los intérpretes, hijo de Gaby y miembro del grupo musical Los Gabytos, quien agradeció al director “el cariño y la honestidad” con el que ha trabajado y cómo ha sacado de él atributos con los que no sabía que contaba. También hubo tiempo para recordar a la primera generación de payasos de la saga, con Gabriel Aragón, más conocido como Pepino o El Gran Pepino, y Virginia Foureaux, con una popularidad arrolladora en toda Latinoamérica.
En la presentación, Mónica Aragón, hija de Fofito, recordó que Había una vez, mi familia no solo es un homenaje a los payasos, sino también a las mujeres que han sido una parte integral de su historia; “aunque menos conocidas, han jugado un papel crucial detrás de las cámaras y en el escenario. Son las que han estado ahí sustentándolo todo y siguen estando en nuestra familia», explicó Aragón.
La música también va a estar muy presente en este espectáculos con instantes pensados para cantar las icónicas canciones que todos conocemos, pero también con una banda sonora fruto del trabajo de Emilio Aragón como director musical y de Juan Carlos Cuello con los arreglos. Esteve Ferrer quiso agradecer las facilidades que le han brindado para “jugar” con las melodías, ritmos cubanos y propios del cabaret e irlas intercalando para darle sentido a la historia. Según adelantó, durante la hora y media de duración vamos a estar escuchando una banda sonora con guiños a composiciones musicales fácilmente reconocibles.
Durante el espectáculo también recorreremos todos los subgéneros y técnicas características del mundo del clown, como la gestual, la textual o la parodia, imbuidos en un ambiente circense simbólico y mágico con números musicales. Finalmente, Ferrer destacó la importancia de mantener viva esta herencia cultural, pues a través de nuestros recuerdos nunca permanecemos solos. «No se puede perder el legado de un género que nos ayuda a ser mejores personas», afirmó con convicción. En definitiva, con Había una vez, mi familia todo el equipo espera no solo rendir homenaje a Los payasos de la tele y al género clown, sino también transmitir su legado a futuras generaciones.
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