Gonzala Martín Scherman se baja del escenario para ponerse a dirigir La española inglesa y Las dos doncellas, que se representaron el viernes. El ñaque es ahora gangarilla, formada por Teresa Espejo, Iván Ugalde y Paloma Vidal. Ni un pero que ponerle a La española inglesa. Vayan a verla si pueden. No hay mejor manera de contar un cuento como este cervantino. Nuestros tres actores se reproducen hasta parecer veinte y un escenario. Tan pronto hacen de balcón como de marineros cantarines, de reina Isabel y de Coltado, de Ricaredo y lady Margaret… pero nadie de Isabela, la española inglesa, la protagonista, a la que no vemos nunca, solo en el tramo final un vestido que la representa. Así que nos cuentan La española inglesa, historia improbable como casi todas las buenas historias, de la manera más improbable, la más arriesgada, una de las pocas, quizá, con opciones de ganarnos. Un disfrute ver la actuación, la narración enriquecida más bien.
Baja un poco el tono en Las dos doncellas, probablemente la Novela ejemplar menos conocida de Cervantes. Es normal. Después de alcanzar el nivel de la primera esta es bastante más convencional, menos atrevida, aunque más que digna, sustentada, una vez más, en el talento y el trabajo de grandes actores, los tipos encargados de convertir en realidad esa quimera que es el teatro.




