En 1989 forma su propia compañía, “Ballet Cristina Hoyos” con la que recorre el mundo durante 15 años, en los que abrió al flamenco las puertas de teatros como la Ópera de Paris, la de Estocolmo, la de Helsinki, etc., recorre el mundo y participa en las ceremonias de apertura y clausura de los JJOO de Barcelona. Dirigió el “Ballet Flamenco de Andalucía” durante 8 años.
En 2006 crea en Sevilla el “Museo del Baile Flamenco”. Destacando entre sus muchísimos galardones el Premio Pegaso de Spoleto, Premio Nacional de danza, Medalla de oro de Andalucía, Medalla de oro de las Bellas Artes, Caballero de la real orden de las artes y las letras en Francia, Max como interprete femenina de danza, Claustral del claustro de las artes de la universidad de Alcalá de Henares, Embajadora de la Cultura de Pekín, Gran medalla de la villa de Paris… es hasta la fecha, la bailaora y coreógrafa más galardonada de todos los tiempos.
¿Cómo recibe la noticia de la entrega y la concesión del Premio Corral de Comedias 2025?
Estoy encantada. Cuando me llamaron me hizo una gran ilusión. Me pareció estupendo. Con muchas ganas de irme para allá, para Almagro.
Sobre todo porque, además, es un reconocimiento al mundo de la danza. Parece ser que ahora han puesto el foco, también, en el mundo de la danza. Creo que es importante, Cristina, el reconocimiento en su persona
Claro que es importante. Los que nos dedicamos al baile también hacemos muchas cosas para ser merecedores de estos premios, no solo los que cantan. Los que bailamos, y sobre todo flamenco, creo que merecemos esta ventanita de reconocimiento. Yo la verdad es que estoy muy contenta y deseando de ir porque yo he ido a muchos sitios ya pero bueno, cuando me han dicho lo de Almagro digo, mira, qué bien, qué alegría.
¿Había visitado alguna vez Almagro?
Sí, hemos visitado Almagro. Hemos estado en el Corral de Comedias, hemos estado allí, viendo esa maravillosa plaza. Hemos paseado por el entorno. Hemos acompañado a otras personas en otros premios, a otros amigos, y ahora me ha tocado a mí recibir un premio de un lugar tan emblemático como es Almagro y su Corral de Comedias.
Además, Cristina, uno de los primeros que recibió este reconocimiento fue Antonio Gades…
Sí, así es. Claro, hay que nombrar a Antonio. Desafortunadamente ya hace más de 20 años que murió. Yo estuve con él también más de 20 años. Estuvimos en tantos lugares, recorrimos tantos países, tantas ciudades, que yo siempre tengo en la cabeza a Antonio Gades, porque me ha dado muchísimo, muchísimo. Estoy encantada de muchas cosas, ¿no? Hemos pasado mucho tiempo juntos.
Además de su propia compañía, Cristina. Usted ha sido una luchadora nata con su propia compañía, sacar los proyectos adelante y dar la vuelta al mundo…
Totalmente. Ya sabes que estábamos en Madrid, yo ya tenía pareja, Juan Antonio, y entonces ya dijimos, bueno, yo creo que tengo que ir a mi tierra, que es Sevilla, y nada, vine a Sevilla y digo, bueno, ¿qué hacemos? Vamos a hacer un espectáculo, a ver qué espectáculo hacemos. Hicimos “Sueños Flamencos” y bueno, hemos estado por todo el mundo con los sueños flamencos y con algo más. Estoy muy contenta de lo que hemos hecho.
Cristina, ¿cómo llega el mundo de la danza a su vida?
Yo soy nacida en un barrio de Sevilla, en un corral de vecinos. Entonces pues empecé a escuchar la radio y me ponía a bailar. De pequeña me ponía a bailar. Mi madre me llevó también a la radio, que en la radio había no que bailar, había que cantar y moverte un poquito. Mi familia era una familia pobre, vamos a decir, era pobre, y vivían en un corral. Corral Trompero le llamaban. Empecé a ir al teatro. Empecé a bailar en el teatro muy pronto. Me llevó la maestra de aquella época, Adelita Domingo. Allí empecé a bailar, a bailar en el teatro, que ya no existe ese teatro. Y ya me puse a bailar. Estaba en el colegio, y bailaba por las tardes en el teatro. Con 11 años estaba bailando en el teatro. Y allí seguí bailando y seguí bailando. Y después, enseguida, pasé a un tablao en Sevilla, que había que entrar con 16 años. Pero yo fui a hablar con el dueño del tablao y entonces me dijo, bueno, ¿qué edad tienes? Y digo, tengo esta edad y tenía un poquito más de 15 años. Y dice, pero bueno, parece que tiene 16, venga, venga. Y ya me puse allí a bailar y estuve allí dos años, más de dos años allí en ese tablao. Y después ya me fui con Manuela Vargas a Estados Unidos. Ahí comenzó mi carrera profesional.

Fue un inicio y un no parar…
Sí, exacto. Estoy muy contenta de lo que he bailado por todas partes, de la gente que ha estado a mi lado bailando también. Con Antonio Gades, como he dicho antes, estuve como 20 años con él, 21 por lo menos, y ya dije, venga, Juan, que es mi pareja, tienes que bailar otra vez. Vámonos a Sevilla, que allí tengo yo que hacer algo, que me vean allí en Sevilla. Y entonces en Sevilla empecé a hacer un espectáculo. Aquello fue maravilloso, el público de pie… Yo estoy muy contenta, muy contenta. Y mi Juan, también, de lo que hemos hecho siempre. Y encantada de la vida.
Cristina, ¿usted es consciente del trabajo que hizo con Gades y Saura para cine?
Sí, la trilogía. Se llamaba la trilogía porque primero fue Bodas de Sangre, después fue Carmen y después El Amor Brujo. Después hice otra película con Teo Escamilla, que era Montoyas y Tarantos. Era una película de raza flamenca. También he hecho cosas, un poquito, no mucho, en alguna serie junto a Paco Rabal. Yo estoy muy contenta de todo lo que he hecho.
Si tuviera que preguntarle qué palo del flamenco es el que mejor ha dominado, ¿cuál sería?
Yo, la verdad es que me gustan todos los palos, me gustan todos, pero hay uno que a lo mejor va por encima, que es el taranto. El taranto es, tiene una música muy bonita con la guitarra y entonces verdaderamente a mí me ha emocionado siempre el taranto. Y bueno, pero vamos, también he hecho otras cosas.
¿Qué diferencia ve entre las bailaoras de hoy en día y la forma de bailar de su época?
La forma de bailar, mira, yo he bailado mucho con los brazos, que la gente siempre me dice, ¿qué brazos tienes bailando? Me lo dicen todavía, me paran en la calle. Y he hecho muchas cosas con las manos, con los brazos, con todo, ¿no? Con el cuerpo… Y ahora, indiscutiblemente, está todo muy marcado. Tanto las mujeres como los hombres hacen unos zapateados muy largos. Sí. Todo se basa en los zapateados.
Es todo como muy técnico. Y antes se bailaba mucho más con el corazón, con el alma.
Totalmente, sí. Además, a mí, mucha gente, cuando me han visto bailar, y a las compañeras que he estado yo con ellas y todo esto, nos dicen ¡Ay, es que…! vosotros hacéis unas cosas digo, sí, sí, claro, claro que son diferentes, hay una forma de cuerpo, de brazo. La gente que está trabajando aquí en el museo que han estado con nosotros en los teatros siempre me han dicho Cristina, nosotros contigo hemos hecho cosas estupendas porque lo que hacemos con los brazos y con las manos nos ha venido muy bien, o sea que yo estoy muy contenta por eso.
Usted es una bailaora de raza…
Sí, puede ser que sí.

¿De quién se va a acordar cuando recoja este galardón, este premio Corral de Comedias?
Yo sé que por ahí han pasado muchos artistas muy buenos. Pero yo en estos casos, en estos casos, me acuerdo siempre de Antonio Gades, lógicamente, porque yo con él empecé a bailar con 20, 21 años, cuando me vio bailar, que había otras compañeras, entonces me llamó, me llamó y me dice, ven Cristina, cuando estábamos ensayando. Y yo digo, ay, madre mía, que me está llamando, uy, qué me dirá, a ver si me va a echar. Y entonces, me dice, ven, ven, sí, dice, mira, que es que lo que, la parte flamenca la vamos a hacer tú conmigo. Y yo hice así y me puse blanca, blanca. De todos los colores, me dijeron las amigas que estaban allí. Y entonces, pues mira, desde entonces estuvimos tantos años juntos y hemos hecho muchas cosas, unos viajes maravillosos con él por todo el mundo. Y muy bien, muy bien. Y claro, después de los veintitantos años, pues dijimos, yo tengo ganas ya de irme a mi tierra, Sevilla. Y entonces, pues le dijimos, mira… Antonio, ¿te parece esto? Sí, pero tenemos muchas cosas todavía que hacer. Digo, bueno, bueno, pues vamos a dejar el contrato que había ya para hacer y firmado. A ver hasta cuándo puedo estar con vosotros.
Y yo me vine para acá, para Sevilla, me hice mi bata de cola, porque cuando bailaba con Gades casi no hacía nada con bata de cola, era todo de otras cosas. Vine, enseguida cogí a unas cuantas amigas de aquí de Sevilla, que bailábamos bien todas, y estupendamente hemos viajado por muchos sitios.
Además, mira, estuve en la ópera de París, en la ópera Garnier en París. Me dijeron Cristina tienes que bailar en ese teatro, tienes que bailar en ese teatro. Dios mío. Y bueno, digo, bueno, y puedo ir, ¿no? Dice, bueno, yo lo voy a intentar, porque esto nada más que están Nureyev y está no sé quién y no sé cuánto, y yo quiero que hagas cosas clásicas y contemporáneas, pero yo quiero que haga una flamenca como tú, ahí en el teatro. Y efectivamente, en el teatro, y se fueron como 50 personas de aquí de Sevilla a ver las funciones. Y cada una llevaba su mantón. Bueno, y aquello fue maravilloso. Maravilloso todo el mundo de pie. Y además, cuando terminamos de bailar y echaron el telón, empezaron a darme las parmas. Las Parmas, todos los trabajadores de dentro del teatro. Bueno, bueno, maravilloso, maravilloso. Aquello fue increíble, increíble. Así que tengo muchas cosas en la cabeza, que hemos estado por tantos sitios, con Juan Antonio, mi marido, y entonces siempre lo hablábamos, ¿cuándo hemos ido aquí? ¿cuándo hemos ido allí? Y bueno, siempre estamos al lado de alguien. Y me dice, Cristina, ¿por qué no me hace ‘usté’ algo con los brazos? ¿Por qué no me hace ‘usté’ algo con esto? Y yo, venga, vamos, vamos. Claro, hasta que el cuerpo aguante.
Cristina, es un verdadero referente en el mundo de la danza. Una pareja inigualable junto con el gran Antonio Gades, la gran Cristina Hoyos. Yo desde aquí lo único que puedo es desearles lo mejor tanto a Juan como a usted, que disfruten muchísimo de este merecidísimo reconocimiento. Reitero otra vez mis disculpas por haber llegado tarde a nuestra cita.