Ester Bellver regresa a La Abadía con este ácido texto de Agustín García Calvo
El deporte, como opio del pueblo, sirve de metáfora para poner en cuestión la debacle moral de una sociedad individualista y manipuladora
El inolvidable García Calvo fue maestro de ritmo y prosodia en las tres primeras promociones de actores del Teatro de La Abadía, y José Luís Gómez dirigió su Baraja del rey don Pedro (Premio Nacional de Literatura Dramática 1999). Tres de los actores que componen el elenco de Pasión (Lidia Otón, Daniel Moreno y Felipe García Vélez), así como la propia directora, Ester Bellver, tuvieron el privilegio de recibir clases de García Calvo en La Abadía. El reparto se completa con Charo Gallego, Rosa Herrera, Juanma Rodríguez, José Luis Sendarrubias y Asier Tartás Landera. La escenografía y el vestuario corren a cargo de Pablo Menor, la música original es de Pablo Cediel y la iluminación de Rosa Herrera y la propia Ester Bellver.
De forma apasionada, Ester lleva años esforzándose por mantener viva en los escenarios la llama de la escritura y el pensamiento de Agustín García Calvo (1926-2012), un intelectual clave de los tiempos previos y posteriores a la Transición. Siempre con una sana dosis de humor e ironía, Agustín escribió un gran número de textos poéticos, teatrales y ensayísticos, desde un profundo compromiso social y alto vuelo de pensamiento crítico. Muchos recuerdan, con admiración, sus charlas en el Ateneo, su implicación en el movimiento 15-M y sus cantos a la libertad. José Luis Gómez escribió sobre él en el libro conmemorativo Unos y otras – Encuentros con ¿Agustín García Calvo?: “Agustín lanzaba ideas, palabras, conceptos, chanzas socarronas inesperadas, con aparente seriedad, latidas por dentro de su inagotable sabiduría y de su permanente observar, y penetrar, la vida alrededor”.
Agustín García Calvo fue Premio Nacional de Literatura Dramática en 1999 por Baraja del rey don Pedro, de Traducción en 2006 por el conjunto de la obra como traductor, en la que destacan textos de Shakespeare y escritores grecolatinos, y de Ensayo en 1990 por Hablando de lo que habla.
Entre lo grotesco y lo extravagante
Pasión cuenta en verso la historia de Enrique, protagonista de esta farsa, un joven deportista de reconocido talento que ambiciona ganar una competición para la cual lleva preparándose varios años. La noche anterior a la prueba se encontrará a solas con el mundo femenino representado por tres figuras: su madre, su novia y una mujer desconocida que le despertarán dudas y contradicciones. Y así, entre lo grotesco y lo extravagante, García Calvo compone una galería de personajes patéticos que luchan por su propia supervivencia. Dios, la familia y el estado aparecen retratados como los tres grandes opios del individuo.
“Pasión (farsa trágica) alude a la vez a la pasión por el Deporte y el ascenso del Hombre a su realización suprema (esto es la cucaña) y a la pasión de los amores rotos y contradichos, no sin una referencia velada a la Pasión del propio Hijo del Hombre.” (Agustín García Calvo)
El humor se convierte en pieza esencial de un texto agudo y una puesta en escena que juega a hacer teatro dentro de la propia representación, a la vista del público, convirtiendo el centro del escenario en una pista de circo donde tanto los espectadores como los intérpretes se ven continuamente reflejados, y deformados.
Para Ester Bellver “los bufones nos han dado la clave. Todo, también la estética, ha cobrado un tinte de carnaval. Los actores son actores muñeco, que recuerdan a los guiñoles y a las marionetas, pero con la blasfemia de los bufones brillando en sus ojos. Los bufones son seres que pertenecen a guetos marginales, lo han perdido todo y por ello no tienen miedo a blasfemar y a despotricar contra el poder. Su arma de destrucción es ponerlo en solfa, reírse de él. Es su venganza, su manera de destruirlo”.
Agustín recupera en Pasión (farsa trágica) y muchas otras de sus obras dramáticas las estructuras rítmicas del teatro antiguo (trímetros yámbicos, anapestos, tetrámetros trocaicos catalécticos…) que usaban, por ejemplo, los griegos. Sus versos no se miden, como ocurre con el octosílabo del Siglo de Oro español, de manera silábica; se disponen y articulan en metros que proponen diferentes juegos con el ritmo. Esto consigue en el texto una musicalidad que invita a la danza, al ritual. Imponen un código que aleja su interpretación de lo cotidiano, de la naturalidad; digamos que defiende y reivindica el artificio del teatro.
Ester Bellver
Comienza a formarse a los 12 años en diferentes disciplinas de danza; clásica, jazz, contemporáneo, claqué, tango… De los 17 a los 23 trabaja como bailarina en las revistas musicales que ocupaban por aquel entonces los escenarios de Madrid. A los 24 empieza su carrera como actriz.
Realiza su formación actoral en la Escuela Nacional de Teatro Clásico que creó Adolfo Marsillach especializada en el teatro del Siglo de Oro español. Forma parte de la primera promoción de actores del Teatro de La Abadía, proyecto dirigido por José Luis Gómez, donde permanece seis años en los que estudia las técnicas Chejov y Lecoq de interpretación con diferentes maestros y participa en diversos espectáculos. Posteriormente viaja a Londres para estudiar dos años en la École Philippe Gaulier, con quien descubre el clown y los bufones. Siguiendo su interés por el clown cursa la Escuela Internacional de Clown de Eric de Bont en Ibiza. Maestros de importancia en su formación han sido Inés Rivadeneira en canto y Agustín García Calvo en ritmo y prosodia.
Tiene 35 años de experiencia profesional en las artes escénicas. Ha trabajado como actriz a las órdenes de directores como Dan Jemmett, Gerardo Vera, Ángel F. Montesinos, Helena Pimenta, José Luís Gómez, José Pascual, Guillermo Heras, Eusebio Lázaro, Rosario Ruiz Rodgers, Götz Loepelmann, Ernesto Caballero, Lluís Pasqual, Lino Ferreira o Miguel Cubero.
En 2009 pone en marcha su propia compañía Rotura Producciones con la que tiene estrenados tres espectáculos: protAgonizo, Todas a la una y Réquiem, este último candidato a ‘mejor autoría revelación’ de los Premios Max 2018.
Coloquio, función accesible y recital de Amancio Prada
El miércoles 2 de octubre, al finalizar la función habrá un encuentro con el público, moderado por Ángel García Galiano, profesor de Lengua Española y Teoría de la Literatura de la Universidad Complutense.
El martes 8 de octubre, habrá una función accesible, mediante subtitulado adaptado, audiodescripción, bucle de inducción magnética y sonido de sala amplificado).
El sábado 11 de octubre, Amancio Prada, que ha compuesto canciones a partir de varios poemas de Agustín, interpretará algunos de estos temas, al finalizar la representación de Pasión.