La compañía Els Joglars ha organizado un encuentro con periodistas para hablar de su último espectáculo ‘Zenit’, que pasará por el Teatro Amaya hasta el próximo 25 de mayo y en el que reflexiona sobre el mundo de la información, el cual «no es entretenimiento ni debe edulcorar la realidad».
Ramón Fontserè, director de la obra, ha recordado que ‘Zenit’ surgió del interés de la compañía por «un elemento central para la democracia» y que, a día de hoy, «atraviesa una situación complicada y peligrosa». La irrupción de las nuevas tecnologías y la atención a la anécdota en lugar de al «corazón» de la noticia lleva a una especie de «periodismo convulsivo».
«¿Qué es más importante, un tropezón de Putin cuando aterriza en Barajas o el conflicto de Crimea?» se ha preguntado el director teatral, en la que supone su tercera producción tras la marcha de Albert Boadella en el año 2012. «Hay que confrontar el periodismo de gastar suelas con el de la voracidad», ha alertado.
Sin embargo, rechaza la idea de que «cualquier tiempo pasado fuera mejor». «Con las redes sociales, ahora puedes calumniar o insultar, pero también sirven para avanzar. Lo que hay que tener en cuenta es que sin periodismo no hay democracia y, en una guerra, la primera víctima siempre es la verdad», ha apuntado.
Por ejemplo, en un momento de la obra la redacción recibe la primicia de una ejecución del Daesh, y se plantean cómo tienen que dar esa noticia. «¿Cómo mostrarla sin molestar a los espectadores? Creemos que se tiene que herir la sensibilidad porque la verdad siempre tiene que estar por encima», ha afirmado la actriz Dolors Tuneu.
En ‘Zenit’, hay distintos personajes que representan varias caras de la profesión: el periodista desencantado, el jefe de redacción o los periodistas recién llegados. La compañía ha reiterado que «no se trata de un espectáculo maniqueo: hay una responsabilidad compartida entre los medios y espectadores».
«No nos traguemos todo lo que nos dan, en estos tiempos lo más difícil es estar en ‘stand by'», ha lametando Fontserè. Juan Pablo Mazorra, actor de la obra, ha recordado como en México «ser periodista es alto riesgo» y ha instado a los periodistas en España a «no aflojar con el poder», porque podría «irse de las manos».