Desde la llegada de Ignacio García a la dirección, el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro ha tratado de prestar más atención a las compañías locales. El Teatro de sus Mercedes con el Taular es, tal vez, su máxima expresión, un éxito de dos temporadas. Con la pandemia esta colaboración se ha intensificado y el mundo del teatro encajero ha dado un paso al frente para tratar de ayudar en lo posible. Ahí no podía faltar la principal insignia de las tablas calatravas, Corrales de Comedias, cuya campaña estudiantil ha llevado al teatro, muchas veces por primera vez, a cientos de miles de chavales. Corrales de Comedias juega en casa en el Corral, de donde sale durante el Festival para hacer sus microclásicos, una cita ya habitual. En esta ocasión, sin embargo, el Festival la ha desplazado hasta el Palacio de los Oviedo, donde recreó el Corral para interpretar La discreta enamorada.
LA COMPAÑÍA ALMAGREÑA CASI LLENÓ EL PALACIO DE LOS OVIEDO
Francisco J. Otero
Corrales de Comedias se hace hueco en el Festival de Almagro con La discreta enamorada

Lope estaba en pleno apogeo con esta obra, que le sale fácil, fluida, presta para la risa, para la conexión inmediata con el público. De eso sabe bastante Corrales de Comedias, compañía de repertorio, digna donde las haya, de vocación popular, como Lope, como Cervantes. Quiere esto decir que no se les esperan grandes atrevimientos en lo formal, que entienden que las obras de Lope, Calderón, Moreto o Rueda, se mantienen solas si se dicen bien, que el público se ríe y disfruta con actores que conocen su oficio, que no pretenden inventar el arroz con leche cada vez que pisan las tablas, sino dar lo mejor de sí mismos con obras de probada solvencia.
Cumplió con lo que prometía La discreta enamorada. Donde pone discreta el lector actual debe entender inteligente, aunque más bien parece lianta esta Fenisa que da nombre a la obra, papel en el que brilló Rocio Sobrino. El público, que prácticamente llenó el aforo reducido del Palacio de los Oviedo, se lo pasó muy bien con sus enredos, que llevan de cabeza a Lucindo (acertado Javier Mejía) y su padre (Antonio León, alma mater de la compañía). Completan el elenco Covadonga Calderón (Belisa), Elena Alcaide (Gerarda), Ángel Mauri (Doristeo) y Vicente Nové (Hernando). Por poner alguna pega, hay alguna sobreactuación, el tono de voz se eleva de más en ocasiones, pero nada grave.
Corrales de Comedias demostró que tiene sitio en un Festival de amplio espectro, un Festival para todos los públicos. Su actuación tuvo muchos punto en común con la de 2RC Teatro y su Galán fantasma de días atrás. Parece que el Festival ha optado por el Palacio de los Oviedo para sus propuestas más populares, en el mejor sentido de la palabra.