Considerada una de las figuras más influyentes de la danza contemporánea española, Lucía Vázquez indaga en esta propuesta en la búsqueda de una poética serena como muestra de lo simple para bailar sobre el escenario el concepto de normcore; un término que pone el foco en la belleza de la normalidad, de la naturalidad, en alejarse de las tendencias para defender la personalidad sin artificios como respuesta a la propagación de las modas, que ya es una moda en sí misma. Así, en Normcore -lo normal-, la creadora busca lo natural, lo directo, lo sencillo.
Y lo hace acompañada por la también bailarina sevillana Sandra Ortega, excepcional intérprete que ha desarrollado su carrera en compañías de la talla de Anne Teresa de Keersmaeker/Rosas o Les Ballets C de la B; y el músico y compositor Miguel Marín Arbol, colaborador frecuente de la coreógrafa, encargado del diseño sonoro y la música en directo, que ha creado para este trabajo una banda sonora basada en las melodías, en la belleza de la música desnuda y en la pureza de la voz.
¿Qué nos cuenta Normcore, lo normal?
Es un espectáculo en el que yo quería indagar sobre la danza y la pureza de la danza dentro de una normalidad, que fueran unos movimientos naturales. Entonces, se me ocurrió el concepto del Normcore, que es un concepto que viene de la moda, y que viene siendo vestir con los básicos, como con unos vaqueros, una camiseta blanca, un jersey… Algo así, simple. Partiendo de que vistiendo o poniéndote en escena con lo más simple, la belleza del que lo lleva es lo más importante. Un poco es el concepto.
De ahí que uno de los titulares que se lleva manejando en estos días sea el tema de un movimiento puro y minimalista, ¿no?
Sí, sí, sí, a mí me interesa realmente una forma geométrica, una danza, que bueno, como yo vengo del clásico, también he estudiado contemporáneo, pero al final, la esencia de mi cuerpo está muy ligada al clásico y a unos movimientos muy limpios, de una forma más aérea y más minimalista.
Si tuviéramos que encuadrar este espectáculo, ¿dónde lo encuadraríamos? ¿Es una pieza contemporánea, clásica me imagino que no, neo-contemporánea?
Sería contemporánea, sí. Básicamente es danza contemporánea, aunque a mí también me gusta usar textos en las obras. Tendrá textos. La música, no es solo música, sino que esta vez van a ser también canciones, donde las letras de las canciones darán un mensaje, también muy importante dentro del concepto de la obra, y de darle importancia a lo sencillo, a lo cotidiano, al detalle… A este tipo de cosas pequeñas.

Estarás acompañada por otra bailarina, Sandra Ortega. Por un músico y compositor. ¿Se ha compuesto la música específicamente para este espectáculo? ¿La música será en directo?
Sí, la música es en directo y se ha compuesto expresamente para la obra. Llevo trabajando con Miguel Marín, que es el compositor y el que va a estar también en escena, varios años, varias obras que hemos hecho. A mí me parece súper importante que la música sea original y que la creación sea colectiva y total, que esté creada expresamente para esa pieza y con las ideas en las que se está trabajando también con el movimiento.
¿Qué esperas de este espectáculo? ¿Qué esperas de la reacción del público que lo va a ver por primera vez en Sevilla?
Yo creo que va a gustar, que va a ser un espectáculo que va a gustar, porque realmente he querido trabajar con la belleza de lo simple y con la poesía. Son temas que a cualquier tipo de público le va a gustar y va a poder conectar. Creo que, en general, tenían ganas de ver una pieza mía donde se bailara más aún. Porque las últimas piezas han sido más contemplativas y han sido, también, un trabajo con artistas plásticos o con otro tipo de cadencia, más lenta. En esta pieza va a haber más danza. Visualmente también va a ser muy seductora.
Lucía. ¿Qué nos quieres contar?
Quiero transmitir que no hace falta tanta superficialidad, tanto querer aparentar, y que la belleza ya está dentro de la persona, y que la belleza también está en las cosas simples y que no hay que consumir tanto, ni ser tan superficiales, digamos, y quedarnos sólo en esa parte, y encontrar y disfrutar de ese lujo que está en las pequeñas cosas, en lo sencillo.

¿Cómo definirías la belleza de lo sencillo?
Últimamente llevo trabajando sobre temas que me interesan, como por ejemplo el Zen, o esas filosofías orientales, esa forma de pensar y de mirar. Me interesa más lo pequeño, lo honesto, lo cotidiano. No hace falta pretender nada, ni tener grandes pretensiones, ni exageraciones, ya que el objeto pequeño puede ser sofisticado. Pararse a mirar a una persona con calma, el silencio, que necesitamos también mucho silencio. Son esas ideas.
Lucía, me hablabas antes de que estabas investigando la filosofía de las culturas orientales. ¿Cuál es la filosofía de vida de Lucía Vázquez?
Ha ido cambiando mucho a través de los años. He nacido en Sevilla, donde hay una gran cultura barroca. Y luego, por supuesto, he ido aprendiendo de muchos sitios. Al estar viviendo en Madrid también cambió mi filosofía de vida. Cuando me mudé a Japón y estuve esos cuatro años viviendo allí, pues ya terminó por cambiar totalmente. Porque se cambia. El tamaño de las casas donde vives ya te cambia. El piso donde yo vivía tenía 24 metros cuadrados. Al final te das cuenta de que necesitas muchas menos cosas de las que tienes y realmente si eliges bien las pocas cosas que tienes, ya esas cosas te hacen súper feliz. Entonces mi filosofía es “El menos es más” y lo que tengas, que sea de calidad y que te llene el alma.
Lucía, ¿a dónde quieres llegar con este espectáculo?
Me gustaría llegar a la sensibilidad de las personas que lo vean.
¿Y geográficamente? He visto que vas a estrenar en Sevilla, tienes en Segovia, creo, otra función. ¿Dónde más te gustaría llevar este espectáculo?
Me gustaría volver otra vez a Madrid, porque fueron muy acogedores cuando nos hicieron compañía residente en los Teatros del Canal. Y me encantaría volver allí. Me gustaría mucho ir a Barcelona, y también al País Vasco, porque creo que esta pieza con la sensibilidad de esa cultura creo que va a encajar súper bien.
¿Cómo ha sido el trabajo con tu compañera de escena, con Sandra Ortega?
Muy bien, porque realmente nos conocíamos desde hacía tiempo. Habíamos empezado a trabajar en otro proyecto que finalmente ella no pudo hacerlo, y yo tenía muchas ganas de retomar esas cosas que habíamos dejado. Empezamos a ensayar y ha ido súper fluido, nos entendemos muy bien. Yo también creo que nuestros cuerpos se entienden muy bien, nuestras energías son parecidas y la verdad que ha ido muy natural y súper a gusto hemos estado en los ensayos.

Siempre suelo hacer esta pregunta cuando tengo la oportunidad de entrevistar a algún coreógrafo. Para Lucía Vázquez, ¿primero es la música y luego el movimiento o primero es el movimiento para después componer la música?
Primero es el movimiento para mí. De hecho, en este espectáculo, ha sido muy claro ese concepto, porque Sandra y yo hemos empezado a ensayar y a crear la coreografía en silencio. Con todas las pautas y todas las ideas que yo le había contado a Miguel se metió en su estudio y creó la música. Cuando nos la puso era justo lo que necesitábamos, justo lo que estábamos buscando. Fue poner la música y ya el movimiento encajaba a la perfección.
Lucía, ¿serás profeta en tu tierra? ¿Llenarás la sala del Central?
Yo creo que sí. Esta es la quinta vez que presento un espectáculo mío con mi compañía en el Teatro Central. La verdad es que su director, Manuel Llanes, me apoya absolutamente. Y siempre he tenido muy buena aceptación, la verdad. Yo creo que esta vez también será así.
Independientemente de que llenes el teatro porque vas a ser profeta en tu tierra, si hay alguien que tuviera alguna duda de ir o no ir, ¿cómo disiparías esa duda? ¿Cómo animarías al público a que fuera a ver tu espectáculo?
Yo creo que es un espectáculo que le gustaría a todo tipo de gente, tanto a los de danza, porque la calidad de la danza que van a ver es innegable, como al resto, porque en general esto creo que es un espectáculo fácil y es un espectáculo amable, que es también la intención que yo tenía, hacer algo sencillo, amable, bello, y que llegara al corazón de cualquier persona. Yo creo que cuando tienes ideas tan sencillas van mucho más directas y son mucho más claras para el público.
¿Tiene la propuesta un hilo conductor o simplemente el público podrá admirar la belleza del movimiento?
Sí que tiene un hilo conductor, pero no es un espectáculo narrativo o lineal respecto al tiempo, sino que se van ofreciendo ideas que simplemente te recuerdan de qué estamos hablando.
Para finalizar esta pequeña conversación, me gustaría preguntarte ¿qué le pides al mundo de la danza?
Es una pregunta un poco difícil. Más que al mundo de la danza, quizás se lo pediría al mundo de los programadores, porque hay poca danza programada en los teatros. De hecho, ha habido unos estudios que se han presentado hace un par de meses o algo así, y era bastante impresionante la diferencia entre las funciones que había de danza y las funciones que había de otras disciplinas, de teatro, de música. Pediría más programación de danza. Porque la danza, en realidad, a la gente sí que le gusta y sí que les interesa.