Josep Maria Pou, director artístico del Teatro Romea, quiso iniciar la presentación dando la bienvenida a la compañía, algunos de ellos largamente vinculados a su carrera, como es el caso de María Adánez, con quien coincidió en Casa de muñecas, con dirección de Ana Diosdado, en lo que supuso el debut de Adánez en el teatro, con sólo 7 años, o bien o bien con Ernesto Caballero, autor de Viejo amigo Cicerón, que Josep Maria Pou protagonizó en 2019 en el Teatre Romea.
Josep Maria Pou habló de la premisa de La gramática, que da la vuelta a la historia de Pigmalión, de George Bernard Shaw: si en Pigmalión un profesor enseñaba a hablar correctamente a una joven de clase baja, en esta obra se cuestiona cómo el lenguaje puede ser una herramienta de poder y transformación.
Ernesto Caballero, en esta ocasión tanto autor como director de la pieza, se mostró muy satisfecho de volver al Romea y definió así La gramática, una obra que nos transporta al mundo de las palabras y su influencia: “Es un juego, una comedia, una parábola distópica escrita y hecha con humor, donde el principal protagonista es la lengua. Creo que el teatro debe ser un sitio que privilegie la expresión oral, así que me propuse escribir una obra sobre el lenguaje. Y al hacerlo, surgió un juego, ese juego perverso, de decir: hagamos un poco el Pigmalión a la inversa. La escribí con la idea de denunciar la perversión, cómo se está perdiendo el lenguaje, cómo cada vez hablamos peor. Pero empezaron a surgir otras preguntas: ¿cómo lo utilizamos? ¿Puede servir para acceder a la verdad? Sí, pero también puede ser una herramienta que la distorsione. ¿La observancia obstinada de las normas puede ayudarnos a comunicarnos más y mejor, o puede llegar a ser un obstáculo?”
Por su parte, María Adánez se mostró muy contenta de estrenarse como actriz teatral en Barcelona después de una larguísima y reconocida trayectoria. Adánez destacó la generosidad del director Ernesto Caballero y el reto que supone interpretar a una mujer que, obsesionada por el lenguaje, ve cómo su vida social se ve afectada hasta el punto de aislarse. “Esta función es un juego maravilloso con la palabra, donde una mujer, desesperada por encontrar soluciones, accede a una terapia peculiar. Después de intentarlo todo, se da cuenta de que su problema con el lenguaje no le genera felicidad, sino ansiedad. Su obsesión le conduce a vivir sola ya corregir constantemente su entorno. En escena, viviremos un viaje intenso y revelador con este personaje y su terapeuta, interpretado por Troncoso, con el que hemos creado una pareja mágica en escena”, explicó la actriz.
José Troncoso, que interpreta al terapeuta, ya quien el público barcelonés ya pudo ver la pasada temporada en la nueva producción de Las niñas de Cádiz, Las bingueras de Eurípides, que se representó en el Teatro Condal en el marco del Grec Festival de Barcelona, también compartió su entusiasmo por volver a Barcelona y subir al escenario del Teatre Romea. Troncoso describió a su personaje como una representación de la velocidad de los tiempos actuales y de la falta de mal olor a la hora de convertir en vulgar lo que antes era oro: “mi personaje es un reflejo de una parte de la sociedad que nos incluye a todos, y este retrato está muy bien escrito por Ernesto Caballero. Cuando salimos a escena, el público es tratado como el terapeuta invitado. Vivirá en directo una involución, lo que genera un debate muy interesante al salir del teatro”, explicó.
Sinopsis
Una sátira que homenajea a nuestra relación con el legado que, según Lázaro Carreter, constituye nuestro patrimonio más sólido: la lengua.
Imaginemos que un buen día, de forma accidental, una mujer convencional se convirtiera de la noche a la mañana en una erudita consumada de la lengua y la gramática. ¿Cómo cambiaría su vida esta circunstancia? ¿Vería, como suele decirse, ensanchados sus horizontes personales y profesionales o, por el contrario, estas nuevas destrezas le preocuparían la marginación de su entorno?
Imaginemos, al mismo tiempo, un prestigioso neurocientífico dispuesto a someter a la mujer a un intensivo proceso de desprogramación lingüística en sentido opuesto al realizado por el doctor Higgins sobre la florista Liza Doolitle en la célebre obra Pigmalión, de Bernard Shaw. En este caso no se trataría de refinar verbalmente al personaje, sino, inversamente, de devolverlo a su estado primario de limitación expresiva para evitarle, de este modo, los trastornos de inadaptación social originados después de su inapropiado accidente.