¿En qué proyectos está ahora embarcada?
Ahora tengo tres proyectos súper guay. Empiezo a ensayar en el Teatro Español, vamos a hacer Historia de una escalera con un reparto increíble, encabezado por Gloria Muñoz. Lo dirige Helena Pimenta, y con muchas ganas, la verdad, de hacer un Buero Vallejo y una función con un elenco tan grande y tan de teatro.
Y luego empalmo con La Abadía. Vamos a hacer la Orestíada, que lo dirige Ernesto Caballero, con una adaptación que ha hecho Karina Garantivá, súper interesante.
Y luego, si todo va bien, tenemos un poquito de gira con la Orestíada. Y luego me voy al Pavón a hacer un texto de una dramaturga nueva maravillosa que se llama Alma Vidal. El texto se llama El Dios de la Juventud.
Está repleta de proyectos…
La verdad es que sí, muy contenta con el mundo del escenario.
No se ha conseguido separar de Helena Pimenta. ¿Hay algo que Helena requiere de usted y usted requiere de Helena?
Pues creo que sí. De hecho, hace tiempo que llevamos intentando trabajar juntas desde la última vez, y por unas razones u otras no hemos podido, pero desde que nos conocimos, desde que me propuso hacer Rosaura, sí que hemos encontrado las dos una manera muy única, muy especial de entendernos y de defender el hecho escénico que nos tiene muy conectadas. Y luego como persona, la verdad es que es como si fuera un miembro de mi familia, es una hermana. Nos queremos muchísimo y yo la admiro profundamente y un porcentaje muy alto de todo lo que he aprendido, lo he aprendido de ella y me encanta trabajar con ella.
Lo último que hizo con ella fue la doña Ángela de la Dama Duende…
Exacto, Doña Ángela de La Dama Duende. Decidí no hacer El castigo y la última que hice con ella fue La dama duende, sí.
Marta, últimamente se le ha relacionado con esta cruzada, este enfrentamiento mediático en redes sociales, por la lucha de la dignidad dentro de la dirección de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. ¿Eso le ha supuesto algún bajón laboral?
La verdad es que no lo sé. Yo ya asumo que soy un tipo de profesional con quien hay algunos profesionales que no quieren trabajar, porque sí que es cierto que soy bastante reivindicativa y ya me ha pasado. Reivindico mis derechos o lo que considero injusto. Entonces sí que me ha pasado que en ocasiones en las que lo he hecho he recibido muy buena respuesta por parte del receptor o receptora y en otras ocasiones he recibido mala respuesta. Yo creo que más allá de esta decisión que tomé de publicar estos datos, creo que la gente con la que ya no voy a trabajar nunca por haber hecho esto, es gente con la que nunca trabajaría porque no soy el tipo de trabajadora con la que quieren mezclarse. No he perdido más de lo que ya me he arriesgado siempre a perder, y tampoco me importa porque realmente es gente con quien no me interesa mucho trabajar y posiblemente sí que voy a ir notando más secuelas porque hay mucho miedo en esta profesión. Pero estoy bien, estoy fuerte porque luego hay gente muy fuerte que sí que quiere trabajar conmigo.
¿Cómo se enfrenta cuando sale del clásico a otros retos más contemporáneos?
Es verdad que mi origen es la Cuarta Pared. De teatro más independiente, o de una gira, por ejemplo, muy larga con Las bicicletas son para el verano, y llegué a Helena. Lo que me ha pasado con el clásico es que aprender y profundizar en esa estructura y en esos textos sí que creo que lo que me ha hecho es darme una base que me ha hecho crecer muchísimo más como actriz porque tengo como muchas más vías de exploración. Mi relación con la gramática es más concreta, mi relación con la grandilocuencia, con la metáfora, con la necesidad de buscar formas grandilocuentes, de alcanzar lo emocional, es mayor. Mi capacidad de entender y de llegar a los textos más complejos es mayor porque me han sentado textos muy complejos. Lo que sucede cuando trabajas textos más contemporáneos, que no significa que sean menos complejos, un Beckett sigue siendo muy complejo, o un Pinter, pero cuando te enfrentas a textos un poco más mundanos, en el mejor de los sentidos, lo que sí que te ayuda es a particularizar. Textos que a veces podrían parecer más generales, sí que tengo herramientas suficientes como para poder matizarlos, complejizarlos a nivel intelectual y emocional y particularizar. Me siento mucho más provista de herramientas desde que pasé por el clásico.

No sólo que pasa por el clásico, se lanza también a dirigir una obra que aparece de Lope de Vega gracias a la inteligencia artificial. ¿Cómo ha sido la experiencia de esta francesa Laura que ahora también está interpretando?
Mucho más enriquecedora de lo que pensaba, mucho más luminosa de lo que pensaba, porque el síndrome de la estafadora me tenía muy preocupada, no llegar a honrar el texto y al elenco que tenía y el espacio que tenía. Me preocupaba un montón. Luego comprendí que trabajando y dejando que fluyera toda mi experiencia creativa. Podía hacer algo que gustara o no, pero podía hacer algo muy digno. Para mí la grata sorpresa es que, además, ha gustado. He descubierto que soy una directora que con muy pocos medios económicos soy capaz de contar una historia y conseguir de alguna manera que sea atractiva para una audiencia. He descubierto todas las dificultades. Me he encontrado con dificultades en gira, tales que vamos sin escenografía, vamos sin luces, y tener que recomponer constantemente a la batalla, todo el rato entregar un espectáculo que sea digno, con muchísimas dificultades. Entonces, mi capacidad de resolución ha crecido, ha crecido mi capacidad de arrojo, y mi capacidad creativa, claro, porque en situaciones así tienes que tirar de imaginación y de toda la inteligencia que yo tengo, que no sé si es mucha o poca, pero la tengo que utilizar. Entonces, para mí, esta guerrilla, que es una producción muy precaria, pues me ha parecido una grandísima oportunidad, me ha parecido más interesante que si hubiera ido con una gran producción.
Esto por un lado. Por otro lado, dirigir actores he descubierto que me fascina. Que con mi trayectoria sí que comprendo muy bien el camino del proceso de construcción, aunque cada uno tenga el suyo, sí que más o menos puedo entender o leer y mi intuición pueda atreverse a deducir lo que necesita para continuar en la investigación cada actor. Me gusta mucho la investigación colectiva y lo he podido aplicar y ha funcionado en base a mis expectativas. Y me ha encantado contar la historia a través de mí y a través de mis preguntas, y plantear mis preguntas a través de una historia de Lope de Vega.
¿Qué tipo de teatro cree que se está haciendo ahora, hoy en día?
Bueno, de todo. A veces un teatro, para mí, muy aburguesado. Otras veces muy condicionado por las circunstancias sociales que están un poco como en un plano muy superficial. A veces confundimos teatro de vanguardia con teatro mainstream. No voy a ser muy clara en esto porque ni yo misma lo tengo muy claro, pero me parece que hay un batiburrillo de objetivos que no son claros, que no están tanto en favor de la necesidad de reciprocidad con el público o de aunar fuerzas con el público, tanto a nivel artístico como social, como político, como incluso de entretenimiento. Me parece que hay muchas aristas de ese tipo.
Luego me parece que hay puntualmente cosas que están pasando que son muy interesantes. Pero en pequeños reductos. Luego, me parece que hay muy pocas oportunidades para compañías que están trabajando como bestias y hay un tremendo techo de cristal, de cemento o de hormigón, o como lo quieras llamar, porque hay muchísima gente trabajando y apostando y no están consiguiendo derribar esos muros. También a veces me parece que hay cosas terroríficas. Llevo toda la vida subiéndome a un escenario, muchas veces eligiendo el teatro por encima del audiovisual, y hay veces que no te seleccionan en un proyecto porque no eres un nombre televisivo. Y dices, llevo toda la vida currándome mi carrera teatral y de repente tenía que haber hecho más tele para poder hacer teatro. Son estas paradojas que llevan pasando siempre y que son un sin sentido, y que en mi mundo ideal pues no tendrían que contar. Creo que el hecho escénico está por encima de eso, que el público tampoco necesita famosos para ir al teatro, que el público disfruta mucho de las historias.
Al fin todo esto es para decirte que me preocupa que subestimemos, y creo que estamos en muchas ocasiones subestimando al público, más allá de que por supuesto puntualmente pasan cosas maravillosas, pero creo que se nos está olvidando un poco el público.

¿Cree que ha cambiado mucho el teatro desde que se inicia en este mundo hasta lo que está sucediendo en nuestros días?
No lo sé, porque claro, mi visión, por supuesto, es muy subjetiva. Me parece que el mundo del teatro, de las pequeñas salas independientes, de la época de la cuarta, que mira que tenemos teatros del barrio y tenemos cosas, pero me parece que los tiempos de la cuarta, de la Triángulo, de las pequeñas salas más experimentales me parece que está un poco más difícil de sostener y a mí siempre me ha parecido muy interesante. A veces en nombre de grandes movimientos sociales estamos haciendo demasiado mainstream. Está todo un poco más aburguesado.
A usted siempre la he considerado una actriz de raza de las nuevas generaciones escénicas. Al igual que, por ejemplo, María Hervás. Ella ha tirado más por el audiovisual y eso le ha reportado una imagen mediática que le puede facilitar mucho las cosas en un futuro. ¿A Marta Poveda le puede faltar eso? En el mundo del teatro está establecida, pero quizás cara al público no tan reconocida…
A veces es frustrante que en algunas ocasiones no ser más mediática ha obstaculizado mi carrera teatral. Pero es que no es una pregunta fácil de responder o que te pueda responder con una frase porque de repente en el mundo audiovisual hay una cosa que también ofrece, más allá de que tu cara sea reconocible, que es pasta. Me encantaría que me saliera un seriote, ganar un montón de pasta y poder producir, por ejemplo. Y ya de paso, hacerme mi casa en el campo. Esa parte materialista por supuesto también está. Te sale un Machos Alfa como a María y te puedes producir algo y encima cuando tienes un proyecto teatral vas a poder ir a La revuelta a promocionarlo. Eso todo son ventajas. A efectos profesionales yo hago un repaso a mi carrera y me flipa todo lo que he hecho. No cambiaría un prota en una serie por mis ocho años en el clásico. Me ha flipado hacer este curro por un montón de cosas. A efectos de satisfacción, de llenar teatros, de afrontar personajes… No creo que si hubiera tenido una carrera audiovisual hasta ahora hubiera pasado por los personajes por los que yo he pasado con mi carrera teatral, y que me han dado unos viajes de la leche. Y creo que en audiovisual no hay tantas oportunidades de pegarte esos viajes. Pero a efectos pragmáticos, ahora se estrena una serie en Televisión Española que hemos rodado, protagonizada por Silvia Abascal, Carla Campra, Laia Manzanares y yo, sobre la entrada de la heroína en Vallecas a finales de los 70. Yo mataría cada día por hacer cosas así. Con las cosas que he ido haciendo en audiovisual también he sido bastante afortunada. El no ser una cara tan conocida como mi querida compañera María, sí que es verdad que obstaculiza o no, o te quita oportunidades. Pero también para eso hay que hacer un gran esfuerzo. María ha hecho un gran esfuerzo para ser una persona mediática. Ha trabajado mucho para llegar a hacer tanto audiovisual y tanta tele, y es verdad que yo he trabajado más por hacer teatro.

Simplemente por curiosidad, ¿cuánto puede cobrar una actriz en una función de teatro y cuánto se puede cobrar por un capítulo de una serie?
Para que entiendas la diferencia de un medio y otro. Te lo voy a decir. En teatro público es muy poquito lo que cobras. O sea, haciendo un prota puedes estar rondando como los 300 euros por función. Y cobrando la miseria del mínimo establecido por convenio en ensayos que es muy poquito. Con funciones en un teatro privado puedes estar cobrando unos 250 euros. Aquí puedes estar como unos ocho meses y te da tiempo a ahorrar un poquito. En una sesión depende de qué peli o depende de qué producción sea, pero puedes cobrar mil euros al día por hacer una sesión, o sea, mil euros la sesión, a lo mejor si tienes en una peli siete sesiones te estás llevando siete mil pavos o más. La diferencia es abismal. Yo procuro, intento no perder el pulso con eso
Luego hay diosas como la Portillo, gente que está un poco entre esos dos terrenos y luego invierten muchísimo del dinero que ganan, por no decirte todo, porque están locas, porque estamos todas locas las que amamos el teatro, en proyectos teatrales.
Más allá de que, por supuesto, para comer también es una buena ayuda.
¿Qué filosofía de la vida tiene Marta Poveda?
Pues yo creo que la esencia de la filosofía justamente es seguir buscando, no tener respuestas claras, intentar constantemente ser fiel a mí misma. No tengo problema en sacrificar algunas cosas por defender mi conciencia ética. Puede que me equivoque en algunos momentos y luego, por supuesto, también me perdonan las torpezas, porque, efectivamente, todos tenemos una parte muy oscura, una parte egoísta, una parte ególatra, una parte narcisista, una parte ladrona, una parte muy corrupta, o sea que eso existe. Pero yo creo que hay una lucha por encontrar un buen equilibrio y por ser buena tía, lo intento, y por generar el mayor cambio posible o la mínima molestia posible en este planeta donde me ha tocado vivir.

Antes de finalizar, ¿qué le pide al mundo del teatro? ¿Qué le pide a su profesión?
Yo pido amor al público. Me parece que esa tiene que ser la máxima fundamental. La constante conciencia de que esto está hecho para compartir la misma respiración, el mismo momento, el mismo aire, las mismas preguntas con el público. Esto está hecho para esa gente. Me hablabas antes del audiovisual, que es maravilloso, pero el audiovisual normalmente ahora tiene que ver con cambiar un botón, con apretar un botón. Pero es que la gente que va al teatro, reserva una entrada, se viste, sale de su casa, coge el metro, se mete en un taxi o se da un paseo, o incluso a veces cambia de provincia, se sienta y te ofrece dos horas de su tiempo y encima te están pagando. Es una barbaridad. Quiero decir que es que la gente te elige y hace un trabajo. Hoy en día que todo es tan individualista y tan pasivo, todo te llega a casa por globo. Es que para que exista el teatro las personas tienen que ejecutar movimientos y ejecutar esfuerzos. No podemos olvidarnos de que hay un esfuerzo y que hay que honrar al máximo y responsabilizarse al máximo de ese esfuerzo, porque sí que genera cambios y sí que es muy importante. Sea para lo que sea, con la idea que sea lo que necesitemos expresar, que siempre el objetivo inequívoco sea apuntar hacia el público.
Y a veces se nos olvida, de verdad que se nos olvida. Te aseguro que a Lluís Homar se le olvidó. Vamos que si se le olvidó. No se le olvidó el dinero público, pero se les olvidó el público. Me gustaría que eso no pasara.
Esto que ha pasado si que ha generado un cambio, y no da la sensación de que nos vayamos a permitir no responsabilizarnos de a quién ponemos en esos puestos de tantísima responsabilidad cultural, social y política. Yo creo que el problema fue ese. Que quizá eso que tú planteas, que tiene tantísimo sentido, no se dio. La elección no respondía a esas necesidades.
Creo que la administración fue lenta en resolverlo. La administración necesita un cambio importante. El desenlace fue aceptar lo que se estaba denunciando públicamente, pero no hacer daño a nadie, quedar todos bien y contentos. Se esperaba un cese fulminante y eso no se produjo nunca.
No se produjo y te diré que si sigues investigando y mirando en el portal de transparencia, porque precisamente para mí no era un voy a ir a por él, sino yo quiero saber lo que está pasando. Y eso fue lo que me hizo descubrir esto. No había una lucha encarnizada por destruir a este señor, sino de entender qué estaba pasando y por qué está pasando, y realmente es espeluznante cuando te llegan los cobros, cuando te llegan los trabajos que algunos ni siquiera encuentras. Ves trabajos de creaciones audiovisuales de actores que están en la compañía y que de repente han cobrado 3.000 euros y luego investigas y eso nunca se ha exhibido, no se sabe si se ha hecho o no se ha hecho. Quiero decir, como tú bien dices, ha pasado esto, se ha elegido otra persona, pero no se ha abierto una investigación. No se ha depurado ninguna responsabilidad.
Y no sólo es responsable Homar, no sólo es responsable Albertí, porque tela marinera también si miras esas cifras… No sólo es responsable Sanzol de cosas como que su mujer haya tenido nueve ayudantías de dirección… que es nepotismo, que no es ilegal, pero que al fin y al cabo son cosas… ¡Qué madre mía! Que tenemos que mirarlas, porque al final se convierte eso en un chiringuito. Eso viene de una base que hay que gestionar.
Cuando yo llamo al INAEM y no me quieren atender, y ya me llaman y me dicen es que tenemos mucho lío, yo digo, ya, pero soy una ciudadana, y esta ciudadana os ha explicado algo que vosotros no habíais sido capaces de ver. ¿O lo habíais visto? Y me dicen, no, no, por supuesto que no. ¿En serio se lo tiene que decir una ciudadana normal? ¿Yo te he descubierto esto? Sí, sí, porque claro, si no lo hubieras descubierto tú, nosotros no lo hubiéramos visto. Pues yo creo que ese es el problema. Y si lo habías visto y me estás mintiendo, eso también es un problema. Tela marinera lo que hay ahí.
Esto ha sido una palmadita en la espalda para los que nos hemos empezado a quejar. Es cierto que están pasando cosas. Que están todos con el culo un poco más apretado, de lo cual me alegro, pero efectivamente, como tú dices, hay que reventar ese engranaje que está muy mal engranado. Y lo que no sabemos. Por lo menos sabemos que los ciudadanos tenemos el poder.

¿Duerme tranquila?
Yo duermo súper tranquila. Y de hecho no solo tranquila, sino que orgullosa de mí misma también, quiero decir, que me he hecho responsable de algo que corresponde a mi oficio y a mi gremio. No me han dado un premio en la vida, ni lo necesito, pero te juro que esto me parece mucho más importante que si algún día me dieran un premio. Para mí esto es un logro, y es un logro tenue, como tú dices, porque me parece que está quedando todo demasiado tenue, demasiado templado. Pero por lo menos ya es un paso que ha hecho una persona, y no te lo digo desde el mérito, simplemente que he puesto el interés y ya está. Imagínate si lo hacemos todos juntos. Quizá eso es otra de las cosas que faltan también, que es un poquito más de colectividad, y un poquito menos de ir cada uno a su bola.