El nuevo espectáculo de la compañía, con texto y dirección de Ana López Segovia, es un drama ibérico con tintes shakespearianos, guiños al teatro clásico español y reminiscencias del viejo romancero castellano
La obra toma como punto de partida un magnicidio contemporáneo para contar una historia universal en la que se tratan los viejos vicios de la política y sociedad españolas
Como en el resto de sus piezas, Las Niñas de Cádiz aúnan en La Reina Brava tradición clásica, vanguardia y cultura popular, siempre con el humor como seña de identidad
La Reina Brava es la última producción de la compañía, tras el éxito de El Viento es Salvaje y Las Bingueras de Eurípides; esta última podrá verse en el Teatro La Latina de Madrid hasta el 13 de julio
La pieza toma como punto de partida un magnicidio que sacudió a España a principios de este siglo, una palanca que sirve para saltar al imaginario y contar una historia atemporal. En palabras de López Segovia: «Trazar el paralelismo entre los personajes reales y el mundo del bardo inglés es una tentación irresistible. Surgen inevitablemente las comparaciones, aparecen las Lady Macbeth, los Ricardos III, los Rey Lear, Julio César… En La Reina Brava volvemos a dejarnos fascinar por los personajes extremos, amorales, que se dejan arrastrar enloquecidamente por sus pasiones. Esta vez los sumergimos en un ambiente con olor a teatro isabelino, pero también al viejo romancero castellano, a Lope y a Calderón, y a los corrales de comedias de nuestro Siglo de Oro. Insertamos con descaro nuestro carnaval, nuestro verso octosílabo desprejuiciado y alegre. Lo mezclamos con el endecasílabo, reservado habitualmente para los grandes temas, aunque le damos una vuelta y nos lo apropiamos para nuestras observaciones irónicas, nuestra guasa y nuestra forma de mirar el mundo, siempre desde el prisma de la alegría. A pesar del fondo dramático de la historia -cómo obviarlo-, nuestro espectáculo pretende seguir siendo una fiesta con el público, aunque esta vez bailaremos al son de los acordes más oscuros».
Tras el éxito de Lysistrata (2500 años no es nada), El viento es salvaje (Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación 2020) y Las Bingueras de Eurípides (Finalista Premio Max 2024 a la Mejor Adaptación Teatral), La Reina Brava continúa la receta con la que estas piezas han cosechado el aplauso de crítica y público en giras por toda España: la fusión de la tradición literaria de los grandes clásicos con la cultura popular, la exploración sin prejuicios de personajes extremos y excesivos y el uso del humor, marca de la casa y «herencia de nuestra tierra», en palabras de la compañía.
Sobre Las Niñas de Cádiz
Ya desde su nombre Las Niñas de Cádiz rinde un homenaje explícito a las Puellae Gaditanae, aquellas famosas bailarinas y cantantes de Gades evocadas por Marcial, imprescindibles en cualquier fiesta que se preciase en el Imperio Romano. A pesar de ser una compañía de reciente creación, la troupe lleva a sus espaldas una larga trayectoria teatral: desde los comienzos en grupos universitarios y los primeros trabajos profesionales, hasta los más de diez años como fundadoras y componentes de la compañía Chirigóticas.
Sus trabajos se caracterizan por la omnipresencia del humor como forma de entender e interpretar la vida y por la fusión de dos vetas artísticas: la llamada tradición culta literaria y la cultura popular, el folklore, el flamenco y el carnaval de su tierra.
Hasta la fecha, han presentado cuatro montajes: Cabaré a la gaditana, Lysistrata (2500 años no son nada), El viento es salvaje (Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación 2020), Las Bingueras de Eurípides (Finalista Premios Max 2024 a la Mejor Adaptación Teatral) y La Reina Brava.





