Masescena

Una mujer en la ventana, interpretada por Petra Martínez, una montaña rusa de emociones

Su hijo va a venir a recogerla por la mañana temprano para ayudarla a empaquetar y llevarla a su nuevo hogar. La obra transcurre cuando la mujer, antes de irse a la cama empieza a seleccionar las cosas que se puede llevar. Claro está que si fuera por ella se llevaría todo, pues todas las cosas que la mujer tiene en su casa tienen para ella muchísimo valor sentimental y todas y cada una de las cosa que ha ido reuniendo a los largo de muchos años le recuerdan distintos momentos de su larga vida: desde las cachimbas del marido, hasta el canapé donde descansaba después de comer, “el cuadro moderno”, recuerdo que se trajeron de algún viaje o su pajarito que, ignorante de todo – pía en la jaula – sin ser consciente que esta será la última noche que pasen juntos  después de tantos años. Pero, la mayoría “habrá que abandonarlas porque seguro que en la residencia estará con otra vieja en la habitación y no habrá espacio para todo”. Incluso su radio le será difícil mantener, pues a su nueva compañera de habitación no le gustará los mismos programas que a ella.

Una mujer en la ventara trata de la soledad, de cómo una mujer que ha ido coleccionando recuerdos y afectos durante toda su vida, tiene que abandonarlos de un día para otro. En su nueva vida no cabe todo lo que le une al pasado. Ella nunca quiso comprarse una televisión, pues así tenía la excusa de ir a verla a casa de su hijo y así poder estar alguna noche con su nieto y su hijo viendo algún programa. Ahora le resultará difícil ir a la casa de su hijo, ya que la residencia se encuentra a las afueras de la ciudad lejos de donde vive su hijo y por otro lado allí, en su nuevo hogar, habrá una sala donde todos podrán ver juntos la televisión.

De eso trata la obra, del final de la vida de muchas personas que vivieron apegadas a la familia durante toda su vida y en el final del trayecto sin quererlo, tienen que quedarse solas, fuera de su casa, de su entorno y conviviendo con desconocidos que, como ella misma dice, en un momento de la obra “vaya usted a saber si no me toca por compañera, una vieja gruñona, que ya sabemos que la gente mayor es muy latosa”.

Llevar a escena en este momento “Una mujer en la ventana” tiene cierto eco de los desterrados de la tierra: los refugiados, los emigrantes, los desahuciados y todas aquellas personas que, en contra de su voluntad, se ven obligados a abandonar el lugar donde han vivido siempre.

IMG 2824Petra Martínez se enfrenta al personaje con una serenidad y aplomo dignos de elogiar. Un monólogo de una de las actrices más populares del momento en el que el espectador entra en una especie de montaña rusa de emociones, en un contínuo subir y bajar de intensidad. Martínez sabe perfectamente jugar con el público, se lo lleva a la escena a los pocos minutos de levantarse el telón.

Por otro lado, es difícil no empatizar con una mujer de cierta edad a la que van a desahuciar en muy pocas horas. Los pelos de punta al ver cómo su sufrimiento por el nuevo cambio de vida es ya una realidad. Pero también se rie con ella. Es capaz de buscar y encontrar la vis cómica a su situación.

Un público completamente entregado, que abarrotaba el Teatro Cervantes de Sonseca en la celebración de su XXV Semana de Teatro 2017, ovacionó a Petra Martínez, quien al finalizar mantuvo un encuentro con los asistentes para que pudieran preguntar lo que consideraran oportuno.

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