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Pamela Palenciano estrena su nuevo espectáculo, contra la violencia institucional que sufren las madres que denuncian abusos sexuales intrafamiliares contra sus hijos e hijas

Arrancamiento se estrena en el Teatro del Barrio el próximo 14 de junio, tras una residencia que el equipo artístico de este espectáculo unipersonal ha realizado en este teatro, donde Pamela Palenciano es una habitual con su monólogo No solo duelen los golpes, una referencia internacional contra la violencia patriarcal. Además, junto con su hermanager Elisabeth Palenciano, el 10 de junio escenificará aquí mismo el podcast ¿Y ahora qué?

Y a la pesadilla le sigue otro calvario: el arrancamiento. Dura apenas un instante. Hasta llegar a él, las madres de niños y niñas que han sufrido abusos pasan por un largo proceso de denuncias, descrédito, pérdida de custodia y criminalización.  

El sistema tiende a dictaminar que las denuncias de este tipo de violencia son falsas. Que la madre miente. Que se debe intervenir y apartar a la criatura de quien, en realidad, la protege. Y así, se la condena a vivir con su abusador. De cuajo, sin preparación ni acompañamiento, cuerpos de policía armados arrancan a un niño o niña de corta edad de los brazos de su madre. Por orden judicial.  

Tras dos décadas en gira por escenarios e institutos de todo el mundo (en especial de España e Iberoamérica) con No solo duelen los golpes, ya un hito contra la violencia patriarcal que ha sobrevivido a la intimidación y el acoso de la extrema derecha, la activista e intérprete Pamela Palenciano presenta su nuevo espectáculo: Arrancamiento, el 14 de junio en el Teatro del Barrio. De nuevo sola en el escenario, vuelve a dar voz a las víctimas de esa decadencia social persistente llamada patriarcado.

Esta vez no se basa en una experiencia propia, pero sí en un trabajo de trece años. “Yo llegué a conocer esto cuando Celia Garrido, una trabajadora social que me acompaña habitualmente en los monólogos, me contó el caso de una familia en la que el padre había violado a la niña, pero nadie creía a la víctima excepto su madre”, recuerda. “Yo le pregunté a Celia cuál había sido la reacción de la familia, y me explicó que la madre estaba tratando de proteger a su hija incluso con la justicia en contra. Después conocí las historias de Amparo, de Isabel. Luego se hizo público el caso de Juana Riva, el de Infancia Libre. Llevo unos trece años haciendo activismo o incluso monólogos para recaudar dinero para estas madres. He estado en congresos con ellas, en asambleas. Se han intentado constituir más de una vez como asociaciones o agrupaciones, pero no es fácil y cada caso se individualiza institucionalmente”. El monólogo se pensó primero como podcast desde La Laboratoria —Espacio de Investigaciones Feministas—,  también productora de este montaje junto con el Museo Reina Sofía y la financiación que se consiga recaudar vía Verkami -la campaña aún está en marcha-. Pero Pamela se dio cuenta de que se podía llevar a escena.

 

El Síndrome de Alienación Parental no existe

Pamela tira del recurso de su particular estilo para poner en escena la realidad de ese abuso intrafamiliar, que se produce de puertas para dentro. De ese infierno casero, y de esas madres que le plantaron cara. Madres luchadoras, hijas e hijos desdibujados, padres abusadores y jueces que perpetúan esta tortura. ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Se ha convertido en una estructura?  

“En Arrancamiento hablamos de abuso sexual, pero sin perder el ángulo sobre un sistema que se encarga de perpetuar el abuso psicológico, físico y sexual de un padre hacia su criatura. Que lo respalda y perpetúa castigando a la madre que lo único que quiere es proteger a su hija o hijo. Cuando en este país una madre denuncia, porque la criatura no puede denunciar mientras sea menor de 18 años, no solo se basa en cómo la criatura verbaliza el abuso diciendo ‘papá me pega, papá me hace daño, papá no me quiere’. La mamá acompaña esa denuncia con pruebas que ha buscado a partir de informes médicos o psicosociales. Pero la imagen que se construye de ella en este proceso es que tiene ganas de hostigar al padre, manipularlo, destrozar su vida”.   

Se le atribuye el “síndrome de alienación parental, un síndrome que popularizó Richard Gatner”, psiquiatra y pederasta que defendía la pedofilia y que las mujeres sienten placer cuando las golpean. Acabó suicidándose. “La existencia de este síndrome la ha negado la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, su uso se mantiene en los juzgados y en las facultades de Trabajo Social españoles”.

 

Y ahora, ¿qué?

Durante esos veinte años en carretera con No solo duelen los golpes, Pamela ha quemado rueda de un escenario a otro con su hermanager, Elisabeth Palenciano. Una al volante y otra al copiloto, hablaban de todo, compartían impresiones sobre su experiencia. Ahora quieren transplantar la conversación al escenario. Será en ¿Y ahora qué?, el segundo estreno de Pamela este mes de junio, la noche del día 10. Un podcast escénico como los que ya son seña de identidad del Teatro del Barrio, que resignifica así su escenario con Maldito Bollodrama, Nadie hablará de nosotras o Payasos y fuego.

 

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