La obra funciona para una gran mayoría del público. No se sabe si a pesar o por causa de algundas deficiencias.
Así que la obra funciona. Al menos para un importante sector del público. Y lo hace no se sabe si a pesar o a causa de algunas deficiencias que parecen evidentes pero no deben serlo. Entre bobos anda el juego es la más granada de nuestras comedias de figurón, ese subgénero de las de capa y espada en las que el protagonista es un noble risible, alguien cuyos defectos lo acercan a la caricatura y que pugna con el gracioso por llevarse las risas del público. Se presta, pues, a la exageración. Digamos que es una exageración necesaria, pero incluso esta puede ser excesiva. Lo es, sin duda, el personaje de Lucas del Cigarral, firmado por José Ramón Iglesias. El elenco de este Entre bobos anda el juego es de primer nivel. Saben decir lo que dicen, hay rasgos de genialidad en Arturo Querejeta; embelesa un excesivamente maduro galán Daniel Albaladejo cuando se les escucha, que a veces baja el tono en exceso; cautivan Isabel Rodes en su papel de enamorada y Elena Rayos en el de pragmática criada; se desmaya fenomenalmente el barbado Antonio de Cos defendiendo la elección masculina para encarnar a doña Alfonsa… Pero sobre todos ellos hay una especie de niebla producto del exceso en el decir y en el hacer. Así pasa, que cuando le toca el turno a alguno de ellos, los demás lo miran como preguntándose si no se estará pasando un poco.
La acción imaginada por Rojas Zorrilla se ve aliñada con algunos números musicales, que gustaron mucho, aunque se le vieran las costuras al añadido por todos lados. Al público, entregado, le dio igual, pero ni el fondo ni algunas de las formas son coherentes con lo que propone el dramaturgo áureo.
La escenografía es, por usar un calificativo al uso, minimalista. Curiosamente, tanto se echa en falta algunos elementos como demás otros, lo que es difícil siendo tan pocos. El vestuario, barroco y afrancesado, es de lo mejor de una propuesta en la que sobre todas las cosas destaca un texto que, bien dicho, contiene los mecanismos humorísticos suficientes para satisfacer a casi todos. El aliño de Vasco también gustó mucho, aunque a algunos, los menos, nos parezca que le quita el sabor a la materia prima, convirtiéndola en otra cosa que no entendemos muy bien.
Dirección: Eduardo Vasco
Versión: Yolanda Pallín
Escenografía Carolina González
Iluminación Miguel Ángel Camacho
Vestuario Lorenzo Caprile
Música Eduardo Vasco
Asesor de movimiento José Luis Massó
Ayudante de dirección Daniel Santos
Producción Miguel Ángel Alcántara
Reparto
Don Pedro Daniel Albaladejo
Cabellera Arturo Querejeta
Doña Isabel Isabel Rodes
Don Lucas José Ramón Iglesias
Don Luis David Boceta
Carranza Rafael Ortiz
Don Antonio José Vicente Ramos
Andrea Elena Rayos
Doña Alfonsa Antonio de Cos