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Año VIINúmero 349
27 ABRIL 2024

Sasha Waltz, Ivo Van Hove, Miet Warlop, Séverine Chavrier y Samuel Achache, platos fuertes de la segunda semana del Festival de Otoño

Un momento de la obra In C coreografiada por la alemana Sasha Waltz

Las 17 propuestas que anuncia el Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid para su segunda semana son una muestra inequívoca del camino marcado por su director, Alberto Conejero, en los cuatro años que lleva ya al frente de este evento. La convivencia entre los diversos lenguajes escénicos, los proyectos híbridos o la transdisciplinariedad se dejan ver en obras que son tanto teatrales como musicales, tanto de danza como performáticas, tanto de objeto como de palabra, explorando temas eternos con nuevas miradas y preocupaciones contemporáneas con herramientas de siempre.

El prestigioso director Ivo Van Hove presenta su montaje de Who killed my father sobre la novela de Édouard Louis, toda una revelación literaria en Francia
La creadora belga Miet Warlop llega a Madrid con One song, su aportación al ciclo ‘Historias del teatro’ auspiciado por Milo Rau desde el NTGent
El teatro francés estará presente por partida doble con Sans tambour, de Samuel Achache, y Aria da capo, de Séverine Chavrier
Desde Atenas llega MOS, la presentación en nuestro país de la coreógrafa Ioanna Paraskevopoulou con producción del Centro de Creación Onassis
La escena nacional está representada esta semana por Juan Mayorga, Alberto Cortés, El Solar, Lobato & Rojas, Macarena Recuerda y Silbatriz Pons
Los municipios de la Comunidad de Madrid acogen obras de La Rueda Teatro Social, Lupe Estévez, María Velasco y Tulsa y La dramática errante
En La Cabrera se abrirán al público las últimas sesiones de Seré Folklore, proyecto de danza comunitaria llevado a cabo por la compañía Mucha Muchacha

Además, esta segunda semana tiene un marcado acento internacional, pues llegan varios espectáculos desde diversos países europeos, con creadores de gran prestigio al frente, como sucede en el caso de Sasha Waltz, la coreógrafa alemana que en 2011 ya trajo al Festival de Otoño su mítica pieza Körper. Su compañía lleva su propio nombre acompañado siempre de la palabra guests (invitados), porque ella nunca trabaja sola, sino para y con los demás. La obra que nos trae, In C, es un buen ejemplo de todo ello (Teatros del Canal, 18 y 19 de septiembre). 

In C es también el título de una revolucionaria partitura compuesta en 1964 por Terry Riley, considerado el padre de la música minimalista. Es una obra emblemática en la que hay 53 frases musicales que pueden ser tocadas libremente dentro de una estructura fija. Pese a esa estructura fija, cualquier interpretación es diferente a las demás. Sasha Waltz imaginó un sistema coreográfico adaptable compuesto de las mismas 53 variaciones y reprodujo el sistema musical de Riley cambiando instrumentos por cuerpos. El resultado es tan hipnótico como la propia música, una suerte de trance donde se evidencia que se puede ser individuo en el grupo, sin dejar de ser individuo pero sin aislarse.

Otro gran director es el belga Ivo Van Hove, que llega a Madrid 10 años después de estrenar en el Teatro Real la versión operística de Brokeback Mountain. Porque Van Hove trabaja tanto en teatro como en ópera, tanto en Europa como en Broadway. Aquí viene con un formato más intimista, un monólogo en el que vierte a la escena la novela de Édouard Louis Who killed my father (Quién mató a mi padre). El director, al frente del International Theater de Amsterdam y con el actor Hans Kesting como único intérprete, ha traducido y adaptado el texto, que él califica de “descarado y brillante”.

 

WIEHEE3

 

Who killed my father (Teatros del Canal, 17-19 de noviembre) es una apuesta por entender las fuerzas socio-políticas que moldean y transforman la vida de individuos desestimados por la sociedad como si no importaran. Esas fuerzas percuten con corrosiva constancia no solo sobre la personalidad, distorsionándola a través de lo que se acepta o rechaza como comportamiento convencional para una clase o un género determinados, sino que también producen efectos físicos, destruyendo los cuerpos. Se convierten, diría Judith Butler, en cuerpos que no cuentan.

Con un aire más festivo llega otra creadora belga, Miet Warlop, que ha conquistado un espacio de prestigio en los últimos años por su genuina forma de entender las posibilidades de un escenario. En One Song (Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, 17 y 18 de noviembre), que viene con el subtítulo de Historie(s) du Théâtre IV, ya que pertenece al ciclo que con este título impulsa desde el NTGent de Gante su director artístico Milo Rau, Warlop hace un exorcismo de la pena y el dolor por la muerte de un ser querido. Es un crescendo que se construye a base de repetir una sola canción. Doce intérpretes entran en escena en un hipnotizante ritual sobre la despedida, la vida y la muerte, la esperanza y la resurrección. 

Ya lo decía Alberto Conejero en la presentación de esta edición número 41 del Festival de Otoño: la música iba a estar muy presente. Lo vemos en la pieza de Miet Warlop y lo vamos a ver en las dos obras que llegan desde Francia. Por un lado, el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional acoge Sans tambour (17-19 de noviembre), con dirección de escena de Samuel Achache, que no ha dejado de coquetear con el repertorio clásico desde que en 2013 firmó la dirección de Dido y Eneas, de Purcell. En este caso, junto al director musical, saxofonista y clarinetista Florent Hubert, presenta una obra donde convive el teatro con los lieder de Schumann. La poderosa metáfora que se usa tantas veces para referirnos al final de una pareja, la del derrumbe del edificio, se hace literal sobre el escenario, donde vemos caer las paredes de una casa al ritmo vertiginoso de la última y definitiva discusión. Con los trozos esparcidos por el suelo, la pieza se construye sobre la destrucción, de manera fragmentaria, explorando muy libremente los vínculos entre teatro y música.

Por otro lado, en el Teatro de La Abadía vamos a asistir los días 17 y 18 de noviembre al estreno de Aria da capo, una producción del CDN de Orléans / Centre-Val de Loire con dirección de Séverine Chavrier, dramaturga y directora francesa con formación musical y filosófica. Los cuatro intérpretes de la pieza tienen entre 16 y 18 años y se están haciendo músicos a la vez que se hacen adultos, con la difícil conjugación que eso conlleva entre disciplina y tsunami hormonal. La obra se presenta como si fuera un trozo arrancado del día a día de sus vidas reproducido en escena, donde se muestran sus anhelos y fracasos, la propia poesía de un momento que siempre supura la pasión y el deseo de lo extremo, porque los sentimientos y su demostración tienen la cualidad de lo primero y lo último, de la inauguración y del deceso; todo nace y muere con extraordinaria vehemencia, con la concupiscencia por bandera.

De Francia a Grecia. MOS es la pieza con la que se presenta en España la coreógrafa y bailarina afincada en Atenas Ioanna Paraskevopoulou (Teatros del Canal, 17 y 18 de noviembre). Si no música, lo que hay aquí es un trabajo con el sonido muy genuino, porque MOS relaciona el movimiento con lo visual y, sobre todo, con lo sonoro. La propia Paraskevopoulou, junto a otro performer, Georgios Kotsifakis, juegan y dialogan con una serie de imágenes tratando de transcribir lo que ven al espacio a través del cuerpo y de una serie de objetos y materiales curiosos que actúan como medios de producción sonora. Los materiales son puestos al servicio de una danza sutil donde hay pausas y repeticiones, distorsiones, sonidos expandidos y retenidos, una experiencia explosiva para vista y oído porque el público empieza, casi sin pretenderlo, a generar nuevas conexiones e interrelaciones entre objetos, cuerpos e imágenes. Somos, como espectadores, los oyentes de una banda sonora improvisada en directo y tan heterogénea que sabemos que es única e irrepetible.

 

LaGranCaceria 9 Fotografa LAURA ORTEGA

 

Escena nacional

Con la mira puesta ya en la escena nacional, asistimos en esta segunda semana al estreno absoluto de La gran cacería, última obra escrita y dirigida por Juan Mayorga, producida por el Teatro del Barrio y protagonizada por el actor inglés Will Keen (Sala Cuarta Pared, 17 y 18 de noviembre). Se trata de un proyecto que parte de una pregunta en segunda persona del plural: ¿sabéis vosotros qué os quita el sueño? Porque todo arranca en una noche de insomnio a bordo de un barco que cruza el Mediterráneo, un barco que salió de Sicilia con destino al continente. Es quizás un viaje en el tiempo más que en el espacio, porque el Mediterráneo es mucho más que un testigo de la historia de Europa: es protagonista, es carcelero, es enterrador, es forjador de carácter, es alimento de pasiones, es dios y diablo, es mito y realidad. Atravesando el mar al que se asoma tanta literatura en todas sus orillas, un hombre, en su camarote, de noche, no consigue dormir. A su memoria vuelven una y otra vez imágenes de otras naves, de otros viajes.

Otro estreno absoluto va a ser la cuarta pieza del dúo Lobato&Rojas, Sodoma (Sala Mirador, 16 y 17 de noviembre), con dramaturgia de Julio Rojas y dirección de Aaron Lobato. Sodoma se desarrolla en dos planos paralelos: por un lado, emulando el relato bíblico, dos ángeles -caídos- llegan a Sodoma anunciando la inminente destrucción de una ciudad preñada de vicio y pecado. Solo se evitará el castigo divino si hallan a algún hombre justo. Por otro lado, hay un personaje llamado El Autor que muestra su bloqueo creativo y existencial: tiene cosas que contar, muchas, pero también tiene mucho pudor. ¿Será él el hombre justo que buscan los ángeles caídos?, se pregunta. Es un hombre nacido a finales del siglo XX, se identifica como homosexual pero no parece haber sufrido excesivamente por esa condición. ¿Qué significa, pues, Sodoma para él? Ahí comienza el asedio, no de la ciudad pecaminosa, sino de él mismo.

Si de amor y homosexualidad hablamos tenemos que hacer parada obligada en Alberto Cortés. El creador malagueño está ligado al Festival de Otoño desde que presentó Masacre en Nebraska en 2018. Este año no estrena nada pero también está, en un formato novedoso enmarcado en una sección del festival llamada ‘Más allá de la escena’. Se trata de la Apertura de procesos: Actos 1 y 2, o lo que es lo mismo, una jornada de trabajo de Alberto Cortés y su equipo a la que el público está invitado, porque a Alberto le gusta mostrar material en bruto y recibir feedback (Teatros del Canal, 15 de noviembre). Eso le ayuda a entender lo que está haciendo. Y lo que está haciendo es algo donde se conjugan formas de un querer marica con el romanticismo alemán de finales del siglo XVIII y principios del XIX. En mitad de esa relación está Analphabet, un fantasma que aspira a inaugurar una nueva mitología más basada en lo emocional que en lo teórico.

 

COSA 2 1

 

Otra experiencia genuina que propone este año el Festival de Otoño ha involucrado por vez primera a una institución con más de 100 años a sus espaldas, el Museo Nacional de Artes Decorativas, que custodia en su sede de Madrid más de 80.000 objetos en colecciones que abarcan los últimos siete siglos de Historia. Allí ha desarrollado en las últimas semanas una de sus investigaciones El Solar, la Agencia de Detectives de Objetos que comandan Shaday Larios y Jomi Oligor, trabajando junto a otro tipo de detectives de objetos, los propios trabajadores del museo. El resultado de esa inmersión es el llamado Archivo de la delicadeza, que se podrá visitar a partir del 19 de noviembre. La entrada es libre, pero hay que reservar previamente en la web del festival. El penúltimo día del festival, el 25 de noviembre, tendrá lugar un evento, también dentro del apartado “Más allá de la escena”, donde, bajo el título Archivo de la delicadeza. Objeto y memoria en la escena in situ, se presentará el libro (editado por La uña rota) que recoge los textos desarrollados durante esta residencia que El Solar ha hecho en el museo.

Dos mujeres completan la programación nacional del Festival de Otoño en su segunda semana. Por un lado, Macarena Recuerda Shepherd, pseudónimo tras el que se esconde la creadora Lidia Zoilo, que estrena en Réplika Teatro COSA. Intervenir un cuerpo (18 y 19 de noviembre). La pieza, que entre otras inspiraciones tiene muy presente la frase de Deleuze que dice que “crear es separar una imagen de todos los clichés, volviéndola contra ellos”, consta de dos partes. La primera es un trabajo de cuerpo y la segunda de escenografía, denominada coreografía de objetos, donde una serie de materiales se despliegan ante los ojos del público como cuerpos desplazados a través del espacio. Movimiento, aparición, tramoya, despliegue, danza, en fin, intervenida también por un trabajo de iluminación (que firma George Marinov) que altera las perspectivas al desplazar las sombras y crear nuevos volúmenes.

Por otro lado, la colaboración del Festival de Otoño con la muestra SURGE Madrid presenta esta vez una creación muy singular: Esquizofonía, de Silbatriz Pons (Teatro Pradillo, 18 y 19 de noviembre). Con dirección y dramaturgia de Marisa Pons y Luis Moreno, se trata de una pieza sonora y escénica articulada a través de un silbido. El cuerpo que silba (el de la actriz Marisa Pons, en este caso, silbatriz) se construye en escena como un ser ambiguo y la pieza se sitúa en la frontera entre lo natural y lo artificial para explorar las cualidades esquizofónicas de ambos mundos. El cuerpo -humano- que silba renuncia a la palabra, convertido en un ser que es mujer y máquina a un tiempo.

 

En los municipios de la CAM

Ya fuera de la capital, esta segunda semana también finaliza otro de los procesos junto con el Archivo de la delicadeza que, promovidos por el Festival de Otoño, se han desarrollado en las semanas previas al evento. Hablamos en este caso de Seré folklore, el proyecto de danza comunitaria, social y educativa que la compañía Mucha muchacha ha llevado a cabo en el Centro Comarcal de Humanidades de la Sierra Norte en la localidad de La Cabrera, en una convocatoria que se abrió a los 42 municipios de la comarca. Seré folklore se concibió como una oportunidad para la convivencia artística, para el diálogo, la reflexión y la confianza que permitiera la creación colectiva y el empoderamiento de la comunidad de la Sierra Norte, a través de su gente y su folclore actual. La idea es invocar nuevas formas de expresión, nuevas maneras de pensar sobre lo que somos, lo que hacemos juntos y lo que eso propiciará en una mirada al futuro. Los días 18 y 19 de noviembre se abre al público el proceso sin ánimo de presentar un resultado final ni una muestra cerrada, sino como una nueva oportunidad de compartir.

Otros cuatro espectáculos podrán verse en municipios de la Comunidad de Madrid durante esta segunda semana del festival, comenzando por Yerma, una tentativa sobre el texto lorquiano de la compañía vasca que conforman María Goiricelaya y Ane Pikaza, La dramática errante (Coslada, 18 de noviembre, y Torrejón de Ardoz, 19 de noviembre), que fue merecedora este año del Premio Max a la Mejor Adaptación. Además, La Rueda Teatro Social estará con Quiero colapsar a tu lado en Arganda del Rey el 17 de noviembre, una obra sobre la crisis ecosocial actual; la compañía de Lupe Estévez presentará su obra de títeres, objetos y texto para público adolescente y adulto Donde siempre, siempre en San Sebastián de los Reyes el 17 de noviembre; y Amadora, la obra de Tulsa y María Velasco estrenada la semana anterior en los Teatros del Canal, se podrá ver en San Lorenzo de El Escorial el 18 de noviembre.

 

 

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