Emilio Gutiérrez Caba promueve y encabeza el evento, coincidiendo con los Premios Goya
Máiquez nació en Cartagena el 17 de marzo de 1768. Era hijo de los también actores Isidoro Máyquez y Josefa Rabay, estuvo casado con la actriz Antonia Muñoz y Prado y ha pasado a la historia como uno de los más grandes actores de teatro de todos los tiempos, además de autor y director. Debutó en el Teatro del Príncipe de Madrid con 23 años y pronto se convirtió en protegido de los duques de Osuna y de Manuel Godoy, lo que le permitió formarse en París de la mano de François Joseph Talma y ponerse al día en todo lo relativo a las técnicas escénicas del naturalismo.
Ya de regreso en Madrid, su carácter legendario se forjó a partir de la memorable interpretación del Otelo, de Shakespeare, en 1802. A partir de ese momento promovió la creación de la Escuela Nacional de Declamación y se hizo merecedor de un célebre retrato de Goya (1807) que atesora el Museo del Prado.
Este pionero de la interpretación, encarna, a juicio de Emilio Gutiérrez Caba, un “punto de inflexión” en la historia de las artes escénicas en España, una revolución para los escenarios que apuntalarían pocas décadas más tarde Matilde Díez y Julián Romea. Isidoro Máiquez falleció en Granada el 17 de marzo de 1820, el mismo día que cumplía 52 años, y la ciudad quiso inmortalizar su figura en reconocimiento a su capital labor escénica y a su mentalidad avanzada, que en 1805 le había costado el destierro de Madrid por –en palabras del generalísimo Godoy– “revolucionar las compañías de actores con sus ideas tumultuarias de hombre inquieto y arrojado”.
“Hoy somos lo que somos y hacemos lo que hacemos, tanto en teatro como en cine o televisión, gracias a nuestros antepasados”, recalca Gutiérrez Caba, que pronunciará un pequeño discurso al pie del monumento a Máiquez y ha animado “a los socios y socias de AISGE y a los amantes de la cultura en general” a que se acerquen al mediodía a aplaudir a los artistas en el centro de Granada, apenas 10 horas antes de que arranque la ceremonia de los Goya.
Algo de historia
Isidoro Máiquez pasó la última etapa de su vida en Granada en un momento en el que la enfermedad se ceba más duramente con él e incluso tendrá problemas con el Corregidor Juez Protector de los Teatros. De fuerte personalidad y elevado sentido de genio, su carácter lo llevó más de una vez a enfrentarse con las autoridades. Llegó a Granada el 25 de noviembre de 1819 y murió el 17 de marzo del año siguiente. Tuvo un triste final. Rodeado de algunos amigos que siempre tuvo en Granada, fue enterrado con una simple Cruz, y en el momento de levantarle este monumento sus amigos no lograron identificar sus restos. El monumento se levantó en el año 1838 en el cementerio, más tarde fue trasladado al Campillo y por último se emplazó en la plaza del Padre Suárez, lugar que ocupa hoy, frente al Museo de la Casa de los Tiros.
El monumento que realizó Julián Romea en 1839 dedicado a la memoria del gran actor del siglo XIX, Isidoro Máiquez, se trata de un sencillo monumento de piedra, de base cuadrada y un pilar, de fuste estriado que se remata con una crátera con coronas de hojas de laurel.