La bailaora consagra el vínculo del flamenco con el Siglo de Oro en una ceremonia que paró el tiempo en el Corral de Comedias
Con un público puesto en pie y un Corral de Comedias engalanado para la ocasión, Irene Pardo, directora de la cita cultural, y Cristina Hoyos hicieron entrada por el pasillo central del patio de mosqueteros hacia las sillas vacías que aguardaban su presencia en el tablao del corral.
La guitarra y su particular sonido fue la encargada de abrir el acto de entrega del premio y la inauguración oficial de la presente edición.
Hoyos, desde las tablas centenarias del Corral, ha recibido el galardón emocionada, y ha parado el tiempo en el Corral para bailarse un poema en memoria de Carmen Amaya.
«Callarse los cantaores, que enmudezcan las guitarras, que se queden las bailaroas convertidas en estatuas, y suenen las castañuelas como cajas destempladas», entonaba para emocionar a todo el auditorio por la memoria de la bailaora.
Un poema precedido de toda una reivindicación del baile como valor teatral. «Yo siempre he interpretado con el cuerpo. Es mi medio de expresión. He compuesto personajes desde el baile, y mi corazón rebosa agradecimiento», ha señalado.

Irene Pardo y las contradicciones del Siglo de Oro
Tras ella, Irene Pardo dio la bienvenida a todos los presentes e insistió en el compromiso de la Fundación de hacer de la cita manchega un espacio multidisciplinar artísticamente hablando, así como agradecer a Cristina Hoyos que haya aceptado recoger el galardón, pues con su presencia se eleva así ese compromiso multidisciplinar y la categoría del premio en sí. Una presencia que para Pardo es hilo conductor de una tradición teatral que va «de Cervantes a Falla, de Falla a Calderón, de Calderón a Lorca y a la Generación del 27 que ama al Siglo de Oro por Góngora, y de Góngora a Cristina Hoyos».
«Volvemos a mirar al Siglo de Oro en una edición que se hace preguntas para volver a una época llena de contradicciones, con mucho oro, pero con mucha sombra», ha indicado desde el atril.
En su alocución, ha querido dejar claro que el teatro «pregunta dese hace siglos», pero el Festival no viene «a dar respuestas», y solo quiere ofrecer «un encuentro para convivir, emocionar, pensar».
Aunque el Siglo de Oro tuvo «sus sombras», en su opinión «conserva una conciencia profunda de la complejidad del mundo», una complejidad donde la cita «quiere habitar» con «riqueza y diversidad».
La parte política, pues recordemos que el acto es más político que cultural, ya que son los que permiten que económicamente la cita se pueda celebrar, estuvo ocupada por el alcalde de Almagro, el presidente de la Diputación de Ciudad Real, el vicepresidente de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha (el presidente Page estuvo en la puerta pero no pudo quedarse al acto), y el ministro de Cultura. Todos ellos apostaron por la presente edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, así como de las futuras ediciones con intención de ampliar los compromisos económicos e infraestructuras para que el certamen manchego pueda seguir creciendo y desarrollándose hasta llegar a la mitad de siglo con una salud inmejorable. Además, todos ellos coincidieron en alabar la trayectoria profesional en la figura de Cristina Hoyos, merecedora indiscutible del reconocimiento.

José Carlos Plaza y cómo decir ‘ole’
El director teatral José Carlos Plaza ha sido el encargado de la laudatio a Cristina Hoyos y lo ha hecho rememorando un encuentro con la distinguida en su oficina del barrio sevillano de Triana. Caminaba aterrado por si le decía que no a su proyecto. «Nunca más diré olé, diré ole. Es una de las cosas que he aprendido de Cristina».
Una bailaora de «disciplina, de constancia», de muchas horas. «Es, como su arte, generosa, progresista, y comprometida con la sociedad. Ha llenado el mundo de emoción. Ha conmovido al mundo», ha aseverado.
«La he visto tirar de la tierra, hacer llover, ser la Soledad Montoya de Lorca. En una mesa del Café de Chinitas con tanta sensualidad que ya quisiera Marilyn Monroe», añadía desde el escenario.
Plaza, amigo personal tanto de Hoyos como de su marido, Juan Antonio, recordó e hizo un paseo por esa parte más personal de la artista. Aunque también recordó las veces en que han trabajado juntos. En más de siete ocasiones, en las que Cristina Hoyos ha trabajado directamente en los espectáculos o los ha coreografiado. En ese recorrido, y para finalizar su intervención, José Carlos Plaza espetó que le gustaría que el día de mañana, y quizás cuando no esté, el público diga: ¡Qué suerte tuvo el Plaza, que vivió en el tiempo de Cristina Hoyos!
La parte más emotiva y personal vino de la mano de la sobrina de la artista, Mercedes. Ella recordó lo importante que ha sido Cristina para su familia, para sus abuelos. Lo unida que ha podido mantener a su familia gracias al amor y la inmensa generosidad que Cristina Hoyos siempre ha tenido no sólo con su familia, sino con todos los que a ella se han acercado. «Cristina se crió en el corral ‘trompero’ donde el hambre agudizaba el ingenio de una familia sin antecedentes artísticos. Ahí nació la bailaora y la actriz», ha afirmado.
Y después de este vaivén de sentimientos y emociones le tocaba el turno a la palabra. Y nada mejor que ponerlas en la voz de Manuela Velasco que recitó desde uno de los balcones del escenario del Corral de Comedias el Soneto V escrito por Garcilaso de la Vega, y que culmina con la famosa y conocida frase: “Y por vos muero”.

Urtasun y el manantial de milagros
Ernest Urtasun, ministro de Cultura, ha considerado que la cita es «un manantial de milagros»: «No siempre lo que vemos nos gusta, no siempre en el relato salimos bien parados», ha arrancado.
El teatro clásico y la cultura representan «la posibilidad de que algo nuevo ocurra», según el ministro, que ha dicho que Almagro y el Corral «son un laboratorio de experimentación» que radica a un legado «inmortal» como es el Siglo de Oro.
De la premiada, Cristina Hoyos, ha alabado cómo ata a España «a su tradición», y también su fusión y diversidad propia del flamenco. «Todo en ella es arte, belleza, sabiduría, elegancia natural, la vida misma encarnada en sus movimientos. Es un orgullo participar en la entrega de este premio», ha abundado.
La directora del Festival, Irene Pardo, solicitó la presencia del ministro de Cultura, Ernest Urtasum, para hacer entrega a la bailaora Cristina Hoyos del reconocimiento otorgado por la Fundación Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. El público, aplaudiendo y puesto en pie, ovacionó a la artista que se sintió abrumada con tantas muestras de cariño por parte de los allí presentes.
Según contó la bailaora, la culpa de todo la tuvo una radio que su padre compró cuando realizó unos trabajillos. Eran pobres, tremendamente pobres, y recuerda que su infancia la pasó en otro corral, llamado Trompero, en la ciudad hispalense. Sus inicios se deben a su entrada en la escuela donde Adelita Domingo y Ricardo ‘el cojo’ impartían sus clases, de canto, de baile. Pero a ella le atrapó lo segundo. El resto es historia de la Danza Española junto a Antonio Gades, con quien estuvo veinte años, y Juan Antonio Jiménez, su marido, y también bailaor, al que conoció en la compañía de Gades.
Para finalizar, y como no podía ser de otra forma, Cristina Hoyos agradeció el prestigioso premio de las artes escénicas del Siglo de Oro, bailando y recitando un poema dedicado a la genial Carmen Amaya. Hoyos demostró, una vez más, la elegancia de su baile, sus brazos, sus manos y su fuerte pisar sobre las tablas del Corral. Como palmas, los abanicos de una intensa tarde de calor. Y para concluir, y a modo de apoteosis sevillana, el público le tocó las palmas y ella volvió a arrancarse regalando a los presentes una ‘pataíta’ por bulerías que enloqueció, de nuevo, al público.
Con este espectacular fin de fiesta, Irene Pardo dio por inaugurada la cuadragésimo octava edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.






