Pero la memoria no siempre está emparentada con la realidad: se diluye, se transforma, se manipula… Verdad, posverdad y fake news vertebraron el debate esta temporada. Pero también se abren, a través de la poesía y a menudo del humor, a otras miradas sobre nuestro pequeño mundo cotidiano: la de Juan Mayorga, Lluís Pasqual, Mario Gas o los Rhum&Cía.
La temporada que ahora cierra La Abadía arroja datos firmes y esperanzadores.
65.739 espectadores han pasado este año por alguna de las salas del Teatro de La Abadía. 325 funciones que han alcanzado un porcentaje medio de ocupación del 74%.
El Corral de Comedias de Alcalá de Henares, gestionado también por la Fundación, ha contado con un total de 8.719 espectadores a lo largo de sus 85 funciones, alcanzando un porcentaje de ocupación del 72%.
Un total aproximado de 92.000 espectadores, sumando aquellos que les visitaron en La Abadía, los que lo hicieron en el Corral de Comedias de Alcalá, todos aquellos que han tenido oportunidad de disfrutar alguno de sus espectáculos en gira, y los que se han sumado a alguna actividad de su programación expandida (formación, debates, visitas guiadas, etc.).
Pero también toca celebrar el inicio, no solo de una nueva temporada, sino de un nuevo proyecto que llega de la mano de Carlos Aladro, nombrado como director general en el mes de febrero, relevando en el cargo a José Luis Gómez, director fundador, tras 24 años al frente. Avanzan la programación hasta finales de enero, mes que dará paso a la celebración de su 25º aniversario en febrero.
Ese hilo del tiempo y las herencias recibidas conectan con el eje temático central de la temporada 2019/20: los vínculos. Los relatos de esta temporada nos abrirán una serie de ventanas al universo de los vínculos. Aquello que nos une y lo que nos separa. El peso de los vínculos heredados que nos trascienden o aquellos que creemos elegir y aspiramos a consolidar o modificar. Vínculos de pareja, entre hermanos, entre maestro y discípulo, paternofiliales, intergeneracionales, sexuales o sociales.
Estos “vínculos” también hablan de nosotros como teatro en transformación, en continuidad pero sin continuismo, que atiende a su realidad y revisa sus relaciones con el entorno.
La Abadía es un sueño por cumplir
Esta idea de transformación conecta con otra de las ideas fundacionales del nuevo proyecto Abadía: una transición generacional necesaria para que los creadores puedan desarrollar trayectorias en continuidad. La Abadía sueña con un modelo de gestión de compañías/creadores asociados que pueda garantizar a una comunidad artística cada vez más activa laestabilidad y libertad necesarias para poder asumir riesgos (y fracasos).
Queremos tejer una red de colaboración que intente subsanar la precariedad estructural del sector poniendo en valor y en sintonía los activos de todos nuestros colaboradores. Desde una perspectiva transversal, La Abadía quiere compartir recursos y servicios con los creadores, para entrar en diálogo con ellos, en un vínculo prolongado en el tiempo, que responda a sus necesidades específicas de una manera sostenible y corresponsable. Entre otros: Carlos Tuñón, el Teatro Nacional São João (Oporto), Nao d’amores, Compañía de Babel, Alberto Jiménez, Jóvenes Clásicos (Málaga), Ay Teatro, Sleepwalk Collective (Madrid/Londres).
A nivel institucional, y a la vez artístico, se seguirán cultivando los lazos con Europa, a través de colaboraciones con el British Council, la Embajada de Portugal y otros que se sumarán. Queremos rastrear una idea de la cultura que nos enlaza de forma estratégica con Portugal y con Latinoamérica, como una manera de ampliar nuestra propia mirada, pero también de potenciar la visibilidad de La Abadía más allá de nuestras fronteras.
Esta idea de continuidad además enlaza con La Abadía como teatro de proximidad y de repertorio contemporáneo, que apuesta por una fórmula que permite a artistas y espectadores encontrarse y reconocerse a lo largo del tiempo, con periodos de exhibición prolongados.
Para el público, además, estrenamos esta temporada una política de precios más accesible que busca democratizar la creación teatral contemporánea.
Creamos tres tarifas –tres colores– a diez, quince y diecinueve euros. El precio medio por entrada se reduce un 20%. Los martes, día del espectador, se pueden adquirir entradas desde solo ocho euros. Y los más jóvenes (menores de 26), los más beneficiados, podrán comprar sus entradas por cinco y siete euros, dependiendo de los espectáculos.
En definitiva, buscamos un modelo de gestión colectiva –teatro, creadores, gestores, instituciones y públicos– que genere además de recursos financieros, conocimiento, creatividad, valores de ciudadanía crítica y el uso más eficiente de todos los recursos disponibles.
Os invitamos a una experiencia creativa de riesgo, garantizada.