La pieza reivindica una relación más armoniosa con la naturaleza, apelando a la responsabilidad del ser humano con el ecosistema del que forma parte
HEBRA es un solo que trasciende los límites de la danza, uniendo el cuerpo de la intérprete con el cuerpo vegetal y el arquitectónico
La coreógrafa y bailarina canaria es una de las voces más reconocidas de la danza contemporánea actual
HEBRA es, en palabras de la coreógrafa y bailarina canaria, «una danza continua entre cuerpos y naturalezas diversas que nos recuerda la reciprocidad de nuestras relaciones y de nuestras acciones y el entramado del que formamos parte, que sostenemos y que nos sostiene a través del tiempo y del espacio. Una invocación a la responsabilidad para con la belleza y la delicada potencia de este tejido trenzado». Un vínculo literal, tejido a través de las trenzas de pelo que se extienden y ramifican desde Paula Quintana hasta el cuerpo arquitectónico y el cuerpo vegetal, y en sentido inverso, desde estos cuerpos hasta la bailarina.
Antes de llegar a Tenerife, la pieza pudo verse el pasado mes de octubre en el Pabellón Mies van Der Rohen de Barcelona, en el marco de la exposición Suspendre el cel, del célebre artista y activista brasileño Caio Reisewitz.
HEBRA es un ejemplo más de cómo las coreografías de Paula Quintana se acercan sin prejuicios a distintos lenguajes. Sus piezas miran con curiosidad a otros ámbitos del pensamiento: la ciencia (y la ciencia ficción), la ecología, la medicina o la astrofísica. Esta vocación transfronteriza sustenta también su búsqueda más allá del escenario, promoviendo procesos creativos que involucran a distintos colectivos. «El trabajo entre disciplinas», explica, «está en encontrar lugares comunes y complementarios. En esta obra me he preguntado cómo puede un cuerpo vivo responder al espacio que habita, cómo vive ese cuerpo en ese lugar, cómo transita los conceptos estéticos, ideológicos e incluso arquitectónicos. He trabajado a partir de tres conceptos, reciprocidad, vínculo y tejido, para un público activo que quiera involucrarse en los distintos significados de la pieza».
Paula Quintana
Paula Quintana funda su compañía en 2014. A la bailarina y coreógrafa le interesa cómo el cuerpo habla del mundo y cómo el mundo habla del cuerpo. “Soy habitante de este tiempo”, explica, “y quiero establecer con el espectador un diálogo entre contemporáneos, apelando a la intuición y a la reflexión, abordando temas que nos interpelan, que nos afectan, que nos conmueven”. En la obra de Paula Quintana aflora la crisis de la comunidad humana actual, enfrentada a un cambio de paradigma. Emergen también tres voluntades: la primera, equiparar el conocimiento del cuerpo -de sus pulsiones, respiraciones y movimientos- con otros ámbitos del saber; la segunda, explorar las posibilidades del arte como motor de transformación social; la tercera, tender puentes con un amplio espectro de público, más allá de los círculos propios de la escena contemporánea.
Sus trabajos se han presentado en España, Italia, Francia, Corea del Sur, Reino Unido, Congo, Uruguay y Estados Unidos, entre otros. Su trayectoria ha sido reconocida con seis candidaturas a los premios Max de las Artes Escénicas (2016 y 2020), con el Premio a la Mejor Interpretación en los galardone Réplica de las Artes Escénicas (2019), con el Primer Premio en el III Certamen Europeo Mujer Creadora Contemporánea (2016), con el Premio Especial Mejor Artista Emergente Feria Umore Azoka (2015), entre otros galardones.
Es dueña de una prolífica carrera como coreógrafa, bailarina y performer. Ha sido artista residente en Graner Centre de Creació en 2022, en el Teatro de La Abadía en 2021, en Cité International des Arts de París Centre National de la Dansa en 2019 y en los Teatros del Canal de Madrid de 2015 a 2019. En 2021 es seleccionada por el programa Art For Change de la Fundación La Caixa. En 2023 se encarga de la coreografía y dirección artística de la actuación de Blanca Paloma en el festival Eurovisión. En 2024, será la coreógrafa de la gala de los Premios Max.
Su último espectáculo, Atlas de Anatomía Humana, se estrenó el pasado 6 de junio en el FAM de Tenerife.
En su repertorio destaca la trilogía compuesta por Huerto (2023), un trabajo en el que conviven danza, ciencias y rito; La Carne (2020), una fábula de ciencia ficción sobre la resistencia de una mujer contra un destino que la relega al rincón oscuro de la Historia; y Las Alegrías (2019), una pieza sobre la alegría como potencia transformadora y revolucionaria. Siempre en algún lugar (2017) es un poema escénico en el que el cuerpo convive con la tecnología. En Latente (2015) combina texto, teatro físico y flamenco para confrontar al público con las rutinas que nos hacen olvidar las esencias. Amarga dulce (2015) resucita a una Dulcinea atemporal que sobrevive al presente tratando de olvidar su glorioso pasado y Pieles (2014) reivindica una reconciliación con las emociones. Realiza también piezas site-specific y talleres para instituciones y festivales dentro y fuera de España.





