La Compañía Nacional de Teatro Clásico vuelve a Barcelona con el clásico de Calderón de la Barca dirigido por Lluís Homar
Josep Maria Pou, director artístico del Teatro Romea, abrió la presentación celebrando que el teatro que él dirige se haya convertido en la casa de la CNTC cuando desembarca en Barcelona, siendo ésta la cuarta temporada consecutiva que vienen, después de éxitos como Lo fingido verdadero, La discreta enamorada y el díptico Alma y palabra. Del mismo modo, Pou destacó la importancia de la obra de Calderón de la Barca que se presentó, puesto que se trata, en palabras del director artístico, «de una de las obras capitales del teatro español y uno de los mejores ejemplos de teatro barroco.»
“Hay pocas oportunidades -continuó el director artístico del Romea- de ver en los escenarios El gran teatro del mundo. Recuerdo alguna puesta en escena de José Tamayo en aquella época de festivales de España, pero, desde entonces, rara vez. Tengo unas ganas enormes de ver el montaje de la CNTC, ya que se trata de una pieza que llevo en mi corazón porque es un texto que hice con 18 años cuando estudiaba en la universidad y convencí a los profesores de hacerla y se convirtió en un pequeño evento de un chico que quería ser actor. Aún no olvido lo que nos enseña la obra: Obrad bien, que Dios es Dios.”
Lluís Homar, director del espectáculo, también quiso expresar su agradecimiento al Romea y a Josep Maria Pou por la colaboración continuada con la CNTC a lo largo de los últimos 5 años, tiempo en el que se han estrenado, sobre el escenario del teatro, producciones como Lo fingido verdadero, La discreta enamorada o El templo vacío. “La relación que se ha establecido con Romea y Focus es algo muy especial y que nos hace muy felices porque hemos encontrado este vínculo que, además, ha venido siempre acompañado de una gran respuesta del público y hemos oído que compartíamos algo que nos importa mucho. Además, la estructura del Romea es muy similar a la del teatro de la comedia, y eso, yo, lo valoro mucho en un teatro, sobre todo por la relación que se establece entre el escenario y los espectadores y espectadoras.”
“Es algo insólito y, al mismo tiempo, un acto sacramental.
Lluís Homar, director escénico
Parece que tenga algo muy elevado pero, al mismo tiempo,
es algo muy cercano, muy reconocible.”
En referencia al espectáculo en sí, Homar quiso alejar su intervención de una explicación académica sobre el material original y prefirió, en cambio, aproximarse a ella desde la relación emocional que tienen todos los integrantes. “La obra se estrenó en Almagro el 3 de julio, después estuvo en Madrid en el Teatro de la Comedia, empezamos la gira el 7 o el 8 de febrero en Gijón y, la semana pasada, en el Teatro Principal. Pero al reanudar los ensayos después de casi dos meses recuerdo lo bien que nos hacía recordar esas palabras. Hay algo del texto que te enamora. Es algo insólito y, al mismo tiempo, un acto sacramental. Parece que tenga que tener algo muy elevado pero, al mismo tiempo, es algo muy cercano, muy reconocible. Y esto es un poco lo que hemos querido conformar con nuestro montaje.”
Homar también confesó la dificultad que ha supuesto plantearse la puesta en escena de un texto como el de El gran teatro del mundo. “Debemos tener en cuenta que, en casi 40 años de la CNTC, esta obra nunca se había llevado a escena. Por el contrario, recuerdo que, cuando estudiaba en la escuela, había 3 obras principales de Calderón de la Barca: El alcalde de Zalamea, La vida es sueño y ésta. Debo admitir que me encontré con un recorrido bastante difícil con esta obra, de decirme ¿cómo se monta esto? Nunca en mi vida he descartado tantas ideas. Esta obra podía montarse de muchas formas. Decidimos, con muy buen criterio, creo yo, empezar por leer la obra el primer día con los actores, y fue fundamental, meses antes, revisarla frase a frase. Dedicamos muchas sesiones a leer la obra y tiramos a la basura varios proyectos escenográficos. Es algo de lo que me siento especialmente orgulloso, por cómo hemos acabado explicando la obra, desde la luz, desde el vestuario, desde el movimiento… Hemos creado un mundo en el que lo material se ha ido imponiendo. Es como si, simplificándolo mucho, el autor pidiera a los seres humanos montar una representación que él se encargará de ir ajustando. Estos ajustes harán que todo acabe muy bien para todos excepto por el rico, que es lo único que no se salvará. Y esto es lo que nos propone Calderón: pasar del YO al NOSOTROS. Porque si estamos dispuestos a rebajar el interés o el beneficio personal, Ego (y eso ya es mucho en los tiempos que vivimos), nos sentiremos útiles dentro del mundo propuesto por Calderón.”
Jorge Merino, quien interpreta el papel de Rey, se hizo eco del componente eminentemente moral de la pieza, explicado cómo el libre albedrío, una de las temáticas principales, se convierte en transversal en el desarrollo de los personajes y se trata de un concepto que traspasa la frontera del escenario, exhortando al público a actuar bien en sus vidas, con géneros.
Carlota Gaviño, quien interpreta el papel del Mundo, definió la obra como «una pieza que anima a la reflexión, que empuja al público a pensar qué significado tiene obrar bien y qué significado tiene Dios».
Antonio Comas, quien interpreta al personaje del Autor, y que ha declarado su joya por actuar por primera vez en su carrera en el Teatre Romea, explicó el gran recibimiento que ha tenido la obra entre el público joven.
Clara Altarriba, quien interpreta el papel de Pobre, quiso poner en valor el trabajo de Brenda Escobedo, quien firma la dramaturgia de la pieza, detallando lo que ha significado para la compañía trabajar una obra en verso barroco: «Ha sido todo un reto darle un tono realista pero a la vez no puedes utilizar un tono cotidiano.»
Malena Casado, quien interpreta el papel del Niño, quiso agradecer públicamente a Lluís Homar el haber cambiado el género de algunos personajes que en la obra original eran designados para intérpretes masculinos, como por ejemplo el Niño, el Mundo o el Labrador. Por último el reparto de la obra ha quedado distribuido entre siete actrices y tres actores.
Jose Luis Verguizas, quien sustituye a Pablo Chaves en el papel de Rico, quiso destacar los vínculos y el buen ambiente dentro del grupo: “Esto es una compañía de verdad y puedo deciros porque lo he vivido en mi propia piel. Desde mi primer día todos me acogieron muy bien y cuando terminé la primera función, hace tres semanas, todos me felicitaron, me aplaudieron y besaron”
Pablo Sánchez, quien interpreta la música del espectáculo en directo, destacó el papel de Xavier Albertí en la composición: “Su trabajo ha sido magnífico, me ha acompañado mucho en el proceso, que para mí, como percusionista clásico, era una experiencia nueva. Ha sido un trabajo muy enriquecedor.”
Por último, Óscar Valsecchi, ayudante de dirección, quiso remarcar el papel de Pau Aran en el movimiento: “ha sido un placer ver cómo Pablo iba creando la coreografía de los intérpretes y cómo la obra iba creciendo a nivel de movimiento.”
Sinopsis
Vuelve la CNTC con una de las obras más importantes del Siglo de Oro. Un clásico indispensable de Calderón de la Barca
Calderón de la Barca sabía perfectamente del gran poder del teatro para crear imaginarios hasta ese momento desconocidos. Hijo de la Contrarreforma, debía satisfacer las necesidades dogmáticas que la Iglesia de su tiempo imponía.
El genio creador de Calderón intentó, en innumerables ocasiones, conjugar su obediencia a estos principios dogmáticos con elementos que elevaran la conciencia de sus espectadores a espacios más allá de la obediencia ciega y les permitieran amplias cotas de reflexión, abrazando a la humanidad sin distinciones.
El gran teatro del mundo es una obra paradigmática al respecto. En ella se conjuga un imaginario escénico inédito en su tiempo y una versificación de una extraordinaria belleza con unas reflexiones espirituales y filosóficas de gran profundidad que proponían a los espectadores del siglo XVII, ya nosotros mismos, amplias cotas de reflexión sobre la naturaleza de nuestra existencia y los valores que le acompañan.
Por todo ello, El gran teatro del mundo sigue siendo una de las más importantes producciones teatrales del Siglo de Oro.





