El Teatro Circo Price ha acogido durante tres únicas noches “SUSTRAI”, la nueva creación de la compañía donostiarra ZirKuSS, una formación que lleva años apostando por un circo contemporáneo de raíz experimental. Bajo la dirección de Lander Briones, el espectáculo se adentra en un territorio donde las artes plásticas, la danza y la acrobacia se entrelazan para explorar una pregunta esencial: ¿de dónde surge la creación artística y qué vínculos invisibles nos conectan a ella?
Desde su propio título — “SUSTRAI”, “raíces” en euskera—, el montaje propone un regreso al origen. No a un pasado idealizado, sino a esa raíz común donde confluyen la materia, el gesto y la emoción. La pieza arranca en el taller de una escultora, Miren Barrena, que intenta dar forma a sus dudas y bloqueos creativos a través de la escayola, un material que en escena cobra una profunda dimensión simbólica. En ese espacio de creación, ZirKuSS traza un recorrido desde la realidad que habitamos —una sociedad abstraída, absorbida por la rutina— hacia una conexión más íntima con lo esencial, con aquello que todavía nos impulsa a crear, a buscar, a transformar.
La genialidad de Lander Briones radica en haber transformado un concepto teórico —la entropía, presente tanto en la física como en la semiótica o la teoría de la información— en un fenómeno visual, tangible y profundamente emocional. Allí donde la abstracción suele imponerse, el director consigue hacerla visible sin caer en la literalidad. La escayola, que registra huellas y fracturas, encarna la entropía: el avance inevitable del tiempo, la degradación de la materia, la imposibilidad de regresar al punto inicial. En sus grietas y vacíos se lee la historia del esfuerzo y del desgaste. Los moldes que surgen en escena funcionan como un archivo de lo efímero, memoria del cuerpo en tránsito, metáfora del acto creativo mismo: el intento de fijar lo inasible, de atrapar aquello que ya está condenado a descomponerse.
Lo admirable es la claridad con que el espectáculo traduce esta complejidad al lenguaje escénico. La entropía no se queda en lo intelectual: se hace tangible en la fatiga de los acróbatas, en la fragilidad de las formas y en el polvo que flota tras cada ruptura. ZirKuSS convierte el pensamiento en materia escénica y la materia en pensamiento. Y en ese tránsito logra una de sus mayores virtudes: hacer visible lo invisible y conmover desde la precisión de una idea llevada al límite de lo sensorial.
Esa misma claridad conceptual se prolonga en una atmósfera onírica que no se disuelve en la abstracción, sino que encarna lo intangible con una coherencia casi musical. Las escenas fluyen con calma, como un sueño lúcido, donde la lógica se rige por la emoción y no por la razón. Lo onírico, lejos de servir como refugio estético, actúa como un espacio de revelación: un territorio donde los cuerpos, la materia y la luz dialogan sin jerarquías. Los momentos de duda, de juego o de parálisis creativa emergen con una verdad silenciosa, reconocible, que trasciende la escena y se instala en el espectador. En ese equilibrio “SUSTRAI” alcanza su máxima potencia: la de convertir el desorden en belleza y el proceso creativo en un acto de conciencia compartida.

Esta producción de Lander Briones y Alex Gibelalde confirma que el circo contemporáneo puede ser un espacio de encuentro auténtico entre disciplinas artísticas. Lejos de una simple yuxtaposición de elementos, la acrobacia y la danza se integran de manera orgánica, potenciándose mutuamente. Las artes plásticas trascienden el decorado y la danza deja de ser relleno: todo forma parte de un discurso escénico coherente y cuidadosamente construido.
Desde ese laboratorio creativo, ZirKuSS construye una coreografía coral donde los cuerpos moldean el aire con la misma precisión con que las manos trabajan la escayola y, de nuevo, nos conduce al concepto de entropía: la tensión entre lo que surge y lo que inevitablemente se desvanece, la fragilidad de la forma y el flujo constante del movimiento. La coreografía, diseñada por Gil Harush, reconocido y premiado coreógrafo internacional, y por Maialen Alberro, bailarina profesional de danza clásica y contemporánea, convierte el gesto en extensión de la metáfora central de la obra. En este espacio de interacción física y visual, la compañía reafirma su apuesta por un circo contemporáneo innovador, pensado además de para asombrar, para conmover profundamente al público de hoy.
La propuesta circense, con influencia francocanadiense pero siempre filtrada a través de una sensibilidad propia, mediterránea y vasca, despliega un repertorio aéreo y acrobático que combina virtuosismo físico con un sentido dramático y poético. Las correas aéreas de Álvaro Medrano y Lorena Rojas permiten a los intérpretes balancearse, girar y volar con una precisión que deslumbra, conmueve y sorprende tanto por su control como por su carga emocional. El trapecio —disciplina con casi dos siglos de historia— cobra vida en manos de Asvin López y Toni Gutiérrez, quienes establecen un diálogo de confianza absoluta. Las formaciones creadas en el aire revelan cómo el riesgo compartido, cuando se domina, puede transformarse en pura belleza.
La cuerda lisa (Miren Barrena), la tela aérea (Dominika Kyzmowska), los aros (Paloma Farga) y los malabares con maza (Matthias Elgueta) continúan esta exploración: en la cuerda se percibe la búsqueda de respuestas más allá de los límites; la tela invita al vuelo y al riesgo contenido; el hula-hoop reflexiona sobre el tiempo y el presente; y los malabares celebran el juego, la imaginación y la capacidad de enseñar caminos más sencillos. Cada ascenso, giro o suspensión redefine la relación del cuerpo con el espacio y fascina tanto por la destreza como por la intensidad y el sentido de cada movimiento. La danza acrobática (Olivia Bernardo y Xandre Serra) combina desplazamientos aéreos con movimientos en el suelo en una coreografía que fluye con naturalidad, donde lo físico se convierte en lenguaje y el virtuosismo nunca es un fin en sí mismo.
Firmada por siete compositores, la composición musical se convierte en un hilo conductor que acompaña y amplifica cada instante, marcando los tiempos y dotando de carácter propio a cada número, desde la ligereza de los vuelos hasta la intensidad del adagio. La iluminación, diseñada por Jorge Urrizola, dialoga con la música, los cuerpos y los elementos escénicos, modelando el espacio y acentuando volúmenes, sombras, texturas y destellos que capturan la atención del espectador.
“SUSTRAI” llega en el momento justo: el circo español necesitaba una propuesta de esta ambición y calidad. ZirKuSS ha creado un espectáculo donde la tradición circense se proyecta hacia el futuro sin renunciar al alma. Es un circo capaz de conmover, de sorprender, de permanecer. Una celebración de la belleza efímera, de la vulnerabilidad del cuerpo, de la potencia del gesto. Salir del Teatro Price es hacerlo con esa certeza tan escasa: haber presenciado algo genuino. La compañía ha logrado su propósito: reconectarnos con aquello mismo desde donde creamos y respiramos. Dicho de otro modo, no hay vuelta atrás, eso es entropía.
Dirección: Lander Briones
Coreografía: Gil Harush, Maialen Alberro
Artistas y covers : Miren Barrena, Olivia Bernardo, Matthias Elgueta, Paloma Farga, Gema García, Toni Gutiérrez, Miguel Guillén, Dominika Kzymowska, Asvin López, Alexander Sierra, Álvaro Medrano, Lorena Rojas
Composición original musical: Borja Antón, Nuria López, Nahia Vicente, Leonel Aldino, Paula Iglesias, David Enrique y Miguel Mercero
Vestuario: Jantzizlab (Carlota Beunza, Saioa Royo, Ainhoa Etxeberria, Marta Otaegui & Goretti Elejalde).
Diseño de iluminación: Jorge Urrizola
Producción: Lander Briones, Alex Gibelalde Distribución: Lander Briones, Aire Aire




