Y si no suena bien lo de Nacional, porque tampoco es cuestión de herir sensibilidades innecesariamente, podríamos crear el Teatro Español Rural o el Teatro a secas o el Teatro del Teatro. Repoblar estas tierras de actrices y actores, de directoras y escenógrafos. Llenar de carros de titiriteros los caminos y convertir las eras en salones de baile. Convocar a esta tierra a comediantes y gentes de buen actuar para que cada noche representen en un teatro abarrotado de espectadores llegados desde cualquier lugar del globo y al terminar la actuación quedarse charlando juntos, al calor de un buen vino de los Campos de estas Tierras.
Elevar a los altares o a los escenarios a Fernando Fernán-Gómez, a Margarita Xirgu o a Charlie Rivel. Imaginar habitadas estas tierras de nuevo. Aprovechar la tierra para ser creativamente libres y olvidarnos de los desfiles. Coger la maleta y regresar al pueblo como si la avena loca fuera el nuevo maná. Crear en estas tierra el Instituto Nacional de Teatro, o como queramos llamarlo. Convocar residencias creativas. Llevar a cabo aquí preproducciones, estrenos, inauguraciones, representaciones, ensayos. Convertir cada noche de verano en un sueño de teatro.
Entonces podríamos empezar a creer que la preocupación por la España rural es algo más que un eslogan que queda bonito en la solapa de un discurso. También podríamos proponer que en el teatro de Urones se reuniera el Congreso de los Diputados y que como en el Cónclave papal, no salieran sin haber llegado a un acuerdo. Un buen escenario y un gran vestuario siempre facilita que fluya un buen guión.
Mientras que esto ocurre, en Urones de Castroponce se van preparando. Van por la 23 edición del Festival de Teatro Alternativo (por su ubicación) de Urones de Castroponce que este año entre el 4 y el 18 de agosto tiene programadas 32 funciones de 18 compañías en distintos espacios de la comarca y en las calles, las eras, las antiguas escuelas o en ese templo del teatro que es Teatro Corral de Anuncia que, como en los cuentos de hadas, alguien convirtió en Corral de Comedias. Dos semanas mágicas de teatro en una población de poco más de cien habitantes censados que cada noche se multiplica para llenar ciento noventa y nueve de las doscientas localidades de su teatro. Un hecho que ocurre no por leyenda, ni por superstición, sino para que si una noche de verano un viajero pasa por allí, siempre haya una butaca disponible y un poco de buen teatro donde cobijarse de tanta realidad.
Con todo el cariño a los amigxs de FetalT y a todxs los amantes del buen teatro
