Masescena

Ana Ruiz y Alberto Castrillo-Ferrer: «Coincidimos en nuestra pasión por el Cyrano»

Alberto, ¿por qué Cyrano?

Pues qué más hay (risas). Es verdad que yo tengo una relación con Cyrano de Bergerac muy curiosa. Primero, me he formado en Francia y he vivido allí durante bastante tiempo, tengo una hija francesa. He trabajado en algún Cyrano de Bergerac allí en el sur de Francia. Además, hago desde hace quince años un solo en escena que se llama Ildebrando Biribó, el último Cyrano, y es el apuntador de Cyrano de Bergerac. Desde la visión de un apuntador cuenta un Cyrano de Bergerac. Yo lo tengo como bastante interiorizado y conocido. Es algo que me gusta mucho.

José Luis tenía esta idea, quería hacer un Cyrano, y se han dado estas circunstancias. Coincidimos en esta pasión, tenemos una gran relación personal y profesional, y unido a Ana nos lanzamos a la piscina y aquí estamos.

¿Qué destacarías de esta versión, de la puesta en escena? Nosotros en nuestra retina tenemos la imagen de Gerard Depardieu en el film de 1990 e imagino que nada tiene que ver

Bueno, sí tiene que ver, sí tiene que ver. Y te voy a decir porqué. Porque tanto Gerard Depardieu como José Luis hacen un Cyrano muy similar. Un Cyrano humano, que llega, no es un fantoche, no es un figurón. Es alguien que, bueno, es descarado cuando tiene que serlo, y es fuerte, pero es muy humano. Es un eterno adolescente.

Yo destacaría y destaco siempre al elenco. Tengo un elenco de sueño. Es mucho más difícil hacer un Cyrano con siete actores que con los cincuenta o cien que requiere. Ten en cuenta que mientras se está haciendo una escena otros se están cambiando, están haciendo voces. Es una coreografía delante y detrás de la escenografía que es muy difícil de coordinar. No he sido yo solo, evidentemente. Había una ayudantía de dirección, había un escenógrafo maravilloso, luces, el espacio sonoro. De verdad que quien lo vea lo va a decir, que es un Cyrano que llega, es un Cyrano que emociona. Y eso era lo que quería hacer. Y entre todos lo hemos conseguido.

Alberto

¿Cómo ha sido el trabajo con los actores?

Ha sido un proceso muy bonito. Yo creo que desde el primer momento se veía honestidad por todas las partes. Si tenemos al capitán, que es José Luis, que va delante con lo que haga falta. Que después de grabar todo el día tenemos seis horas de ensayo, se iba a las nueve de la noche a hacer esgrima… los demás qué vamos a decir. Los demás a callar y a seguir porque se predica con el ejemplo. Entonces para mí ha sido muy fácil precisamente porque tenía muy buenos aliados. No obstante, he trabajado con todos ellos antes, excepto con Álex Gadea.

Ana, ¿cómo es tu personaje, Roxana?

Es un personaje que por amor es capaz de irse hasta a la guerra y cruzar las trincheras españolas. Es una mujer pasional, muy inteligente porque sabe manejarse muy bien entre terrenos pantanosos. Tiene una evolución durante la obra. Empieza siendo de una manera, pero la naturaleza de Roxana es de una persona valiente, luchadora, lista, con capacidad de urdir y desurdir. Pero le mueve el amor, básicamente. Casi todos los personajes aquí se mueven por amor. De una manera o de otra, el movimiento que tienen todos es el amor.

Te has comprometido con esta producción no sólo como actriz, sino también como productora, ¿cómo ha sido la experiencia?

Esto ha sido… La verdad es que ha sido muy bonito. La idea parte de los tres y los tres decidimos meternos en la producción. Cada uno tiene una función sin haberlo programado. Ha sido una cosa natural. Cada uno es fuerte en una materia entonces desarrolla esa materia. Es verdad que esto es mucho trabajo, a pesar de tener una productora ejecutiva. Estamos muy implicados y es como un niño tuyo, lo quieres cuidar, mimar, quieres que todo salga bien. Es un espectáculo donde hay mucho personal, también cuidarlo, que se sientan dentro del proyecto, que vamos todos a una. Es una sensación muy bonita, de mucho trabajo, pero muy gratificante.

Tengo muchos nervios. Venir a Almagro. Pero son nervios sanos. Lo que más me gusta es subirme a un escenario y encima con el hándicap de que es una cosa nuestra.

Alberto: Venimos con la actitud de estreno. Es verdad que hemos hecho unas poquitas funciones antes, pero son un mero calentamiento. La vista estaba puesta en el estreno en Almagro. Es verdad que para nosotros es un estreno. Así nos lo tomamos y así venimos. Con ese nervio bonito.

¿Ana, cómo es trabajar con José Luis?

Desde el año pasado que trabajé con Alberto y José Luis en Si las cosas funcionan ya no quiero trabajar con nadie más. Se trabaja muy bien con ellos. Es verdad que Alberto hace el trabajo súper sencillo, te lleva por el camino fácil, es muy inteligente, porque es una persona muy inteligente, entonces sabe sacar lo mejor de cada actor y de la mejor manera. Eso da mucha tranquilidad porque te pones en sus manos. Creo que es como tiene que ser, ponerte en manos del director. Lo que pasa es que a veces el director no sabe llegar a los actores. La ventaja que tiene Alberto sobre esto es que además él es muy buen actor. Conoce el medio, tiene mucha psicología, entonces sabe sacar lo mejor de cada actor. Con José Luis el trabajo también es muy fácil. Lo admiro porque creo que tiene una energía inagotable. Tú lo ves súper tranquilo, con su café y su cigarrito, pero después dices: está grabando una serie, después viene aquí con seis horas de ensayo, se va a esgrima, no lo oyes quejarse. Es más tranquilo que yo, pero tiene una energía inagotable. Podría tener un ego que lo hiciera insoportable como muchos actores de nuestro país, pero es un trato fácil, un trabajo fácil. Lo ves por la calle cómo la gente lo quiere y lo admiran. Cuando hacemos Cyrano estoy muy metida en la función, lo disfruto mucho con él. Tenemos la misma forma de entender la profesión y el trabajo. Es un código particular. Nos entendemos muy bien en el trabajo.

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