Les Saisons fusiona en una misma pieza Las cuatro estaciones, de Antonio Vivaldi, y Las cuatro estaciones del año, de su contemporáneo y compatriota Giovanni Antonio Guido
En un decorado de pétalos negros diseminados por todo el escenario, 22 intérpretes alados portan el cortejo fúnebre del espíritu y de la claridad
Bajo la dirección de Thierry Malandain, las creaciones de esta compañía, uno de los ballets más famosos de Europa, reúne cada año a más de 100.000 espectadores
La compañía ofrecerá el 16 de diciembre una masterclass, a cargo de Julen Rodríguez Flores, en la que trabajar la expresión artística y la musicalidad según el estilo Malandain
El responsable de llevar a cabo el apasionante reto de fusionar en un mismo programa de danza dos partituras homónimas −una de culto y otra apenas conocida−, es Thierry Malandain, director y coreógrafo del ballet, quien reconoce «no ilustrar la naturaleza ni las estaciones como tales, sino escuchar lo que estos ciclos dicen sobre nosotros: nuestros impulsos, transiciones y renacimientos». Explica, además, que «la música ha guiado paso a paso todo el proceso creativo».
Basado en una idea de Laurent Brunner, director de Château de Versailles Spectacles, y de Stefan Plewniak, violinista y principal director musical de la Ópera Real de Versalles, Les Saisons se desarrolla en torno a un decorado de pétalos negros diseminados por todo el escenario, donde 22 intérpretes alados portan el cortejo fúnebre del espíritu y la claridad.
Malandain Ballet Biarritz es uno de los diecinueve centros coreográficos nacionales existentes en Francia. Es, además, una de las compañías con más espectadores de Europa −100.000 cada temporada− y cerca de 100 representaciones al año, un tercio de ellas en el extranjero. Fundada en 1998, la compañía está formada por 22 bailarines y bailarinas con formación técnica clásica cuya expresión, a través de las coreografías y creaciones del propio Malandain, es plenamente contemporánea.
Además, Malandain Ballet Biarritz ofrecerá el próximo 16 de diciembre en Centro Danza Matadero una masterclass, impartida por el bailarín de la compañía Julen Rodríguez Flores, en la que trabajar la expresión artística y la musicalidad a partir de la técnica de la danza clásica según el estilo de Thierry Malandain.
Este espectáculo se incluye dentro del programa JOBO, Joven Bono Cultural, para jóvenes entre 16 y 26 años. El encuentro con el público de Les Saisons, moderado por el periodista cultural Jesús Calero, tendrá lugar el jueves, 18 de diciembre, tras la representación.
Thierry Malandain, visionario de la danza académica
Al frente del ballet de Biarritz desde su origen, Thierry Malandain es un prolífico creador cuyas obras, decididamente modernas, están siempre impregnadas de un toque humano. En este sentido, el coreógrafo reconoce que su danza «rehúye de etiquetas y que busca, ante todo, una danza con sentido: legible, encarnada, que no se limite a ordenar pasos, sino que intente iluminar, aunque sea levemente, la complejidad de la existencia». Cita a Nietzsche en su idea de que «un día sin danza es un día perdido; quizás porque nos ayuda a sentirnos más vivos» y siente que esta disciplina «ilumina lo humano en cada uno de nosotros».
Autor de más de 90 coreografías, Malandain ha creado un repertorio coherente, profundamente ligado al ballet, en el que la prioridad es el cuerpo danzante, su potencia, virtuosidad, humanidad y sensualidad. La búsqueda del sentido y de la estética son la base de su estilo intemporal y sobrio, cuya riqueza se basa tanto en las raíces como en una visión renovada de la danza académica. «Mi cultura es la del ballet clásico y sin complejos. Aunque reconozco que sus códigos artísticos y sociales son de otra época, pienso que todo ese material heredado de cuatro siglos de historia ofrece recursos inestimables al bailarín. Lo que yo hago es divertirme, limitarme a buscar la danza que yo amo, clásica para algunos, contemporánea para otros. Una danza que no solo deja la huella del placer, sino que busca reconciliarse con lo sagrado como respuesta a la dificultad de ser», concluye.





