Durante más de 400 años, la ciudad ha registrado una incesante actividad escénica, adaptándose a las modas, los cambios sociales o las innovaciones tecnológicas. Se han abierto y cerrado decenas de salas. En libro solo recoge las que, desgraciadamente, han desaparecido en los dos últimos siglos. Sin embargo, el teatro en Madrid sigue estando extraordinariamente vivo, mantenido desde las instituciones públicas y las empresas privadas.