Sobre el acto…
Tierra de fuego es el ritual del elemento que se convierte en forma.
Una alquimia de agua, tierra, aire y fuego, inestables y transitorios, que se unifican en un solo cuerpo.
De lo mutable nace lo que perdura.
En esta acción performativa, el gesto primigenio del ceramista va a crear una pieza de cerámica hecha para perdurar miles de años: presencia, repetición y transformación a partir de los componentes más esenciales.
«El fuego es el principio y el fin de todas las cosas». Heráclito
TERRA DE FOC
Lunes 13 de octubre de 2025
19 h · Teatre Goya
Caterina Roma nació en Lleida en 1977. A lo largo de su vida ha vivido muchas vidas en una sola. Estudió filología y literatura, pero ha construido un camino profundamente autodidacta. Esta formación libre, iniciada desde muy joven, le ha dado una rara libertad creativa basada en la intuición y la observación. Sin prejuicios y guiada por la experiencia directa, ha explorado los límites y las posibilidades de los materiales con una mirada abierta y sincera. Cuando habla, lo hace con la seguridad de quien conoce a fondo su oficio y el sentido profundo de su práctica, con una luz en los ojos que revela pasión y sabiduría.
Recoger su propia arcilla, procesar rocas y plantas para crear esmaltes, y cocer las piezas en un horno de leña forma parte de un acercamiento íntimo y esencial a una belleza salvaje. Sin embargo, las formas que crea mantienen una conexión profunda con la tradición y la cerámica ancestral: formas simples, hechas con el turno de pie, que conservan el vínculo con la función original y primitiva del objeto cerámico. Las piezas se cuecen durante días y noches, mientras la ceniza fundida las cubre lentamente, formando costras gruesas, fundiendo rocas y agrietando superficies. Es la fuerza de la naturaleza imponiéndose sobre la mano humana, añadiendo un grado de imprevisibilidad y poesía al resultado final.
La obra de Caterina Roma adquiere así una textura poética con un hilo conductor sutil. Es una poesía hecha barro y fuego que nunca renuncia a su esencia. Ha creado una impronta propia, donde el origen y el misterio conviven con el azar y la libertad artística, dando forma a una experiencia estética, espiritual, sensorial y emocional. En este universo, la llama se convierte en paisaje y el horno, escenario.





