Las tres coreógrafas y bailarinas estrenaron el pasado martes y miércoles Parcas. La voz, el ojo, la carne, que profundiza en el poder simbólico de la tríada femenina
Iker Rodríguez estrenó el sábado y domingo Éclair, una obra que cuestiona los límites de la expresión masculina
Paula Comitre, Florencia Oz y Carmen Angulo | Parcas. La voz, el ojo, la carne
El origen creativo y concptual de Parcas. La voz, el ojo, la carne (2 y 3 de septiembre, Sala Negra) se construye a partir del encuentro artístico de Paula Comitre, Florencia Oz y Carmen Angulo quienes, en poco tiempo, logran comprender el vínculo creativo que las unía.
La obra, concebida como una creación colectiva profundiza en el poder simbólico de la tríada femenina presente en diversas culturas como una imagen antigua, universal. Parcas. La voz, el ojo, la carne utiliza el arquetipo de la Triple Diosa, las Parcas y las Gracias para reflexionar sobre los ciclos vitales: la juventud, la plenitud y la vejez.
Comitre, Oz y Angulo ofrecen al público una expierencia íntima y transformadora con esta propuesta que cuestiona los patrones impuestos en torno a lo femenino y que invita a reflexionar sobre la belleza, la potencia y la fragilidad humana.

Iker Rodíguez | Éclair
El bailarín Iker Rodríguez cuestiona los límites impuestos a la expresión masculina en Éclair (6 y 7 de septiembre, Sala Negra). ¿Existe la posibilidad de plantear un cuerpo libre de connotaciones de género sin que este sea señalado? Éclair se erige como un espacio donde el bailarín se conozca a sí mismo explorando su propia sensualidad.
La obra se sumerge en la posibilidad de construir una visión más horizontal y diversa de la relación entre el hombre y la danza, partiendo de la premisa de que la verdadera libertad artística surge de la autoexploración consciente del propio bailarín.





