Masescena

Arturo Querejeta: «Mi camerino está lleno de muchos sueños y muchas ilusiones»

Ha trabajado con directores como Adolfo Marsillach, Miguel Narros, Ariel García Valdés, Gerardo Malla, Guillermo Heras, José Luis Alonso De Santos, Jean Pierre Miquel (Comedie Francaise), Ángel Fernández Montesinos, José Osuna, Ana Zamora, Natalia Menéndez, Carlos Aladro, Juan Carlos Pérez de la Fuente o Eduardo Vasco.

Desde 1977 participa en más de 70 montajes teatrales. En 1992 se incorpora a la Compañía Nacional de Teatro Clásico. En esta compañía estará de manera intermitente hasta la actualidad. En televisión, destaca su participación en numerosas series y en cine cuenta con varios cortometrajes y cinco largometrajes.

 

Arturo Querejeta

 

Arturo Querejeta reconoce que es más nocturno que diurno. (entre risas) De pequeño quería ser “curita de la procesión para estar siempre con mamá”. El juguete de la infancia que recuerda con más cariño es un fuerte de indios. Un fuerte de americanos e indios que destrozaba y montaba de mil maneras. José Luis Alonso de Santos fue quien le dio la primera oportunidad. Estaba en el laboratorio del TEI y le llamó para su grupo. Ahí empezó todo. Como lleva toda su vida disfrazado odia hacerlo en carnaval. Odia las fiestas temáticas si hay que asistir disfrazado o vestido de algo en concreto. Intenta mirarse lo menos posible en los espejos. Las orejas es el rasgo físico del que se siente más orgulloso. En alguna ocasión su despiste le ha hecho sentir bastante vergüenza. Sería capaz de mentir por evitar un mal mayor. Con los años, y con la experiencia, gana en responsabilidad, por lo tanto, gana en nervios y no los pierde con facilidad. Al otro sexo le envidia todo. Hay un momento de la historia al que le llama la década prodigiosa. El Renacimiento le llama mucho la atención (Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam, El príncipe de Maquiavelo, Utopía de Tomás Moro, Lutero…). Esos inicios que después desembocarán en el siglo de oro español, la reforma, la contrarreforma… Venimos de un medievo oscuro, turbio, sin luz, y llega el renacimiento con la figura de Erasmo… Esta ápoca le vuelve un poco loco. El hecho que le produce mayor rechazo sería la injusticia absurda, lo que no es justo. Según comenta, no es justo que al ser humano se le haga cosas malas, no es justo que a un niño se le haga bullying en el colegio, no es justo que a una mujer se le acose por la calle. Eso le revienta. El hecho tecnológico que le cuesta más comprender es internet, aunque ya está muy acostumbrado. La informática se le escapa. Ha llegado a unos niveles insospechados, ha creado otro mundo. Está la invención de la rueda, la revolución industrial, la máquina de vapor, e internet. El salto cree que es de tal calibre que no nos damos cuenta del cambio al que estamos asistiendo. Su infierno particular es la duda. La maldita y sempiterna duda, el estar cuestionándose en exceso. Le hubiese encantado ser el protagonista de la película La regla del juego. Por último, pasaría una noche con su mujer.

 

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