Icono del sitio Masescena

Solares

Quevedo preside estos días la Plaza Mayor porque hay una frase suya colgando: “Es tan noble y tan ilustre la paz, que tiene por solar el cielo”.  ¿Cuánto ojos habrán pasado estos días por la pancarta blanca de letras azules? ¿Cuántos de ellos se habrán parado a reflexionar sobre lo que dice Quevedo? ¿Cuántos sabrán que solar significa en el Siglo de Oro el lugar de donde procede uno? Vamos, que la paz viene del cielo, que nos la da Dios, quiere decirnos Quevedo. Nos lo cuenta en Política de Dios y gobierno de Cristo, en el capítulo X para ser más exactos, que lo he mirado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, esa maravilla.

Quevedo preside estos días la Plaza Mayor con una frase muy bonita, pero que encierra una enseñanza al menos discutible, incluso peligrosa, porque Quevedo distinguirá sobre la paz del mundo y la paz de Dios. Y la paz solo se consigue con la obediencia a Dios, a la razón y a la justicia, dice Quevedo. Y acaba por decir que los reyes son los vicarios de Dios en la Tierra.

Quevedo preside estos días la Plaza Mayor y nos recuerda, aunque no quede muy claro, que el hombre por sí mismo nada puede. No sé si esa es la intención, pero creo que no, que habrá un llamamiento a que luchemos a favor de la paz.

“Ser en la noche un ser como en el día”, es el lema de esta edición del Festival. Es de Ida Vitale, que viene bien porque es uruguaya. Forma parte de un poema que se titula “Fortuna” y canta la suerte de ser “humano y mujer, ni más ni menos”, pero así suelto, como lema, puede decir cualquier cosa o nada.

Pienso en lo juguetonas que son las palabras, en el poco cuidado que ponemos en utilizarlas para no pensar en los seis euros que me han costado dos batidos para los chicos, a tres eurazos el vaso de plástico con una bebida que también lo parece. Es mejor pensar en el cielo, porque en la tierra, nuestro solar, nos están poniendo las cosas muy complicadas.

 

Salir de la versión móvil