Icono del sitio Masescena

Epifanía

Un momento de la exposición en Almagro inaugurada por el Ministro de Cultura, Miquel Iceta

Ya bien entrada la noche, uno de ellos, Claudia, habla y escucha hablar, raro prodigio, de literatura. Está ahora enamorada de Unamuno. No sé cómo lo lleva su novio, el de Claudia no el de Unamuno, Jesús. Unamuno sigue enamorando lectores a estas alturas. Reflexionamos sobre San Manuel Bueno, mártir. Epifanía. Hay que creer en los jóvenes. Ya tendrán tiempo de condenarse. Rumio la oración del ateo.

 

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,

y en tu nada recoge estas mis quejas,

Tú que a los pobres hombres nunca dejas

sin consuelo de engaño. No resistes

 

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.

Cuando Tú de mi mente más te alejas,

más recuerdo las plácidas consejas

con que mi ama endulzóme noches tristes.

 

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande

que no eres sino Idea; es muy angosta

la realidad por mucho que se expande

 

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,

Dios no existente, pues si Tú existieras

existiría yo también de veras.

 

P. S: En la web de la Biblioteca Nacional de España hay un documento fascinante. Es un excell con los libros que ha prestado para exposiciones ajenas. Me aterra pensar que hay gente que lleva la cuenta de los libros prestados y su fecha de devolución, me aterra pensar que mi nombre aparece en uno de ellos en rojo, por moroso. En el de la BNE nos encontramos con los que ha dejado para la exposición sobre Gil Vicente del Museo Nacional del Teatro. Hay doce referencias tan floridas como el Stultifera Navis de un tal Sebastian Brant o el Libro de música de la vihuela de mano de Luis Milán. Tengo que encontrar un momento para verla.

 

Salir de la versión móvil