Masescena

Un café con Pauline Perraut, Cuerpo de Baile de la Compañía Nacional de Danza

aaee083d 67d4 4960 85e9 64a2ff7e48bfNace en París y es allí donde estudia y realiza su formación académica. A muy temprana edad, con cuatro años, recuerda que fueron sus padres los que la iniciaron en el mundo de la danza. Poco a poco vio que la danza se apoderó de su vida y ya no podía parar. Pero es con ocho años cuando comienza su formación. Con veintidós años aterriza en Madrid, después de haber pasado por compañías como la Ópera Nacional de Burdeos, el Teatro de la Ópera de Roma, y la compañía Teatro Massimo de Palermo.

Para la Compañía Nacional de Danza, Pauline tuvo que presentarse tres veces a las audiciones. Vio por primera vez la compañía en París, en una de sus giras por Francia, y le fascinó su trabajo. Quería entrar en ella. Siempre estuvo muy cerca de tener el contrato y conseguir su sueño, pero, como suele decirse, a la tercera fue la vencida, y en el caso de esta bailarina, se ha cumplido. Aunque a punto estuvo de ser la excepción que confirma la regla, pues quedó segunda en la audición. Aun así, dejó su compañía en Italia para incorporarse al elenco de la CND.

El espectáculo de la CND que tanto llamó su atención en París estaba compuesto por tres piezas. Una de Mats Ek, y una de Alejandro Cerrudo. La tercera pieza sólo estaba interpretada por hombres. Según palabras de Perraut “El repertorio de contemporáneo era muy variado, pero también tenía líneas clásicas, y eso me encantaba”.

Las audiciones, en el caso de Pauline, reconoce que fueron muy difíciles. En la última audición no había que preparar nada. Había que aprender, y muy rápido. Después de la clase había que realizar dos repertorios, uno de clásico y otro de contemporáneo. El director buscaba gente que pudiera aprender muy rápido. Había que estar muy atento a lo que pasaba, a lo que había que hacer, al estilo…

Durante la audición estaba claro que sólo había una plaza para una chica. Cuando vio la lista, otra vez estaba segunda. Otra vez, al límite de tener un contrato en la compañía de sus sueños. En otro correo electrónico que le envían, José Carlos cuenta con ella para el cuerpo de baile de la compañía. No se lo esperaba. Ya pensaba volver a Italia, o volver a Francia.

 

 

Dentro de la compañía española ha participado en las producciones de Cascanueces, Quijote, piezas de Forsythe, Itzik Galili, y otras piezas de jóvenes coreógrafos como Altea Núñez y Mario Bermúdez. En El Cascanueces ha tenido la oportunidad de hacer algo más que de cuerpo de baile. Ha podido estar sola en el escenario en un paso a dos.

Considera que la compañía dirigida por José Carlos Martínez ha sido muy amplia y abierta en cuanto a repertorio clásico y contemporáneo, lo que la ha hecho tener mucha potencia. Todos los bailarines son diferentes. Hay muchas personalidades. Hay gente que se mueve de manera muy diversa. Según Pauline “habrá que ver quién viene a la compañía y qué proyecto tiene para los bailarines. Yo soy una persona muy positiva y creo que la persona que venga traerá un proyecto bueno y espero que todo vaya bien”. En cuanto a su futuro, se ve dentro de la compañía nacional. Le encanta trabajar en ella y le gusta vivir en Madrid. Esto supone un equilibrio total en su vida.

Aunque es una persona que vive mucho el presente, y no piensa mucho en el futuro, si tuviera que pensar en el futuro, se ve aquí, continuando con su proceso de aprendizaje y perfeccionamiento.

Cuando destaca lo positivo del paso de José Carlos Martínez por la Compañía Nacional incide en que su director ha apostado por el repertorio clásico, cosa que con Nacho Duato no existía. Pero no lo critica. Lo ve normal. Ha aportado bastantes coreógrafos que han venido a trabajar a la compañía. En negativo, lamenta que no se hayan hecho más creaciones. Imagina que será por la falta de recursos económicos. Todos los años le hubiese gustado cambiar de repertorio y no hacer tantas veces Quijote.

Si tuviera que abandonar la compañía, cosa que ni se plantea o no quiere plantearse, no volvería a trabajar, de momento, en una compañía nacional. Marcharía a Francia a trabajar con algún coreógrafo, en una compañía más pequeña. Crearía algún estilo más personal. Y, sobre todo, volvería a su país, ya que hace mucho tiempo que no ha bailado allí. En Lyon también tienen un repertorio que le llama mucho la atención.

En el camerino tiene muchas puntas, numerosos bodys, ropa de deporte… Toda su vida está allí. No tiene nada personal.

El primer recuerdo que le asalta a la cabeza de su niñez es la energía que tenía. Continuamente se estaba moviendo. Hacía mucho deporte, danza… tenía que moverse en todo momento.

Invitaría a cenar a todos los amigos que tiene en Madrid. Los invitaría a todos. A ver un espectáculo de danza llevaría a su madre. Es una gran apasionada de la danza y lo vive a través de Pauline. Al cine iría con sus amigos.

Salir de la versión móvil