Masescena

Álex Clavero: “Al final yo soy un contador de historias y me da igual el medio”

Imagen del espectáculo

Y es que no hay otra intención que poner una nota de humor a La nueva normalidad, esa que nos está tocando vivir y que, en algunos momentos, nos parece muy lejana en el tiempo, o simplemente que nunca existió. Y para hablar sobre ello Masescena ha abierto su espacio para indagar más en el asunto.

 

¿Qué nos cuenta su nuevo espectáculo?

La nueva normalidad es un espectáculo, como ha definido hace poco alguien, como un espectáculo motivacional. Me moló que lo definiera así, la verdad. Es verdad que yo tenía claro que quería hacer un espectáculo, si salíamos de la pandemia, cuando estábamos confinados. Fui recopilando mucho material, y en cuanto acabó esto y empezaba a haber una vida medio normal, pues le di caña y… Mi idea era hacer un espectáculo de comedia que durase más de una hora y media, sacando sólo lo bueno que ha tenido todo esto. Pero a priori pensarás, si no ha tenido nada bueno… Sí, sí. Sacando solo lo bueno, lo humorístico, y llevándote a recuerdos y a sitios y a lugares que sólo te traigan buenas sensaciones. Y bueno, de momento parece que lo estoy consiguiendo. Entonces, esa nueva normalidad la comparo con la antigua, y luego hago mis juegos en el show.

 

Álex, ¿qué es lo bueno que ha tenido este transitar por esta pandemia? ¿Cuál es la parte positiva que ha sacado Álex Clavero de todo esto?

Pues tiene muchas cosas positivas. Entre otras cosas, que esto lo hemos sacado adelante la gente de a pie, de la calle, y se dice poco. Pero nosotros, que somos una sociedad educada en la multa, en la reprimenda, vivimos una situación que era imposible controlar. Era muy difícil multarte o controlar a cada persona. Y, sin embargo, dependía del buen hacer de cada uno. Y pese al imbécil que se disfraza cuando no le toca salir en esa franja de casa y lo hace, pese a eso, en general, se dice poco, pero hemos tirado mucho del carro hasta el punto de superar esto.

No podemos obviar que hemos estado 90 días encerrados en casa. No podemos obviar que salíamos a los balcones a aplaudir, que nos poníamos una mascarilla… Una mascarilla que tenías que pagar tú, que eso es entendible… Yo, cuando lo cuento en el teatro, a la gente le encanta escuchar esto. Hay una norma que pusieron, que no tuvieron ni que quitar. Se fue sola. Vio cómo somos los españoles, sabia, y entonces ella sola se fue. La mascarilla. Tienes que salir de casa con mascarilla. Te la tienes que comprar tú, te la tienes que pagar tú. Y a las cuatro horas la tienes que tirar. Digo, no me digas más, sin que me vigilen ni me multen ni nada. Si, si, si. Voluntariamente la tienes que tirar. “En cuanto la saque del envoltorio voy a poner el cronómetro, no sea que se me pase ni un minuto antes de tirar la mascarilla. Yo, que tengo calcetines, que me compré en 1999 y que los sigo usando, ahora a las cuatro horas voy a tirar algo que me he comprado yo, venga coño”. Hay muchos recovecos de estos que a mí me parecía interesante comentar.

 

alex clavero la nueva normalidad 08

 

Álex, ¿cómo es la puesta en escena? ¿Es un monólogo al uso?

Sí, es un monólogo. Es un monólogo, solo que estoy en un sitio muy grande, en el Capitol, en la Gran Vía. Es la Gran Vía, es el Capitol, eso es muy grande. Excepcionalmente, este espectáculo lleva un decorado que está súper chulo. Lleva algo de música, lleva algo de vídeo, lleva algo más que yo hablando por un micro. Pero la parte esencial soy yo cascando como… Además, a la misma velocidad a la que lo estoy haciendo ahora. Es frase chiste, frase chiste, esto no puede ser. Dura una hora y cuarenta y eso tiene que ser un descojone la hora y cuarenta.

 

Además, de verdad, Álex, con esta rapidez dialéctica, la entrevista la vamos a fundir en diez minutos.

Sí, pero yo hablo mucho y no tengo problema de hablar muchísimo. Yo, si quieres, rajo más, no tengo problema.

 

¿Cómo reacciona el público? ¿Se siente identificado, que me imagino que sí, con todo lo que cuenta sobre esta pandemia que nos ha tocado vivir?

Es más interesante cómo reaccionaban nada más salir. Porque, claro, aquí en Madrid se podía actuar… En octubre de 2020 ya se podía actuar, en otros sitios no. Yo, cuando volví al teatro, pensé que la gente se reiría menos, por esa situación de miedo, por llevar la mascarilla se oirían menos las risas, habría menos ambiente. Eso pensaba yo. Yo creo que la gente se reía con rabia, porque era todo lo contrario, sonaba atronador. La gente se reía con unas ganas que vomitaba la risa. Esto es otra cosa buena. Si algo nos ha aportado esto es que la gente vive las cosas con más intensidad. Al menos esas ganas de reír, de sentirte libre, de sentirte bien, yo creo que se transmiten en la grada. Tampoco soy un experto en este tipo de cosas, pero yo creo que se nota.

 

Álex, haciendo un pequeño viajecillo, ¿cómo un alguien como usted, de Valladolid, de un pueblecito de Valladolid, decide venirse a Madrid a dedicarse a este mundo del humor que es tan complicado?

Bueno, porque yo ya me dedicaba un poco a ello en Valladolid, bastante a ello. Yo ya viajaba mucho, actuaba mucho por el sur, por el sur de España, y entonces ya desde Valladolid el viaje era tremendo, ¿no? Ya de por sí para mí ir a Almería, actuar o a Murcia, que no sabía ni dónde estaban. Imagínate llegar con el coche, tener que atravesar Madrid, para mí era aquello un cunito, ¿no?

Yo trabajaba con chavales. Madrugaba bastante. Por las noches hacía las actuaciones. Hubo un momento en el que dije me voy a matar en la carretera. Había que tomar una decisión de por dónde tirar, si por dónde los chavales o por dónde los chistes. Y entonces tiré por esto porque me salía bastante trabajo y me gustaba más. Y como dice Juan Herrera, que es mi maestro, a mí ya me había picado el bichillo y me había dejado el veneno dentro, por tanto, yo ya tenía el mono de hacer reír, de subirme a un escenario, de contar historias, yo tenía ese mono. Obviamente tiré por esto y el paso estaba claro, era venir a Madrid.

Yo te digo que venir a Madrid, ignorantemente, vine con esa frase de “un par de años y me vuelvo”. Y aquí estoy, 15 años después. Y sin ninguna intención de volver. Ahora estoy tan a gusto aquí. Porque mi pueblo y Valladolid me pillan cerca, a dos horas. Vaya que… no me siento lejos de casa. Entonces, pues estoy a gusto. Y entiendo, aquí, ahora que voy a la radio todas las mañanas, si yo no viviera en Madrid, este trabajo no podría hacerlo. Y sin embargo, estoy a cuatro paradas de metro. Si realmente quieres dedicarte a esto, hay gente como que no quiere vivir aquí. Es el caso de J.J. Vaquero, que es muy amigo mío, uno de mis mejores amigos. Es cómico y vive en Valladolid. Lo compagina y lo compagina bien. Lo compagina bien, pero con muchos esfuerzos por su parte. Al final mis hijos han nacido aquí, en Madrid y tal, y yo aquí estoy. Aquí estoy contento, así que, tras que me dure, pues aquí seguiré.

 

 

Álex, una pregunta un tanto personal e indiscreta. ¿Se puede vivir de esto?

Sí, sí, sí, yo vivo de esto. Yo vivo de esto y… y vivo bien. Puedo pagar las facturas, que eso ya es un lujo. Sí, se puede vivir de esto. Es verdad que cuando yo empiezo a dedicarme a esto, empiezo a hacer monólogos por bares, pueblos, calles… era un hobby que a mí me podía dar una propinilla. Con el paso del tiempo no sabes si te vas a poder dedicar a esto, pero no sabes si es una profesión en sí. Yo lo seguía viendo, aun dedicándome a ello, aun viviendo económicamente, pero seguía pareciendo un hobby.

Aparte que yo siempre he estudiado, he hecho dos carreras, he trabajado de monitor, de coordinador… La profesión la relacionas con los estudios, para lo que has estado, en teoría, invirtiendo. Y de repente esto es como… ¿Dónde está tu título de cómico? ¿Dónde está tu título de humorista? De hecho, la primera situación curiosa que ves es cuando lo ves con tu gestor. Quiero darme alta. Sí, ¿qué es usted? Humorista. Yo recuerdo a mi gestor con el dedo, mirando así en los epígrafes, diciendo… a ver, humorista, humorista… Y creo que estoy en el epígrafe de funambulistas y toreros, porque no hay para humoristas y cómicos. Entonces, fíjate lo difusa que es esta profesión.

Pero es verdad que hay un punto, que es Paramount Comedy, que es un canal americano que tiene aquí una delegación. Bueno, que están aquí, en España. Ahora se llama Comedy Central, Paramount Comedy. Allí grabábamos nuestros monólogos y se metían ahí. Eso ya era… Grabar ahí era lo que te daba un poco el titulillo de… pues creo que soy cómico. Que no te valía para nada, porque te daban un dinerillo, que es verdad que era una cantidad que fue suculenta para mí. Aunque estaba muy mal pagado, pero para mí era un lujo. Una vez que salías en Paramount Comedy y decías, coño, soy un humorista, que no te valía para nada, porque si no te mantenías después, no te valía para nada. Pero bueno, te lo empezabas a creer… Igual que a día de hoy. A día de hoy, piensas, con un traspiés, estoy buscando trabajo de trabajador social, que es lo que yo soy.

 

Álex, ¿cuántos monólogos ha podido escribir a lo largo de su trayectoria? Y ¿cuánto hay de trabajo, de estudio, digamos, para luego ver lo que finalmente vemos en escena? ¿Hay más trabajo de mesa y de habitación, como digo yo, más que de escena?

En horas sí, sin duda. En horas hay muchísimo trabajo de mesa. De hecho, ya me he convertido en un industrial de chistes. Es decir, ahora, al ir a la radio todos los días hago un monólogo. En cuanto a los monólogos que tengo, si te digo que había grabado unos diez en Paramount, pero eran diez monólogos de veinte minutos. Los que hago en la radio ahora son de cuatro minutos. Un monólogo es una cosa muy subjetiva. Entonces, no sé lo que habré escrito. Si te puedo decir lo que escribo ahora, que ahora yo subo a la radio, si tú eres el conserje de la radio y me ves entrar a las ocho y media, me ves salir a las nueve y media, dirás, este tío es el que mejor vive en España, después de Chendo, el del Madrid. Pero, mira, este trabaja una hora al día aquí, pero yo me voy a casa a escribir. Y salgo de ahí, me voy a casa a escribir. Y los días que tengo algún evento, pierdo la mañana, y luego, encima, los niños ya aparecen por la tarde y tal, pues ya voy mal. Porque mañana tengo que tener otro monólogo, y pasado otro y otro y otro y otro y otro y otro y otro y otro. Y de qué escribo. Me cuesta más casi encontrar el tema que generar los chistes. Entonces, hago muchas horas. Felices las horas porque todo lo que escribo me cunde. Es decir, ve la luz. Claro, yo que he trabajado de guionista, me pongo muchísimo, pero es bastante ingrato escribir cosas que se tiran a la papelera, que se descartan, o que las cuenta otra persona, que es muy bueno y lo cuenta otra persona.

En este caso, me luce lo que hago, que eso es súper gratificante para una persona que escribe.

 

 

Álex, ¿en qué radio está?

En Rock FM. El programa se llama El Pirata y su Banda, y es emitido por las mañanas a las nueve menos diez, de lunes a viernes. Este es el sexto año. Cada mañana hay un monologuete de cuatro minutos de lo que sea.

 

Si volvemos otra vez al espectáculo que está haciendo en El Capitol, ¿con qué momento de ese monólogo se quedaría?

Voy a decir algo que lo mismo no es muy original, pero con el final. Porque hago un final del espectáculo en el que, después de llevar hora y media de risas, sí que voy metiendo reflexiones, sí que voy haciendo críticas, esto no es el jaja jiji por el jaja jiji, es el primer espectáculo que hago que realmente la tesis me la creo de pies a cabeza, la defiendo porque creo en ella, y todo eso sobre una base de humor, o sea, todo tiene que ir en clave de humor, pero hay una crítica también, y entonces en el final hago una mezcla de crítica y risas que creo que es lo mejor del espectáculo.

 

Después de La nueva normalidad, después de la radio en la que dice que lleva seis años, ¿hay algún nuevo proyecto encima de la mesa? ¿Algo que le esté rondando?

No. Los proyectos aquí van saliendo, se van yendo, van desapareciendo. No, a mí, si me preguntas por qué proyecto tendría yo de vida profesional, una cosa que me queda, que me gustaría, que si no lo hago nunca no pasaría nada, pero que es una cosa que me gustaría hacer, es una película. Nunca he hecho ninguna, entonces, bueno, pues salir en una película me molaría. Pero no tengo la ambición, una ambición loca por ello. He trabajado en la tele, he trabajado en la radio, he trabajado en medios escritos. Al final yo soy un contador de historias y me da igual el medio.

No tengo un proyecto. Sé que cuando La nueva normalidad se agote y ya me haya recorrido todas las poblaciones españolas, que ya llevo bastantes, pero me quedan muchísimas, mi idea, o sea, yo desde ya, desde que empiezo a rodar La nueva normalidad, yo ya empiezo a acumular material para un siguiente espectáculo.

Es un poco como lo que te contaba de Paramount. Yo me considero un contador de historias y lo que más me gusta es contarlas. Después de La nueva normalidad, pues espero tener la fuerza y el tiempo y la salud suficientes para hacer otro espectáculo e irme por allá a contar historias.

 

 

Álex, para finalizar, y si quiere lo dejamos aquí, ¿qué le pediría al mundo de la comedia? ¿Qué le pediría al mundo del humor?

Yo es que no soy muy de pedir, ¿eh? Ahora que se mira con lupa absolutamente todo lo que contamos, muchas veces matizo que yo soy, eso, soy un contador de historias, pero soy un humorista, un cómico, pretendo ser algo así. No soy un predicador, yo no doy dogmas de fe a nadie, yo no tengo la preparación. ¿Qué opinas de los…? Bueno, sí, puedo tener mi opinión, pero siempre llevado al humor, pero yo no soy un experto, es que tengo que… Yo qué cojones sé, ¿sabes? ¿Y la ley esta…? Bueno, pues sí, te sacaré el chiste de la ley, pero no me pidas que entre en profundidad en esos temas. Entonces, a veces sí le pediría, no sólo a la comedia, me estoy refiriendo más al espectador, que se relaje un poquito más a la hora de ver comedia, que la disfrute y que no sea pejiguero con si has hecho este gesto o el otro, porque nosotros no somos políticos, no queremos el voto de nadie. Al menos yo hablo por mí. Mi intención es divertirte. Es que me ha ofendido que has dicho…, ya, chicos, es que estamos en una época en la que a la mínima es que como te ofenda que vaya vestido de negro, pues a ver qué hacemos, porque yo siempre he vestido de negro, o que hablo rápido, es que la gente que habla rápido y… Entonces, ¿qué hacemos? La asociación de personas que los ofende que hablen rápido, los demás y tal, es que es un coñazo que si atendemos a todo esto se convierte en un coñazo. Entonces, yo para acabar voy a hacer una frase que suelo decir porque me mola, la he acuñado yo y no la he sacado de nadie. Es que creo que al humor, cuando te preguntan por los límites del humor, que eres de las pocas personas que no me han preguntado por ello, yo creo que hay que poner límites al humor. Yo creo que al humor no hay que ponerle límites, hay que ponerle sentido. Esta frase es mía y estoy muy orgulloso yo, porque creo en ella firmemente. Y me explico, creo que hay que ponerle sentido. Hay que ponerle sentido del humor para saber reírte de ti mismo, de lo que te rodea, de lo que… Y luego hay que ponerle sentido común para hacerlo. Hay que elegir el lugar, la persona, y hay momentos y momentos. En un tanatorio también se pueden hacer chistes, por supuesto que sí. Y a veces son hasta necesarios para determinadas situaciones. Pero, ¿tú crees que debes entrar en un tanatorio contando chistes a cuatro, o dando voces? ¿Sería adecuado eso? Pues hombre, lo mismo no. Depende de la persona que sea, la situación que sea… Lo mismo, sí. Yo creo que hay que poner un poquito de sentido común.

 

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