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Juan Vergillos propone un nuevo origen del Flamenco desde las danzas tradicionales españolas

Sigue siendo una incógnita el origen del flamenco, aunque hay teorías diversas, algunas muy sólidas, pero el flamenco, y ésa es parte de su potencia, se refugia en los cruces de varias culturas sin esfuerzo. En cualquier caso, los investigadores siguen dándole vueltas al flamenco desde diversas perspectivas, y eso es lo que hace el libro del investigador, docente y crítico flamenco, Juan Vergillos titulado “Nueva historia del Flamenco”, editado por Anagrama.

En el caso de este volumen la mayor novedad estriba en determinar que el flamenco es una evolución de los cantos y bailes nacionales y de palillos de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Vergillos aporta una nueva hipótesis:  que los bailes boleros y la hoy llamada Escuela Bolera son géneros distintos, tanto en lo cronológico como en el repertorio y la estética.

La investigación de Juan Vergillos aporta claves para la danza española considerándola como un solo género: los bailes flamencos, en su dimensión escénica, se presentan como una evolución de las danzas tradicionales hispanas, resolviendo, de esta manera, el cisma que desde hace décadas imperaba en la historia de la danza española.

Autor de libros como Una especulación en torno a la estética del flamencoLos cuadernos perdidosConocer el flamencoLas rutas del flamenco en Andalucía y Manuel Vallejo, Juan Vergillos (Madrid, 1969), es doctor en Filología y licenciado en Filosofía por la Universidad de Granada.

 

Apasionado del género, que define como “la manifestación más genuina de la Cultura española”,  decide un día ponerse manos a la obra para hacer otra nueva historia.

Ya hay unas cuantas historias del Flamenco. La última del querido compañero José Manuel Gamboa que tiene diez o doce años, y éste libro es una puesta al día y por eso decidimos llamarlo “Nueva historia del Flamenco” porque recoge una serie de teorías novedosas sobre las últimas investigaciones.

 

¿Cuál sería el enfoque nuevo que recoge este libro?

En este libro se relaciona el flamenco, tanto el cante como el toque o el baile con las danzas tradicionales españolas. En el caso del cante, sería lo que llamaban en el Barroco las danzas cantadas y digamos que lo conectamos con la historia de la Danza Española. Hasta ahora el flamenco se estudiaba casi  como si fuera un planeta aparte, no sólo de la danza  española, sino casi de la sociedad. Además, en el libro se estudia el flamenco dentro de un contexto histórico. Se habla de la importancia que tienen las revoluciones, los cambios sociales, la monarquía, la primera república…, en los acontecimientos flamencos. No quería hacer una historia del flamenco al margen de la sociedad ni de las demás manifestaciones coreográficas españolas.

NuevaHistoriaFlamenco portada 

Imagino que habrá tenido algunos autores en cuenta como punto de partida, o quizás no…

Cuando me metí en esto yo había leído los estudios de Félix Grande, Manuel Ríos Ruiz, Ricardo Molina y Antonio Mairena.., y ellos tienen un enfoque muy distinto. Ellos segregan muy claramente el arte de gitanos de otros no gitanos. A mi me chocaba por mis vivencias del flamenco. En mi casa se vivía el flamenco desde pequeño sin hacer distinciones. Así que mi tarea ha sido también armonizar diferencias, y proponer una historia que protagoniza gente de muy diversas procedencias: gitanos, negros, andaluces, madrileños, vascos, franceses. Ahí están nombres como la francesa Marie Guy Stefphan, o la cubana negra, María Martínez de Loreto…, he querido intentar ver un enfoque más global.

 

¿Ha intentado descifrar el origen del flamenco?

Claro, como mucho, pero en lugar de buscar el origen en la India, en Egipto o en los árabes, algo habrá desde luego, me he quedado más cerca. He pensando que si el flamenco nació en Andalucía, en España, indudablemente tendría que ver con las tradiciones musicales, literarias y coreográficas de nuestro país, así que de alguna manera propongo esa hipótesis de que el flamenco viene de una evolución natural de los fandangos del Barroco, de las seguidillas del Renacimiento, de los Jaleos, etc. Es muy sencillo, poco romántica porque no es tan exótica como irse tan lejos, pero creo que de más sentido común.

 

¿La aportación del pueblo gitano al flamenco es fundamental?

Sin duda. La historia sería muy distinta sin la Niña de los Peines, Carmen Amaya, Camarón, Antonio Mairena…. Sin ellos para empezar, es muy probable que no se hubiera llamado Flamenco. Llegó un momento hacia 1850 que flamenco y gitanos eran sinónimos, sobre todo en la prensa que son las fuentes con las que he trabajado. E curioso que se le llamó flamenco en Madrid antes que en Andalucía, y fueron los literatos y periodistas de Madrid. La primera vez que aparece es en un documento de 1847 en el diario El Espectador, y sin embargo en Sevilla esa palabra no aparece hasta 1860 y tantos, más de una década después.

 

El libro termina en los inicios del siglo XX, ¿por qué se ha parado ahí?

El libro tiene un sentido unitario, porque acaba hacia 1905 que es cuando ya tenemos testimonio de danzas flamencas filmadas completas, y ahí sí que empieza a quedar definido lo que es el baile flamenco y lo que son bailes de Escuela Bolera, hoy dos manifestaciones artísticas, pero yo creo que en los siglos XVIII y XIX eran la misma manifestación. Incluso voy más allá, incluso pienso que era el mismo género. Por ejemplo, Silverio Franconetti siempre habló de sus cantes, llamándolos “cantes nacionales, “cantes del país”, pero nunca usó la palabra flamenco. Puede ser que él al no ser gitano no se quisiera apropiar de la palabra. Silverio era un publicista genial, y nunca usó la palabra flamenco, sino las anteriores, “aires andaluces”, aires del país”…

 

¿Cuánto hay de leyenda inventada en la historia del flamenco?

Hoy en día, grandes dignatarios y presidentes de los países usan la historia como creación mítica para justificarse. En el flamenco ha ocurrido en el pasado y ocurre en el presente. Ha habido muchas historias míticas, muy parciales, que dicen que el flamenco es sólo de una etnia, de una geografía o de una clase social. Y el flamenco, como una manifestación viva no se puede reducir sólo a eso. El flamenco es un aporte como cualquier manifestación cultural. Ahora existe eso de “apropiación cultural”, que ni comparto ni comprendo, porque si no de otra forma, los únicos que podrían hacer teatro serían los griegos. La Cultura y el arte por sí mismo ya es la apropiación de un lenguaje.

 

¿El franquismo perjudicó al flamenco?

Yo creo que lo perjudicó bastante, la verdad, y luego ha seguido ese manoseo porque a veces se usa para justificarse políticamente. Este no es desde luego mi terreno, yo me acerco al flamenco con los ojos abiertos, intentando ser lo más fiel posible a los documentos. Debemos ser fieles a la realidad y a los archivos.

 

¿Cuál es el momento más espectacular del flamenco?

Yo creo que ha habido momentos maravillosos. El estadillo de los años 20 y 30 fue increíble, porque se juntaron genios como Antonia Mercé, la Argentinita, Vicente Escudero, Chacón, Manuel Torre, Vallejo, Pepe Pinto, Pepe Marchena, El Carbonerillo…, una época que vino acompañada por el hecho de que con la Segunda República y con la radio, esto llegó a un público muy masivo que tomó el flamenco como seña de identidad con la mayor naturalidad. Aquellos momentos fueron irrepetibles. No obstante, creo que hoy en día estamos en un momento espléndido. En el cante, por ejemplo, hay una enorme cantidad de voces femeninas como La Tremendita, Rocío Márquez…, son gente rompedora y con una creatividad enorme. En el baile, ahí está Israel Galván en un momento genial, Rocío Molina que está en explosión creativa. Hoy día quizás falte esa conexión con un gran público que tuvo en el pasado, y que hoy en día no es posible por los mass media que viene de Estados Unidos.

 

¿Le da coraje la palabra pureza asociada al flamenco?

Bueno (se ríe), como decía Vicente Amigo hace treinta años, hablamos de pureza de sentimiento y emociones, hasta ahí estamos de acuerdo. Pero cuando hablamos de pureza étnica o de otro tipo…, ahí ya más complicado. Pero por una sencilla razón, no hay ningún arte puro.

 

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