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«El Buscón» en Madrid en el Corral Cervantes

El Buscón es uno de esos textos que reúnen todas las condiciones previas para crear un espectáculo para todos los públicos: de Corte y Aldea, viejos y jóvenes, letrados más o menos. No es que pensemos que lo clásicos son divertidos. Es que, en muchas ocasiones, si no son divertidos, es que no son clásicos. El aburrimiento es la única enfermedad grave que aqueja al arte en general y al teatro en particular. De la mano de Quevedo, queremos seducir al espectador con una risa que provenga de una vivencia escénica singular y cercana.

En la realidad escénica, nos mueve la convicción de que es mucho más sencillo para el espectador contemporáneo la literatura clásica que leerla. El teatro nos da esa posibilidad. El Buscón es una de esos textos que reúnen todas las condiciones previas para crear un espectáculo para todos los públicos: de Corte y Aldea, viejos y jóvenes, letrados más o menos. No es que pensemos que lo clásicos son divertidos. Es que, en muchas ocasiones, si no son divertidos, es que no son clásicos. El aburrimiento es la única enfermedad grave que aqueja al arte en general y al teatro en particular. De la mano de Quevedo, queremos seducir al espectador con una risa que provenga de una vivencia escénica singular y cercana.

Nuestro proyecto de Buscón intenta encontrar a la persona que Quevedo oculta deliberadamente detrás de sus aventuras y desventuras. Pablos no existe en virtud a su propia individualidad, sino sólo en función de todo lo que le ocurre, embarcado en una carrera por superar una serie ininterrumpida de obstáculos que dificultan su propósito: ser otro. Otra cosa. O sea, el conflicto que con más recurrencia y efectividad se ha planteado en la historia del Teatro.

  

 

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