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Descalzos Producciones presenta «Realidad», de Benito Pérez Galdós, en versión libre y dirección de Manuel Canseco

Tercer montaje del experto en Galdós, Manuel Canseco, después de "Misericordia" y "Miau"

Para ello, Canseco ha contado con un elenco que ya conoce a la perfección y que en otras ocasiones han trabajado con él. Es el caso de Juan Carlos Talavera, Alejandra Torray, Adolfo Pastor, Cristina Juan y Cristina Palomo. La producción ha corrido a cargo de Maribel Mesón.

 

Las motivaciones de Manuel Canseco para el montaje de «Realidad»

Individuo y sociedad circundantes son las motivaciones principales que me llevan a acercar esta Realidad, de Galdós, a nuestra realidadactual para, a través de ella, hacer que se refleje nuestra sociedad actual, irrealmente, a la manera de un espejo cóncavo, y poder contemplar cómo somos, a través de la caricatura que el tiempo y las costumbres nos resaltan.

Eso, y el ejercicio teatral de desnudarla de personajes secundarios que puedan entorpecer el ejercicio de comunicación actor-público, es lo que me ha seducido para traerla de nuevo sobre las tablas.

Sinopsis

Augusta joven dama acomodada, casada con Orozco, benefactor a ultranza de cuantas buenas causas (y no tan buenas) se le presentan, ama a Federico, galán maduro venido a menos y vividor inmerso en una falsa y contradictoria moral que acabará llevándolo al suicidio.

En el ambiente de la “alta sociedad” madrileña de la época, el tema del adulterio y sus consecuencias nos permite ver el interior y los sentimientos descarnados y puestos al desnudo ante el espectador de los personajes que forman el triángulo amoroso. Augusta, principio y fin de la situación creada, nos sirve, como motor indirecto de la acción y sus consecuencias, para definir un determinado tipo de mujer. ¡La mujer!, siempre la mujer como protagonista principal de la obra galdosiana. Frente a ella otros dos tipos femeninos curiosos Leonor (La Peri) y Clotildita.

El empalagoso bien de Orozco se enfrenta al cinismo bohemio de Federico Viera, que, a pesar de todo está atrapado, en las convenciones sociales de las que pretende escapar. Su constante diálogo con el público es un juego, en esta versión, en el que actor y personaje interactúan constantemente ayudando al espectador, convertido en cómplice de los personajes, a profundizar desde la ironía y la complicidad, en los pensamientos y sentimientos del alma humana.

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