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Un secreto a voces: ¡Shhh! Risas y enredos en la comedia que guarda más de lo que cuenta

La obra nos invita a adentrarnos en el piso de Sergio y Rocío, una pareja que parece llevar una vida normal. Para celebrar el cumpleaños de Rocío, deciden invitar a unos amigos que resultan ser todo menos comunes. Lo que empieza como una noche serena y cordial pronto se transforma en un caos desbocado. En esta velada, donde las apariencias engañan, un secreto oculto sale a la luz, sacudiendo los cimientos de todos los presentes, incluyendo a los propios actores de la trama. La revelación de este secreto desencadena una serie de eventos imprevisibles, convirtiendo lo que debería haber sido una velada amistosa en un torbellino de emociones y situaciones caóticas y cuyas vidas pueden estar en peligro.

Un Secreto a Voces, dirigida magistralmente por Álvaro Carrero, se revela como un cóctel teatral explosivo, combinando ingeniosamente la comedia de enredos con un trasfondo emocional sorprendente. En su superficie, la obra nos brinda risas y entretenimiento, cumpliendo con creces las expectativas de una comedia de alta calidad. Sin embargo, lo que la distingue es su habilidad para ir más allá de las carcajadas, explorando las complejidades del ser humano en un mundo saturado de información distorsionada. A través de su enfoque ingenioso y diálogos agudos, el libreto nos arrastra a un viaje donde la risa se mezcla con la reflexión. La dualidad entre la antigua noción de secretos y la moderna era de las fake news se convierte en el telón de fondo de una narrativa ingeniosamente tramada. Los personajes, con sus defectos y vulnerabilidades al descubierto, se convierten en un espejo en el que el público puede verse a sí mismo, enfrentándose a dilemas morales y emocionales que resuenan en nuestra realidad digital.

Otro aspecto importante para recomendar esta comedia es cómo las tramas y subtramas se entrelazan con precisión y astucia. El libreto no solo destaca por la ingeniosidad de su narrativa, sino también por su capacidad para mantener una coherencia en su hilo conductor desde el inicio hasta un final brillante y satisfactorio. Aunque el secreto central se desvela en los primeros compases de la representación, la habilidad del equipo creativo para mantener la tensión y el suspense a lo largo de los noventa minutos es verdaderamente notable; y lejos de debilitarse se intensifica, convirtiéndose en una montaña rusa emocional que mantiene a la audiencia al borde de sus asientos hasta el último momento. Por muy lejos que parezca, la acción coincide con la aparición de la primera vacuna COVID, por tanto todos los espectadores vamos a sentirnos identificados con las venturas y desventuras de los personajes; y sus comportamientos estarán más que justificados ¿O ustedes no perdieron un poco la cabeza con el confinamiento?

La dirección de Álvaro Carrero, establece un ambiente teatral que combina a la perfección la distensión con la apariencia de locura y descontrol que nos tiene acostumbrados en sus obras como Se ha escribido un crimen o En ocasiones veo a Umberto, con gran éxito en la cartelera madrileña y en su gira al nivel nacional. A pesar de la frenética actividad y los desenlaces inesperados, la puesta en escena es sorprendentemente coherente y coordinada. Carrero teje magistralmente cada detalle, permitiendo que los personajes se destaquen de manera que el público pueda identificarse fácilmente con ellos. Además, se crean pequeños guiños que hacen que la audiencia se sienta cómplice de lo que sucede en el escenario, como las tazas que aluden a Miguel Ángel Martín o los musicales en el caso de Pablo Puyol. Estos detalles contribuyen a una atmósfera de complicidad con los asistentes, que no pueden evitar mantener los ojos fijos en la trama en constante evolución. Estos elementos, junto con las canciones que se entrelazan con la narrativa, añaden una dimensión adicional de diversión y participación por parte del público.

El elenco deslumbra con su actuación cargada de entrega, vitalidad y desenfreno. Cada miembro se imbuye completamente en sus personajes, infundiendo vida y energía en cada gesto, cada palabra y cada expresión facial. Su desenfreno en escena no solo añade dinamismo a la obra, sino que también eleva la comedia a nuevas alturas, generando momentos de pura hilaridad y empatía. Pablo Puyol brilla con intensidad en el papel de Sergio. Su interpretación, impecable y llena de matices, se funde perfectamente con la personalidad de un personaje disfrutón y socarrón, permitiéndole sumergirse plenamente en la trama y ofrecer al público una experiencia auténtica. Este actor, con innumerables papeles en series televisivas y obras teatrales, combina a la perfección su perfil guasón y distendido con el desconcierto ante lo que se le viene encima. Casi sin despegarse, Virginia Muñoz, como Rocío, comienza con una tranquilidad inusitada que se torna en descontrol a medida que avanzan las escenas. Esta actriz, licenciada en Arte Dramático en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, navega entre la serenidad y la desenfrenada pasión que revela su versatilidad y profundidad, consolidándola como un pilar fundamental en el elenco. Su mejor momento coincide con la hilarante interpretación de los síntomas paranoicos cercanos a la muerte.

Por su parte, Miguel Ángel Martín da vida a Fer, un amigo de Sergio. Este monologuista, quien se hizo viral en las redes con su ‘Diario de confinamiento’ contado en pijama y su taza de café, desata las risas de los presentes, desde su primera aparición, por la exageración en la forma de ser y dar vida a su personaje. Por último, Noemí Ruiz, monologuista y licenciada en Arte Dramático en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, interpreta a María, amiga de Rocío, con una energía y pasión desbordantes. Su personaje está aquejado de inestabilidad mental y lo hace aún más divertido, gracias al uso del humor físico, combinado con una expresividad admirable. Sin lugar a dudas, lo que realmente brilla es la sinergia y complicidad impecables del elenco. La energía fluye de una manera efectiva y tangible entre los actores, creando una dinámica en el escenario que se siente auténtica y genuina.

 

Un secreto a voces es un festín cómico para los sentidos gracias a una inteligente dirección y una actuación divertida y sobresaliente, donde cada secreto revelado y cada carcajada compartida nos recuerdan que, en el teatro, las verdades más profundas a menudo se encuentran entre las risas más estruendosas

 

Dirección: Álvaro Carrero

Reparto: Pablo Puyol, Virginia Muñoz, Noemí Ruiz y Miguel Ángel Martín

 

 

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