Icono del sitio Masescena

La coreógrafa surcoreana Eun-Me Ahn llevó al Teatro Central ‘Nortn Korea Dance’, obra que cuestiona el arte que se hace bajo una dictadura

Con ‘North Korea Dance’, su nuevo espectáculo, Eun-Me Ahn atraviesa la frontera para recoger los fragmentos de una identidad hecha pedazos: es un trabajo que liga a la figura internacionalmente conocida de Choi Seung-Hee (1911-1969), artista coreana que sintetizó la danza tradicional y la moderna importada a Japón desde Occidente; Fue la primera intérprete coreana de gran éxito en los años 30 del siglo XX antes de elegir el Norte cuando se dividió el país: “Su influencia sobre nuestro arte desde los dos lados de la frontera es fundamental y, en gran parte, es la madre de la danza contemporánea de Corea”, precisa Eun-Me Ahn.

Ante la dificultad de desplazarse a Corea del Norte Eun-Me Ahn ha trabajado durante mucho tiempo con vídeos de Internet para elegir unas secuencias específicas de danza: “Yo he elegido fragmentos representativos como desfiles militares, danzas guerreras o con abanicos, gestos viriles y acrobacias virtuosas”, señala la creadora. Ahn se apropia de tales códigos y los colorea a su gusto con escenas minimalistas que exploran las diferencias y  similitudes entre la danza del Norte y la del Sur: “compartimos las mismas raíces y tradiciones, pero con la división la danza ha evolucionado de un modo muy diferente y yo sentía curiosidad por ver cómo se había desarrollado allí en un contexto radicalmente diferente”.

‘North Korea Dance’ tiende un puente al afirmar por encima de todo su fe en el movimiento para unir a los pueblos más allá de cualquier división política. Aunque las diferencias son evidentes, hay también puntos comunes entre la danza del Norte y la del Sur. Todos los ciudadanos esperan la paz entre los dos países. Puede que haya llegado el momento de intentar que se conozcan un poco mejor.

 

Eun-Me Ahn

Eun-Me Ahn (Yeong-ju, Corea del Sur, 1964) llega al mundo de la danza a través de la indumentaria: siendo niña se topó un día con un grupo vestido todo de verde: eran bailarines y decidió seguirlos, pero como no le pagaban las clases se entrenó sola y creó sus propios espectáculos junto con amigos. Siendo estudiante participó en las manifestaciones contra el régimen militar de su país. Completó sus estudios de danza moderna en la famosa Ewha Womans University de Seúl aunque aprendió también las danzas tradicionales.

En los años 90 del siglo XX se muda a Nueva York para realizar un posgrado en Tisch School of the Art y se convierte en bailarina de contemporáneo. En 2001, para su sorpresa, le propusieron dirigir la importante compañía surcoreana Daegu Metropolitan City Dance Company, compuesta por cuarenta y cinco bailarines, a la que atrajo un nuevo público introduciendo colores, humor y felicidad. Fue, además, la primera  coreógrafa coreana que se atrevió a utilizar el desnudo en escena.

Francia descubrió su estilo extravagante en 2013 con ‘Princess Bari’; desde entonces se ha convertido en una invitada habitual del Festival Paris Quartier d’été y del Teatro de la Ville, donde ha presentado una serie de piezas que constituyen una radiografía de la sociedad contemporánea de Corea del Sur. Seguidora y amiga de Pina Bausch, fue coreógrafa de la ceremonia de apertura del Mundial de Fútbol 2002 y de la clausura de la Universiada de 2003 en Daegu.

 

Salir de la versión móvil