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«Juana». Si estuvo loca no le faltaron motivos

Los fantasmas de los que la apartaron injustamente de su destino, aparecen como si de un hechizo se tratara.

 

La obra

El realismo mágico, el mundo de las sombras, los sueños y las enajenaciones, al servicio de una historia real, tan real que aún aturde las conciencias. La alegoría de la princesa encerrada en una torre, que llega hecha realidad más que nunca, para abofetearnos sin miramientos.

Cargada de belleza, y de una estética romántica y delicada, «Juana», es una obra de 80 minutos, en la que una sola actriz basta para darle voz a uno de los acontecimientos más injustos de la Historia de España.

 

Nota de la directora

Para mí esta obra es una oportunidad para salvar a Juana. Salvarla del olvido, de la confusión dentro de la historia o de la opinión social sobre su enfermedad mental. Mucho se ha escrito de ella, y mucho especulado. 

Infinidad de historiadores han determinado que fue víctima de un complot que la humilló y maltrató. Esto desgraciadamente aun nos compete en nuestro tiempo, y este texto es una oportunidad para volver a reivindicar su figura, su valor, y su género. Fue engañada, vejada y apartada de los suyos porque no interesaba que ascendiera al poder. A sabiendas de esto, nunca renegó del amor que sentía por Felipe y por su padre, sus captores. 

Este amor incondicional, de una pureza incalculable convierte a Juana en un ser tremendamente humano y bondadoso, pero sobre todo, resalta su talón de Aquiles, el amor.

Reconocerle ese derecho a amar a pesar de todo,  sin hacerle culpable de lo que le pasó, es nuestro mejor homenaje.

 

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