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Pau Miró escribe y dirige para La Villarroel un texto sobre «la incapacidad de ponernos en el lugar del otro», que protagonizan Julio Manrique y Laura Conejero

 

Un combate político tamizado por el conflicto emocional
Miró quería escribir sobre «el auge de la extrema derecha, pero a medida que iba escribiendo (por que cuando escribes algo una cosa es cómo empiezas y otra dónde acabas) fueron saliendo las grietas de los discursos de la izquierda, llenos de buenas intenciones, pero muy lejos de convertirse en realidad. «De ahí surgió la historia sobre la difícil relación entre un padre, escritor, que consigue un gran éxito publicando una novela sobre el duelo por la muerte prematura de su mujer, y su hijo, un adolescente con altas capacidades que se revuelve contra las convicciones progresistas de su progenitor. Aparecen también su editora y la psicóloga a la que debe acudir el hijo y temas como la relación entre realidad y ficción y la lucha por el dominio del discurso. «En el fondo de lo que quería hablar es de la incapacidad para ponerse en el lugar del otro. Construir un relato sirve para caricaturizar al otro. Perdemos la capacidad de acercarnos al otro. El hijo adolescente no digiere que el padre haya utilizado el luto por su madre y mercadear con ello. La manera que tiene este hijo que tiene altas capacidades de volverse contra el padre es coquetear con el discurso ultra conservador, ultra liberalista. «Para Pau Miró, en Una historia real hay un combate político tamizado por el conflicto emocional. Al final, esto va de dos personas que necesitan encontrarse y abrazarse. La Editora también participa de este proceso, intenta ponerse en el lugar del otro. «En cuanto al personaje de la psicóloga representa la realidad, hace un reproche a los que se dedican a la ficción por la poca empatía real que tienen por la vida y las dificultades del otro».

Julio Manrique, quien da vida al escritor, dice que la obra habla «de una realidad compleja a la que nos enfrentamos cada día», la contradicción entre las buenas intenciones y los discursos progresistas y el egoísmo personal, y que «nuestros hijos ven y aprenden más de las cosas que hacemos y de las que no somos conscientes de que lo que decimos «y que la obra» plantea una idea provocadora sobre el egoísmo: el hijo convierte ese egoísmo que encuentra en los demás en ideología: priorizar el beneficio individual sobre el colectivo».

Laura Conejero, que interpreta a la editora del escritor, «como toda editora está preocupada por encima de todo porque el libro triunfe» también ha insistido en que la obra plantea como «las ideas que podemos tener son unas y luego nuestras acciones son otras, las ideas son bonitas pero luego ser coherentes es muy complicado y los hijos son esponjas».

Mireia Aixalà interpreta a una psicóloga social, «personaje del que no se puede hablar mucho para no desvelar la trama», pero que representa «la realidad, una visión externa sobre la incapacidad que tenemos los que nos dedicamos a la ficción para conectar con la realidad de los otros» dijo en Pau Miró.

Nil Cardoner, el joven actor que interpreta el papel del hijo sólo se ha mostrado agradecido de participar en el proyecto y muy feliz de «ser el canal para contar esta historia».

Una historia real que se podrá ver en La Villarroel del 26 de octubre al 29 de diciembre de 2019. Coincidiendo con este espectáculo, en el vestíbulo de La Villarroel se puede ver la exposición de pinturas y grabados «Deshacer la pierna» del artista Sara García Pérez.

 

Sinopsis
Un adolescente que se siente desamparado e incomprendido. Un padre absorbido por su profesión. Un duelo para gestionar. Una novela pendiente de ser publicada. Una butaca destartalada, llena de recuerdos, en medio del comedor. Un secreto que puede acabar con todo. Y en el exterior, el mundo no parece ir mejor: el discurso del miedo coge fuerza, las grietas del pensamiento progresista son cada vez mayores, el individualismo feroz impera. La clave es la supervivencia.

 

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