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«Harakiri» pasa por el Teatro Condal de Barcelona

El director artístico del Teatro Condal, Daniel Anglès, quiso dar la enhorabuena a la compañía por atreverse a dar el salto a un teatro como el Condal ya que, normalmente, proyectos como Harakiri suelen hacer temporadas muy cortas o ser programados sólo en teatros más pequeños.

Referente al espectáculo, Ariadna Peya explicó que la obra habla sobre el suicidio mediante una mezcla de lenguajes escénicos (danza, música y circo) por parte de los ocho intérpretes de la compañía. Quiso destacar el texto de María Velasco, en el que es su tercera colaboración juntas.

También quiso destacar el compromiso de la compañía con las personas sordas, ya que, en sus espectáculos, Las impuxibles usan herramientas de accesibilidad, como lo que ellas llaman «visualizaciones musicales», un programa que traduce en imágenes en una pantalla que evoca la música.

Clara Peya habló de la metodología que sigue la compañía, las Impuxibles, a la hora de enfrentarse a un proyecto: «trabajamos en temas que creemos que deben visibilizarse, en los que hay que ponerlo luz, informándonos primero con asesoras de contenidos, buscando toda la información posible, en este caso, hemos contado con psiquiatras, antropólogos, sociólogos… y, así, poco a poco, vamos tejiendo también lo que nosotros pensamos.

 

Un tema tabú

“Hemos decidido hablar del suicidio –continuó Peya- precisamente, porque no es fácil hablar de ello. Se habla poco y mal. Por eso es necesario ponerlo sobre el escenario. El arte es una herramienta de transformación, porque, más que desde la razón, llega a través de la emoción. Es la verdadera magia del texto que pasa por encima de la razón”.

La compositora e intérprete recalcó que Harakiri es una forma de hablar de la muerte a través de la vida, de la ausencia a través de la presencia.

“Así no sólo hablamos de la gente que se ha ido, sino también de la que se queda y de cómo esa gente debe pasar el duelo.”

Según el artista, un duelo por suicidio es diferente al que se experimenta por una pérdida normal. “Parece que si hablas del suicidio, estás incitando al suicidio cuando, en realidad, pretendemos todo lo contrario. Tratamos el tema con cuidado, desde la luz, hablamos del suicidio desde el amor por la vida. Antes de salir al escenario, nos abrazamos y decimos: estamos vivas. Éste es el auténtico lema del espectáculo”.

Siguiendo la misma línea de pensamiento, Montse Esteve, que interpreta a la madre que se suicida, quiso precisar que el espectáculo no emite juicio alguno sobre el suicidio sino que permite abrir puertas para que cada uno viva la experiencia a su manera.

“Entre nosotros – explicó la actriz – impera una muy buena relación porque, desde el principio nos hemos tratado con mucho cuidado, cuidándonos entre nosotros, consolándonos…”

Pau Vinyals, que interpreta al hijo de Montse, reiteró que se trata de un tema complicado que puede generar cierto rechazo porque, desde un punto de vista social, se nos ha inculcado que la muerte es un aspecto sobre el que no deberíamos poder decidir. “Sin embargo – confesó Vinyals – Las personas que han pasado por una experiencia así viven el espectáculo sintiéndose acompañados, desde un lugar de placer, incluso, de catarsis, un lugar desde el que emocionarse y estar conectado desde lo más profundo que es la piel”.

Para Vinyals, Harakiri es necesario porque ofrece una gran lección de vida.

“El hijo vive la muerte de su madre a través de lo que significa para él, de cómo debiéndose poner en su sitio, pasando por sus vivencias le ayuda a entenderla mejor. Confrontar el dolor de la pérdida le permite poder vivir de forma más feliz. Después de todo, si no se afronta el dolor, el sufrimiento, no se puede vivir de forma plena.”

Harakiri se representará a partir del jueves 18 de mayo de 2023 en el Teatre Condal.

 

Sinopsis

Harakiri quiere librar de tabúes y estigmas todo lo que rodea al suicidio y cederle espacio y escucha. El espectáculo pone en común las preguntas generadas por el duelo, a través de la presencia de una madre que se explica a sí misma después de su muerte.

¿Es posible que una madre nos enseñe más muerta que viva?

¿Es posible que el suicidio de alguien nos haga más libres?

 

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