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Año VIIINúmero 372
03 OCTUBRE 2024

Puro frenesí: Entre humor, erotismo nostalgia y reflexión en el escenario de ´La Pasiones´

Imagen promocional de 'Puro Frenesi'
Imagen promocional de 'Puro Frenesi'
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Con una puesta en escena vibrante y dos protagonistas que logran una química explosiva, "Puro Frenesí" es una obra que no solo nos hace reír, sino también reflexionar sobre la naturaleza del espectáculo y los caminos que llevan a la gloria. Un homenaje sentido y divertido al cabaré madrileño de los noventa, imprescindible para quienes buscan un teatro lleno de vida y energía.

En una época tan efervescente como el Madrid de los noventa, donde el teatro, el cabaré y la vida nocturna se entrelazaban en una vibrante sinfonía de luces, deseos y desenfrenos, surge «Puro Frenesí», una obra que nos transporta a ´La Pasiones´, una de las salas más icónicas de aquel entonces. Bajo la dirección maestra de una puesta en escena que combina erotismo, humor y teatralidad en dosis justas, esta obra nos sumerge en un vaivén de emociones que, en su aparente ligereza, logra una reflexión más profunda sobre la vida en el escenario y detrás de él.

La trama nos presenta a la irreverente y magnética Chonchi Star (María Córdoba), quien cada noche cautiva al público con sus provocadores números llenos de humor y sensualidad. Sin embargo, todo cambia cuando su compañero habitual no se presenta. A pocos minutos de salir al escenario y con la desesperación a flor de piel, Chonchi recibe una inesperada ayuda: Antonio, un joven recién llegado de un pequeño pueblo sin experiencia en el mundo del espectáculo, pero con grandes «atributos». Aunque reticente al principio, Chonchi descubre en Antonio (Adrián Reyes) un talento innato y juntos forman un explosivo dúo artístico, Puro Frenesí, capaces de conquistar el escenario cada noche con su mezcla de comedia, erotismo y teatro. Lo que comienza como una solución improvisada, se convierte en una colaboración que desafía las expectativas y electrifica la noche madrileña.

El principal reto de Paco Rodríguez, al frente del libreto, es equilibrar la sensualidad del cabaré con la comedia ágil, en un contexto como el de los años noventa en Madrid, donde el exceso, el libertinaje y la noche se entrelazaban con el espectáculo. Gracias a su experiencia en textos como “Una vida perfecta”, “La regla del tres” o “Guionízame” brilla por su capacidad de capturar esa energía desenfrenada y convertirla en una pieza teatral entretenida, cargada de ritmo, humor y un subtexto emocional pensado para sorprender bajo la apariencia de ligereza. Como puede observarse en la sinopsis, el argumento se convierte rápidamente en una comedia de situación clásica, en la que la improvisación y el caos desencadenan momentos de tensión cómica. La inclusión del joven Antonio, un personaje sin experiencia escénica, crea el conflicto central y da pie a la evolución dramática de la obra.

El ritmo del libreto es frenético, en línea con el título de la obra. Los diálogos rápidos, las situaciones sin respiro y el desarrollo de los números escénicos desbordan una energía constante. Cada escena parece diseñada para mantener la atención del espectador, con una sucesión bien medida de momentos de comedia física, diálogos rápidos y silencios tensos para vislumbrar la emocionalidad de los personajes. El tercer acto, que podría haber sido un simple desenlace predecible, ofrece una resolución que, aun esperada, resulta satisfactoria. El libreto cierra con una nota de celebración, tanto del éxito escénico como de la conexión emocional entre los personajes.

El cabaré, por naturaleza, es un género oscilante entre la provocación y la comedia, y Paco Rodríguez lo sabe manejar con precisión en este libreto. El humor es constante, pero lo más destacable es cómo se dosifica. Hay una tendencia hacia el humor físico y las situaciones cómicas derivadas del malentendido o la sorpresa, lo que recuerda a la comedia de vodevil, pero también hay espacio para un humor más sofisticado, con diálogos cargados de ironía y referencias a la cultura del espectáculo. Uno de los aspectos más arriesgados del libreto es su manejo del erotismo, al no resultar explícito, pero sí estar presente en toda la obra. Las menciones a los «atributos» de Antonio o la insinuación sexual están tratadas con ingenio, para evitar caer en lo vulgar. El también profesor y cofundador de Laindalo Creaciones entiende que la verdadera provocación del cabaré reside más en la sugestión que en la exposición directa, y eso se refleja en cada línea del texto. Este juego constante entre lo dicho y lo insinuado mantiene la atención del público, cómplice de lo ocurrido en el escenario. En este punto, también quiero felicitar a Rodríguez por apostar por la desnudez humana en algunos instantes, aspecto aparentemente intrascendente en otras artes como el cine, pero que sigue generando reticencia en el teatro.

La reflexión de «Puro Frenesí» sobre el mundo del espectáculo es uno de los aspectos más ricos y profundos del libreto. Bajo la superficie de una comedia ligera y un cabaré desenfrenado, la obra plantea una serie de preguntas sobre la vida de los artistas de estas salas, sus miedos, frustraciones y cómo se valora (o devalúa) su trabajo en comparación con otros sectores más convencionales. El show erótico, tal y como se retrata en escena, es un mundo donde la exposición física y emocional es constante. Los artistas no solo muestran sus cuerpos, sino también partes de su vida personal y emocional, y ese nivel de vulnerabilidad puede ser devastador cuando no se siente reconocido o valorado. La obra también defiende el trabajo en espectáculos de variedades como una profesión legítima que exige talento, dedicación y esfuerzo. A través de Chonchi, se reivindica la dignidad de los artistas de este mundo, demostrando que, pese a los prejuicios sociales, su labor es tan valiosa como cualquier otra. El texto confronta la hipocresía de una sociedad que disfruta de ellos, pero desvaloriza a quienes lo hacen posible, destacando el orgullo y el respeto de Chonchi por su trabajo.

Paco Rodríguez se desdobla de su faceta de dramaturgo y asume la dirección de la obra con el mismo ritmo frenético que su libreto. El tono cabaretero también está bien cuidado. Desde la escenografía hasta los movimientos coreográficos, crea un ambiente al estilo tradicional sin dejar de lado la frescura necesaria para conectar con el público contemporáneo. El uso del espacio escénico es dinámico, permitiendo a los actores interactuar no solo entre ellos, sino también con los objetos y el entorno, reforzando el carácter vivaz del espectáculo. El eje central es, sin duda, la relación entre Chonchi Star y Antonio, un dúo artístico inusual pero efectivo. Lo más interesante de la «extraña pareja» es cómo Paco Rodríguez maneja la tensión y el contraste entre ambos, que impulsa tanto el humor como la emotividad de la obra. Su relación no solo es una comedia de oposiciones, sino un proceso de aprendizaje mutuo: Antonio descubre los secretos del espectáculo y Chonchi recupera la frescura perdida. La dirección refleja su evolución en los diálogos, movimientos y gestos, mostrando cómo, al principio, están distantes física y emocionalmente, pero progresivamente se acercan y se complementan en escena, consolidando su química y complicidad.

María Córdoba como Chonchi Star despliega una actuación magnética y llena de matices, dominando el escenario con una presencia imponente. Con un gran control sobre el humor y la provocación, la también cantante y guionista basauritarra interpreta a la diva con una mezcla perfecta de seguridad, ironía y vulnerabilidad. Su capacidad para alternar entre la chispa cómica y los momentos más emocionales revela una profundidad en su personaje que va más allá de la estrella del cabaré, mostrando a una mujer con miedos y frustraciones ocultas tras su fachada de control absoluto. Cada gesto y mirada de Córdoba –ganadora del Premio Azarte 2023 por su comedia “Pésame mucho’– aporta fuerza y carisma, manteniendo al público cautivado en todo momento. En definitiva, canta, baila, divierte y entretiene con una energía y habilidad excepcionales.

Por su parte, Adrián Reyes, en el papel de Antonio, aporta una frescura encantadora a la obra y es el contrapunto perfecto a su compañera. Su interpretación del joven inexperto que llega a la sala sin saber a qué se enfrenta es divertida y genuina. Este actor, formado en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, logra equilibrar la torpeza inicial de su personaje con una evolución clara conforme pasan los minutos, sin ridiculizarlo, mostrando una creciente confianza tanto en el escenario como en su interacción con Chonchi. Su química con Córdoba es palpable y juntos construyen una dinámica natural y entrañable. Con una gran habilidad para el humor físico y los momentos más tiernos, Reyes consigue que Antonio evolucione de forma creíble sin perder su esencia.

«Puro Frenesí» es, en definitiva, un viaje lleno de humor, sensualidad y teatro en estado puro. La combinación entre lo erótico y lo cómico funciona a la perfección, y el carisma de sus protagonistas asegura que el público quede cautivado desde el primer minuto. El espectáculo ofrece una celebración a la vida nocturna de Madrid, recordándonos aquellos años de desenfreno donde la risa y el deseo caminaban de la mano.

Autor y director: Paco Rodríguez

Productor: Álvaro Blanco

Reparto: María Córdoba y Adrián Reyes

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