Masescena - Pablo Rosal, Malena Alterio y Luis Bermejo recuperan la palabra sobre el escenario

AÑO VII  Número 344

19 MARZO 2024
PABLO ROSAL ESCRIBE Y DIRIGE A MALENA ALTERIO Y LUIS BERMEJO EN LOS QUE HABLAN

Pablo Rosal, Malena Alterio y Luis Bermejo recuperan la palabra sobre el escenario

Dos personajes entran en el escenario para hablar el uno con el otro. Son Malena Alterio y Luis Bermejo. Dos actores de extraordinaria vis cómica que ponen su voz y su cuerpo al servicio del texto y la dirección de Pablo Rosal para explorar lo que queda del poder comunicativo del habla humana.

Una producción del Teatro del Barrio en colaboración con La Abadía, del 22 de octubre al 8 de noviembre

Los que hablan es un “ejercicio dialogístico” que aspira a reencontrar, borradas todas las pistas, la experiencia del personaje originario del escenario, la experiencia animal del primera hablante dentro de este cuerpo tan hablado. Presentar ante el espectador seres pre-culturales, siempre frágiles, en la cuerda floja, nunca acabado, antes de conseguir ser alguien.

Los que hablan es una propuesta teatral poco convencional que en su extrema sencillez y universalidad quiere abrazar a todo tipo de público. De hecho, en los cimientos mismos de la obra está el buscar un lenguaje muy común y reconocible que reúna a los espectadores en una reflexión primaria sobre algo tan asumido e intrínseco como es el hablar. No perteneciendo a ningún género concreto, mas cargado de referentes tales como Beckett, Ionesco, Mihura y demás, podríamos decir que lo más aproximado es que se trata de un acontecimiento íntimo. De una experiencia cómica que desea dulcemente vaciar y limpiar, aligerar el excesivo peso mental y psicológico que nos aturde.

Se trata, ante todo, de un ejercicio a plena vista, un juego esencial, un recordatorio de la flexibilidad mental y vital de la infancia que siempre habita en nosotros. Son payasos que ponen en duda lo que asumimos con demasiada facilidad. Nos ofrecen la posibilidad de repensar el mundo desde una base insegura, inestable, nueva. Esto remite a un valor social primigenio del teatro: desmantelar el mundo para poder ver sus funcionamientos demasiado automatizados.

Oteando el panorama social de nuestro tiempo y analizando las respuestas que ofrece la cultura, se puede fácilmente deducir que andamos demasiado inmersos en la actualidad: sin apenas metáforas ni espacio interno, la realidad se ha tornado un tejido atomizado de opiniones, ideologías refritas y pequeñas voluntades caprichosas, poco poroso e invulnerable. Demasiado explicada está la cultura, ya prevista. Vivimos avasallados por la Actualidad, que ocupa y rellena nuestros días, que tensa nuestra sensibilidad: es ella la que nos hace pensar y la que nos premia. Su discurso ha suplantado nuestra inteligencia y nos retiene en su polémica y confrontación, en sus mundanales leyes y condenas. En estas coordenadas quiere Los que hablan ser un remanso de silencio, palabra y escucha al margen de las corrientes habituales de consumo cultural de la actualidad, lleno de duda, vacío y entusiasmo; pero en ningún caso es un gesto excluyente, antes bien, es una celebración que abraza primitivamente lo que significa convocar a la comunidad ante un escenario. Se pretende trabajar el músculo previo a la actualidad: trabajar la sensibilidad para que nos dé nuevas herramientas para enfocar la vida en común. Una obra que nos confiese y convoque a todos en la preciosa duda.

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