Masescena - «La vida es sueño», de Teatro del Temple, se presenta el 30 de enero en el Teatro Romea de Murcia. Continúa así su exitosa gira

AÑO VII  Número 345

28 MARZO 2024
TEATRO ROMEA DÍA 30 DE ENERO A LAS 21:00 HORAS

«La vida es sueño», de Teatro del Temple, se presenta el 30 de enero en el Teatro Romea de Murcia. Continúa así su exitosa gira

Esta actuación se une a la extensa gira (99 representaciones) que el espectaculo lleva realizando desde su estreno en el Teatro Principal de Zaragoza en 2017 y después de haber hecho una temporada de tres semanas en el Teatro Bellas Artes de Madrid y haber estado también en los Festivales de Almagro, Cáceres, Olmedo, Olite, Castillo de Niebla, Puerta al Mediterráneo y también en el Festival Don Quijote de París con el teatro lleno y una gran acogida refrendada por la mención del Premio del Público.
 
«La vida es sueño», en versión de Teatro del Temple, busca combinar el respeto de la esencia y la letra del original con una novedosa resituación escénica. Creemos que la joya literaria que es debe ser trasformada para convertirse en la materia escénica que va a ser. Por eso hemos intervenido en el texto levemente reduciendo algunos pasajes demasiado narrativos para favorecer el ritmo dramático, también actualizando algunas formas verbales y clarificando desde una óptica contemporánea pero atemporal algunas metáforas.

La idea es facilitar la materia prima del actor, para que, respetando la dicción del verso, exprese su contemporaneidad y llegue nítido al espectador de hoy haciendo del clásico, como ocurre con los auténticos clásicos, una propuesta actual.

La vida es sueño es verso, es ritmo, es expresión existencial, denuncia frente al poder cruel, reflexión vital. Todo ello podemos encontrarlo aquí y ahora en lenguajes estéticos y musicales de cultura urbana. La Polonia que aparece en la obra es un mundo opresivo, cerrado, claustrofóbico al que vemos un paralelismo en determinados ámbitos contemporáneos urbanos, con sus propias leyes internas, donde la violencia se expresa en reglas de poder estrictas. Los siete actores, que están permanentemente en escena, van a crear ese mundo casi penitenciario, donde la pertenencia o no al grupo marca la posibilidad misma de la existencia.

Cuentan para ello con un músico en escena que crea un sugerente ambiente sonoro lleno de ritmos y sonidos evocadores y con una estética en la escenografía, el vestuario y la luz que busca los claroscuros, las capuchas que cubren o descubren, los objetos multifuncionales que junto con los actores construyen cárceles o palacios, masas en movimiento o angustiosos espacios vacíos.