¿Cómo definiría la nueva coreografía que ha creado para IT Dansa? ¿Qué transmitirá?
Es una pieza creada especialmente para IT Dansa a petición de su directora artística, Catherine Allard. El encargo era hacer una coreografía que fuera el inicio de un espectáculo y que fuera positiva. Cuando empecé a plantearme pensé en las diferencias entre la generación de los bailarines de la compañía, que son muy jóvenes, y los de mi generación, 1978. Y me di cuenta de cómo ha evolucionado el concepto de amor. Donde nací, un pueblo muy pequeño de Alicante, sólo había una manera de amar. En cambio, ahora, a la gente joven no le importa a quien ames ni cómo lo hagas. Hay una verdadera libertad de elegir en el amor y también en cuanto a la forma de vestir, de peinarse… Ellos deciden cómo quieren amar y cómo quieren que los demás los vean. En este sentido la coreografía, que provisionalmente se llama «Love parade», es un tributo a la libertad del amor. Es una pieza simpática que será como un desfile de posibilidades. Presentaremos diferentes relaciones y al final desfilarán todos los personajes. Jugaremos con la idea del amor, aunque la pieza también reflejará la incertidumbre del futuro de los jóvenes. Habrá también unos textos breves de Xavi Puxades, director de teatro valenciano, y quizá también alguien cantará o hablará.
Creo que tendrá una música muy especial. Cuéntenos
La música elegida es la que se llama easy listening, que tiene ese punto glamuroso y con clase de los 60 pero que también empieza a incorporar los bits de los 80. Tiene incluso un poco de música electrónica minimalista. Es un sonido trans muy especial que te hace estar como en estado de tránsito, que te produce una sensación hipnótica. Es una música que te envuelve, te emociona pero no te desborda. Y teniendo en cuenta que la coreografía puede tener el papel de ser inicio de función, es una música que te da ganas de ver más.
Esta es la cuarta vez que viene a trabajar con IT Dansa. ¿Qué es lo que le hace repetir?
Soy una persona leal y siempre recuerdo quién me ha dado oportunidades y me ha ayudado. Para mí estar aquí es hacer doblete porque amo el Institut del Teatre y amo el Conservatorio Profesional de Danza, donde me formé. El Institut me dio las herramientas suficientes para desarrollarme durante el resto de mi carrera. Y por otra parte, con respecto a IT Dansa, cuando empecé a coreografiar, Catherine Allard me dio la oportunidad de hacerlo con ellos, y seguramente aquella colaboración puso mi nombre en la cabeza de mucha gente que no me conocía. Cuando vengo aquí me siento como en casa y tengo la necesidad de aportar mi granito de arena porque a mí me ayudaron mucho.
¿Cómo ha visto a los bailarines de IT Dansa durante estos días de trabajo en que los ha enseñado la pieza?
Muy bien, como siempre que vengo. Yo que trabajo con diferentes compañías jóvenes de toda Europa, tengo que decir que en IT Dansa percibo que hay un buen método y una excelente ética de trabajo que facilita mucho las cosas y permite aprovechar mucho más el tiempo. Se notan las ganas de trabajar y de bailar. Además, los bailarines están en su mejor momento para un coreógrafo porque tienen mucha capacidad de aprender y se lo comen todo. Esto es todo un gusto.
¿Cómo recuerda su paso por el Conservatorio Profesional de Danza?
Para mí fueron unos años súper intensos, los tres años más intensos de mi vida. De aquellas épocas que volvería a repetir. Hice los cursos de quinto, sexto y séptimo. Venía de una escuela privada, sabía bailar, pero no sabía nada de técnica. Y en tres años me hicieron un profesional. Fue graduarme y conseguir mi primer contrato. Para mí fue un cambio muy grande venir a estudiar aquí porque podía bailar cada día en aulas grandes, con pianista, tenía muchos profesores y, además, estaba rodeado de otros compañeros que querían lo mismo que yo.
¿Llegó a imaginarse que nunca conseguiría lo que ha obtenido cuando estudiaba danza?
¡Para nada! Cuando de pequeño iba a la escuela de danza, mi máxima aspiración era ser como mi profesora Joset. Quería dar clases como ella, crear los festivales de la academia… Y sin darme cuenta llegué al Conservatorio Profesional de Danza del Institut, en Barcelona, y entonces descubrí que lo que quería era ser profesor de allí y coreografiar los talleres de los alumnos. Después me enteré que había compañías de danza, que te pagaban si entrabas en alguna, que había que ir a bailar a Europa… Lo cierto es que fui creándome nuevas aspiraciones a medida que me iba enterando de lo que existía. Pero de pequeño no me lo podía imaginar porque ni siquiera sabía que había unos estudios para ser coreógrafo.
¿Qué recomendaría a los jóvenes que se están formando para ser bailarines profesionales?
Les diría que todas las personas que he conocido hasta ahora y que tenían verdadera pasión por la danza, han conseguido de alguna manera lo que querían. O sea que si pones pasión, no sólo trabajo, se puede conseguir. El recorrido no es fácil y si no tienes esa pasión, se convertirá en un sobreesfuerzo. Es verdad que a veces puede resultar cansado pero superar cada escalón del recorrido será todo un placer.
Con la situación actual de pandemia, ¿como ve el futuro de la danza?
El futuro de la danza es el mismo. La danza debe hacerse sin mascarilla, con contacto y debe enseñarse en el aula o bien representarse en un escenario para poder disfrutar en vivo. El audiovisual es un buen añadido tanto en el ámbito de la enseñanza como en el propio espectáculo de danza, pero la danza es hand craft, está y estará siempre hecha a mano. La situación actual es una transición que tenemos que pasar para volver después a la normalidad. No puedo entender la danza de ninguna otra forma.
SUSCRÍBETE AL BOLETÍN
Mantente informado en todo momento dándote de alta en la Newsletter de Masescena. Déjanos tu mail y todas las semanas recibirás en tu correo electrónico la actualidad de las artes escénicas dentro y fuera de nuestro país. 
